Capítulo 6 | De lo que sucedió a las siete y media de la tarde aquel día

1K 126 34
                                    

(Continuación del capítulo 5).

Eran las siete y media de la tarde. Anne tenía que llevar a Delphine a su casa.
Eran las siete y media de la tarde. Bash ya había encendido el fuego para hacer la comida para cuando llegue su hija.
Eran las siete y media de la tarde, y Gilbert se encontraba cortando los últimos pedazos de leña para la mañana siguiente.
Eran las siete y media de la tarde...y la desgracia llegó. Llegó a las siete y media de la tarde, ese día, en la parte norte de Avonlea.
Una cocina de una casa se hallaba envuelta en llamas.
Era la linterna de todo el valle.
Dos hombres trataban de apagar desesperadamente la llamarada.
Pronto se acercaron vecinos, y sonó la campana de alerta de incendios, resonando en todas las esquinas del pueblo.

Mientras tanto, en Green Gables, Anne se había estado preparando para sacar los caballos y llevar a Delphine a su casa, hasta que levantó la vista y vio un punto rojo candente en el horizonte.
Su corazón se detuvo.
Si no mal reconoció, era la casa de Gilbert.
Inmediatamente se dirigió corriendo a la casa, en donde se encontraba Marilla, le avisó, y luego corrió hacia el granero a decirles a Matthew y Jerry, quienes habían visto el fuego segundos antes, y se estaban preparando para ir a ayudar.

-¡Anne, a la casa, te quedarás aquí con Delphine!

-¡De ninguna manera, Marilla! ¡Fui yo la que apagó el fuego aquella vez en casa de Ruby, voy a ir a ayudar ahora también!

Marilla hizo todo lo posible para detenerla, pero sabía que Anne era una muchacha terca y nada la haría cambiar de parecer.

-Está bien -accedió finalmente, -yo me quedaré, pero no cometas ninguna tontería.

Anne la abrazó y corrió hacia afuera, donde la esperaban Matthew y Jerry con su carro.

-🦊🥕-

Como dijimos antes, la cocina se hallaba envuelta en llamas, el fuego era imparable. Se había expandido por casi todos los dormitorios.
Gilbert había recordado lo que había hecho Anne aquella vez en la casa de los Gillis, así que tomó coraje y entró rápidamente a la casa a cumplir con su deber de cerrar puertas y ventanas.
Casualmente, al momento que entraba éste, llegaban los habitantes de Green Gables. Anne alcanzó a ver cuando Gilbert entraba. Pero...
un miedo la invadió al recordar el episodio bien conocido, de tiempo atrás, cuando casi se asfixia por haber entrado descubierta. Y había visto a Gilbert entrar a la casa... con la cara completamente descubierta.
Ya lo había visto, tenía que hacer algo. Si a Gilbert le pasaba algo, no se lo perdonaría jamás.
Se decidió, y luego de encontrar dos trozos de tela, uno para ella y uno para su amigo, los empapó en agua, y se dirigió hacia la casa.
Casi abriendo la puerta, cuando se escuchó un estallido, y se vio un vidrio volar por los aires, hecho añicos.
Anne se apuró, no iba a abandonar a Gilbert. No lo iba a perder. Demasiadas pérdidas había ya en su vida como para tener que soportar otra más.
Empujó la puerta y entró.

-¡Anne, no! -se escuchó un grito, ahogado por la angustia.

No había vuelta atrás. Anne ya se encontraba dentro de la casa, y estaba concentrada en salvarla a ésta y a su amigo.
Cuando al fin lo encontró, en medio de la oscuridad del humo espeso, éste se hallaba ya tendido en en suelo, con dificultades para respirar.
Anne corrió a socorrerlo, le puso el paño mojado sobre los labios, y como pudo lo arrastró hacia afuera.
Hubiera querido terminar su misión de cerrar todas las puertas, pero antes que eso estaba salvar al muchacho.
Una vez afuera, gritó pidiendo ayuda. Se sentía desfallecer.
No sólo por haber cargado todo el peso de Gilbert por toda la casa, sino que lo hizo, con la boca destapada, ahogándose en humo.
Varias personas acudieron a su llamado y corrieron a socorrerlos. No pudo distinguir quiénes eran.
Se había desmayado.

𝐥𝐚 𝐝𝐨𝐮𝐥𝐞𝐮𝐫 𝐞𝐱𝐪𝐮𝐢𝐬𝐞 - 𝑎𝑤𝑎𝑒 Where stories live. Discover now