Paternidad -Mo dao zu Shi

Capítulo 11° -La primera experiencia

Todos los presentes trataron de entender lo recién dicho, ¿simples cadáveres caminantes que se volvían cadáveres feroces?, ¿era eso simplemente posible?

-¿Cuántos de ellos hay en el pueblo? –Pregunto Lan Wangji.

-Contamos treinta, acabamos con cinco esa noche –Aunque estuviera perdiendo cara al explicar que no pudieron acabar con más cadáveres, en este momento el perder cara era un tema que podía ser apartado.

-¿Hay algo más que pudieras haber visto en aquellos cadáveres? –

-Sus ojos, cuando estamos alejados son blancos, como normalmente debería de ser, pero cada que nos acercábamos sus ojos se volvían negros y comenzaban a llorar un extraño liquido ennegrecido.

Wei Ying trataba de pensar, quizás pudiera recordar algún caso parecido, pero ni en su primera ni segunda vida conoció a este tipo de cadáveres.

-El pueblo ya fue vaciado hoy en la mañana, mientras más rápido nos encarguemos mejor –Todos asintieron ante lo dicho por Jiang Cheng.

Y así se hizo, Jin Ling comento que los cadáveres solo aparecían en la noche, así que esperaron hasta que el sol se escondiera, todos se preparaban para lo inimaginable, solo conocían algunas cosas sobre su enemigo, así que llevaron todo lo que sintieron necesario.

-A-Ling no te duermas tarde, ¿de acuerdo? –Wei Ying se arrodillo para quedar a su altura- No sabemos cuánto tardaremos, así que no hagas sufrir a las jóvenes señoritas que cuidaran de ti.

Mei Ling asintió y se despido de todos con un fuerte abrazo y un "Cuídense". Ya caída la noche, Mei Ling leía uno de los libros que Lan Xichen le había regalado, las horas pasaron y el sueño comenzó a gobernarla, así que siguió a las jóvenes discípulas hasta una gran habitación, ellas las ayudaron a cambiarse y a cepillar su cabello para luego trenzarlo y llevarla a la cama, Mei Ling les pidió que no apagaran las velas y ella obedecieron despidiéndose y dejándola sola con las puertas medio abierta.

Mei Ling observo el techo por un momento detallándolo, esto era algo que hacia cada noche antes de dormir, observaba cualquier cosa esperando que el sueño la gobernara completamente, y minutos después cerraba sus ojos cayendo dormida rápidamente. Esta vez observo el limpio techo de la habitación, sus ojos comenzaban a pesarle y los cerro, pero, sin aviso alguno una suave voz se escuchó en la lejanía, la melodía era suave, llena de tristeza, y la llamaba, Mei Ling no entendía como lo sabía, pero podía sentir como aquella melodía le pedía que fuera hacia ella.

Todo su cuerpo comenzó a moverse, se levantó de la cama sin colocarse sus zapatillas y salió de la habitación, no habían más sonidos a su alrededor, todo lo demás estaba vacío, solo la suave y delicada voz gobernaba todo su ser.

Mei Ling camino por los pasillos con pasos lentos, sus brazos colgaban cada uno al lado de su cuerpo, su cabello se agitaba suavemente con cada paso, ella caminaba sin saber a dónde iba, rápidamente salió a las afueras, la suave voz comenzaba a volverse cada vez más fuerte, la luna era la única luz que iluminaba su camino, en ese momento no sentía miedo de la oscuridad, anqué realmente no sentía nada.

Ella no supo cuánto tiempo estuvo caminando, lo único que sabía era que la voz se volvía más nítida y hermosa, sus pies ya tenían pequeños rasguños por las piedras que pisaba, pero no sentía dolor, solo frio. En algún momento de su caminata pudo ver luz, y la voz le dijo que fuera hacia allí.

Wei Ying tocaba una melodía fuerte, mientras trataba de sacar algunas pistas sobre los cadáveres que rugían frente a él, los cadáveres tapaban sus oídos mientras lloraban desgarrados, los comando que él les daba eran ignorados, repelidos, así que estos cadáveres ya poseían a alguien que los contralase. Wen Ning había sido llamado, y ahora luchaba ferozmente contra tres cadáveres al mismo tiempo. Los morados rayos de Zidian iluminaban la noche, cada cadáver recibía un azote, pero estos ni se inmutaban, solo retrocedían unos segundos y volvían a atacar con más fuerza.