49. La copia exacta de James

ابدأ من البداية
                                    

Tal vez me arriesgo a retroceder un paso en el avance que hemos logrado hoy, pero aprovecho la ocasión para reírme de su discusión con la señora que resulta ser bastante agradable, porque no puedo parar.

-¿De qué te ríes tú? -inquiere en mi dirección-. ¿Quieres que el medidor de odio marque un porcentaje más? Habías bajado diez por ciento.

-¿Me vas a amenazar con eso? -pregunto, mientras dejo el último plato ya seco junto al resto.

-¡Sí! -exclama, como si fuese obvio.

-Gracias, cariño -me habla la señora, le respondo con una asentimiento y una sonrisa.

-Griciis, quiriñi -se burla la castaña y nuevamente río, antes de que ella reclame-. A mí no me dices eso cuando te ayudo.

-¿Celosita, Russo? -sigo molestándola, la señora vuelve a reír.

-Ay, mi amor, si tú sabes que te adoro.

-Sí, sí. Traidora -hace un movimiento extraño con sus ojos y abandona la cocina con los brazos cruzados. Yo me despido de la señora y la sigo.

-No voy a robarte a tu nana, y tampoco tienes que celarme de todo el mundo -resopla cuando la alcanzo en el living.

-Estás mal de la cabeza. No te creas tanto.

-Puede ser que lo esté un poco -le digo, sin despegar la mirada de la suya por segundos que parecen no acabar-. Yo... Creo que ya te molesté mucho hoy y mi mamá no tardará en llamar para... -empiezo, y en ese instante suena mi celular, anunciando una llamada de la susodicha que contesto para que no se preocupe, después de disculparme con Arya.

Ella asiente con esa sonrisa que ya no duda en mostrarme y también sonriendo, le explico a Anna que en instantes estoy de camino a casa.

-¿Ya te vas? -cuestiona cuando corto, yo asiento.

-Aunque no quiero, ya debo -informo con pesar-. Pero no creas que te vas a deshacer de mí tan fácilmente, puedo perseguirte en el instituto para aventarte ese café en el uniforme, ya sabes.

-Pues, yo sí tengo auto, genio. Y a diferencia de ti, no armaría un drama que nos lleve a castigo con Gertrudis -me recuerda, yo solo puedo reír con fuerza, para luego encogerme de hombros.

-Podríamos conseguir algo bueno de allí, algo bueno salió antes, piojo.

-¿Qué? -pregunta confundida. Me refiero a su mochila, pero eso no se lo diré, solo niego con la cabeza-. Bueno... Por cierto, recuérdame por qué sigo permitiendo que me llames piojo.

-Porque te encanta -guiño, ella forma una mueca, pero parece avergonzada. De cualquier modo, lo disimula muy bien.

-¡Personas de esta casa, el guapo ya se va! -grita desde la sala, usando la forma en la que me habló su mamá con la única intención de molestarme. Me río, pero me sorprendo de ver esta faceta tan diferente de ella que ciertamente no conocía, donde es más enérgica, divertida y vivaz.

La miro con una sonrisa que la intimida, y estoy nervioso, pero sus padres se acercan desde diferentes direcciones hasta llegar a nosotros y respiro con más calma. No puedo verme tan débil y ridículo delante de mis futuros suegros.

-Mucho cuidado en el camino, guapo -dice Amy en medio de un abrazo-. Puedes venir cuando quieras.

-Sostengo la propuesta -secunda Caleb, y me separo de su mujer para despedirme con un apretón de manos del hombre de cabello y ojos oscuros.

Y yo estoy dispuesto a aprovechar la oferta.

-Gracias, por la comida y por todo. Estuvo excelente -digo con sinceridad, porque Caleb tenía razón al decir que su mujer cocina muy bien. Además de que agradezco el trato, porque ser recibido de ese modo por los padres de la chica que me gusta, no tiene precio. Y es un buen comienzo.

Canela ©حيث تعيش القصص. اكتشف الآن