14. Aquí no rompemos sueños

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No quiero levantarme.

Quiero detenerme aquí, en la cama, esconderme del mundo hasta que él vuelva y me encuentre, hasta que me despierte como lo ha hecho todos los días, con las caricias en mi cabello sin dejar de abrazarme. Pero le había dicho que intentaría divertirme, lo había prometido... tenía que salir de la cama.

Me levanté, me puse unos pantalones negros y una camiseta del mismo color con letras rojas «stay strong» decía. Parecía adecuado. Cuando abrí la puerta vi a Len que iba medio dormida y era jalada por Themis, era extraño lo distinta que lucía mientras la llevaba su hermano, el día anterior había sido amable pero estricta mientras me enseñaba, aunque me había sonreído cuando había entendido lo que explicó. Atlas me miró sonriente, él y su hermano sonreían muchísimo.

―Iba a pasar a despertarte si no estabas listo, vamos a comer.

El desayuno fue distinto sin Rhea.

―Carter dijo que estaba bien, que había llegado sin problemas y ayer fueron al estudio de música ―el desayuno terminaba y Jae y los demás ayudaban a retirar las cosas de la mesa.

―Quisiera que nos hubiera llamado él, o escrito ―cuando Arny dijo eso me sorprendí, pensé que Rhea habría hablado con sus padres, pero al parecer solo me había escrito a mí. Me hacía sentir especial, él era increíble, con solo un mensaje era capaz de cambiar todo mi ánimo y lograr que mi corazón palpite con la necesidad de su nombre. Aun si todos aquí son amables conmigo y me tratan bien, no es lo mismo que cuando estamos juntos, quería volver a la cama y solo pensar en él, pero lo había prometido, que lo intentaría, me lo repetiré cuántas veces sea necesario en la cabeza. Así que ayudo a secar los platos que Arny lava junto a Atlas que va guardando conmigo y diciéndome donde va todo.

―En un rato vendrá Zafiro ―Jae me miró con calma―, tendrá los resultados de tus exámenes ―antes de que Rhea se marchara habíamos ido al médico y me habían hecho varias cosas, me habían sacado sangre y muestras de orina y cosas que no entendí del todo. Rhea se había mantenido a mi lado durante todo aquello, era extraño pensar que vería a otro médico sin que él estuviese conmigo, pero Jae se acercó a mí y me acarició el cabello con una naturalidad desconocida. Tal como he estado haciendo, retuve el impulso de alejarme de su mano, mi instinto natural era escapar de cualquier mano adulta que se acercara a mí, porque sus intenciones nunca eran buenas, sin embargo, aguantaba, contenía mi impulso de saltar hacia atrás cuando se trataba de él―. No pasa nada, escucharemos lo que tiene que decir.

Me encontré a mí mismo sentado en el sofá con Arny y Jae cada uno a mi lado y la médico en el sofá de enfrente, Zafiro era una mujer mayor, humana, casada con uno de los ancianos del clan, la madre de la líder del clan, para ser exactos. Se notaba en sus ojos, eran verdes como los de Dalia. La forma de su rostro igual se parecía, aunque ella era blanca, me había saludado con amabilidad, lo que seguía siendo chocante, me hacía sentir como si estuviera en alguna clase de mundo paralelo donde todos los adultos habían sido reemplazados por seres falsos que mostraban sonrisas que yo desconocía... y el único real era Rhea. Len, Atlas y Themis la habían saludado antes de que Jae y Arny les pidieran dejarnos solos para más privacidad.

―Tú puedes decidir luego si quieres que ellos sepan lo que escuchamos ―había dicho. Era extraño que alguien se preocupara tanto por cómo me sentiría o lo que pensaría.

―Está bien, empecemos con lo difícil para terminar con lo bueno ―Jae tomó mi mano, lucía preocupado y Arny apretó los labios, ella miró unos papeles y luego a nosotros―. Creo que lo esperábamos, pero Min-Jun tiene un grado importante de desnutrición ―me miré ¿desnutrición? Pero si siempre había comido, incluso tenía músculos―, sé que puede no parecerte así, Min-Jun, porque te ves bien, pero tu alimentación no fue balanceada, tu hígado no está en condiciones óptimas para la edad que tienes, consumir solo carne como lo estabas haciendo puede causar problemas hepáticos, tus riñones por suerte se ven bien en los exámenes, pero también está lo de tus huesos ―no creía estar enfermo, nada me dolía, pero podía sentir a Jae y Arny, ambos tensarse, Arny con rabia y Jae con preocupación―, si no fueses un lobo, los huesos que te has roto en el pasado no habrían sanado tan bien y de seguro habrían sido más, por falta de calcio, pero esa es la buena noticia, no hay nada irreversible, consulté con un traumatólogo y me dijo que tus heridas se veían bien curadas, tus huesos no tienen desgaste, en las imágenes tomadas no se ve una descalcificación real, aunque no podemos descartarlo ―no entendía del todo lo que estaba diciendo―, sí tiene las vacunas correspondientes, eso es bueno ―sonrió hacia Jae, tal vez porque se veía de pronto demasiado triste―. La buena noticia es que Min-Jun es joven, no hay daños permanentes y es un lobo, ustedes sanan más rápido que humanos comunes, se recuperan más rápido también. Creo que con una dieta balanceada y algunos suplementos se encontrará mucho mejor.

En mi oasis siempre hay Luna llena (Spin-off. Fauces II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora