Aquel chico de pelo rubio platinado había sido abandonado en ese hermoso altar de color blanco junto con el hermoso vestido hecho a mano por su difunda madre.
Samuel y ruben estaban durmiendo juntos, habían decidido compartir cama ya que llevaban mucho tiempo discutiendo de quien iba a dormir en el sofá, y ninguno iba a permitir que el otro durmiera ahí otra vez.
Ruben estaba abrazando a samuel y de paso tenia su pierna al rededor de la cadera del otro.
Vegetta parecía estar gustoso de la compañía del menor, tenia una leve sonrisa marcada en su rostro al dormir.
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Ruben fue el primero en despertar, abrió sus ojos con delicadeza sintiendo una flojera invadir su cuerpo, aun no se quería mover, era muy temprano, o eso pensaba el al ver el sol el cual parecía como si recién despertara, apresurandose a tomar su lugar como todos los días.
Miro la cara del alfa el cual parecía abrazarlo, movió su brazo con cuidado acariciando la cara de este, jamas había pensado en encontrar a su destinado, o por lo menos que tuviera uno.
El estaba seguro de que su destinado podía ser mangel, pero su lobo se lo negó varias veces diciendo que su destinado estaba cerca, muy cerca, y que algún día lo iban a conocer.
Destinados por la luna madre, quien lo diría.
La luna madre era una loquilla.
Evito soltar una risita al pensar en eso y sonrió al ver que el alfa se removía en su lugar.
- soy hermoso, no? -dijo el alfa haciendo que el omega pegara un salto por el comentario de este sin previo aviso.
- hermosisimo chaval. -dijo el lobo de ruben embobado.
Ruben avergonzado solo dirigió su cabeza hacia otro lado desviando la mirada mientras evitaba reír.
- eres lindo, pero evidentemente yo mas. -dijo ruben volviendo a mirar al alfa el cual tenia sus ojos color amatista abiertos.
Ambos comenzaron a reír a carcajadas para después mirarse, samuel se levanto de la cama junto a ruben, bueno, ruben se levanto minutos después por que la flojera le ganaba.
Samuel había dejado sólo a ruben mientras iba a comprar un poco de chocolate en polvo ya que sabia que a ruben le gustaba mientras que ruben ponía agua a hervir.
El peliblanco acaricio a la minina que estaba a su lado, parecía que esta a pesar de conocerlo hace muy poco le había agarrado cariño.
Por esa razón amaba a los gatos, por su amor incondicional a sus dueños, aunque habían varios gatos que demostraban indiferencia a sus dueños pero sabían que en el fondo los querían.
Camino por la casa y miro algunos cuadros donde salia samuel con su hermano y sus padres.
Se veían tan felices que a ruben le dio un pequeño revoltijo de sentimientos.
