━─━────༺༻────━─━

— ¿Que hay, mocosos? 

La voz de Bakugou Katsuki había interrumpido todo tipo de conversación en aquella aula, en donde todos hablaban en armonía, a excepción de uno.

Un chico de cabellos azulados y ojos oscuros pareció dar un leve respingo en cuanto observó a su nuevo profesor de matemáticas llegar, mientras recordaba de manera perfecta las palabras de uno de sus compañeros cuando pasaba por su lado, escuchando la conversación que mantenía con uno de sus amigos, sin quererlo.

{…} 

— ¿Bakugou-sensei? Estás demente, está loco. Si te equivocas en un ejercicio te hará hacerlo mil veces en el pizarrón, hasta que tus muñecas se desgasten.

— ¿Ehh, en serio? —soltó uno de sus amigos, de otra aula que no tenía clases con él, totalmente incrédulo.

—Por supuesto. —respondió frente a él, mientras guardaba sus manos en los bolsillos y lanzaba un suspiro cansado. — ¿Crees que bromearia con algo así?

{…} 

   
Aquellas granates parecieron observar a todo el salón con seriedad.

— ¡Buenos días, Bakugou-sensei! —saludó un rubio enérgico con unos hermosos zafiros a por sobre sus pupilas.

Tamaki pareció observarle en silencio y con su mirada baja. 

¿Es que acaso no le tenía miedo? 

Se preguntaba, observando como la mayoría de sus compañeros se sentaban en silencio.

¿Quizá estaba anticipándose demasiado? Aunque si así fuese el caso, no podía evitarlo. Su excesiva ansiedad le limitaba muchas cosas, y el haber escuchado esa conversación no le ayudaba en nada. Solo empeoraba las cosas.

—Hoy ejercitaremos como unos malditos dementes, ya lo saben. —informó el rubio ceniza, mientras caminaba a lo largo del aula lentamente, observando a cada uno de sus alumnos. —Espero se preparen psicológicamente para esto, mocosos.

Tamaki pareció dejar de respirar por un segundo, mientras abría sus ojos oscuros con evidente inseguridad.

A lo que luego de unos segundos, solo se limitó a bajar su mirada y posicionarla sobre su propio cuaderno, mientras que con debilidad sujetaba su lápiz.

— ¿Ohhh?

Escuchó de pronto, sin levantar la mirada.

— ¿Qué es esto? ¿Tenemos una nueva víctima? —inquirió Bakugou posicionando sus granates sobre un nuevo rostro, que no conocía en absoluto. 

—Oye tú, el nuevo. —añadió esta vez sentándose sobre el escritorio con relajo. — ¿Cómo te llamas?   

Tamaki pareció comenzar a respirar de manera nerviosa, mientras alzaba su mirada de manera angustiada. Y pasaron unos cuantos segundos para cuando logró abrir sus labios con inseguridad. 

—Tamaki Amajiki… —dejó escapar en apenas un susurro.

— ¿Hah? —soltó Bakugou cruzándose de brazos. — ¿Qué demonios fue lo que dijo? 

El de cabellos oscuros pareció tragar saliva de manera dura mientras que clavaba su mirada de manera nerviosa sobre su pupitre, al instante en que temblores evidentes nacían sobre su espalda y manos. —T-T-Tamaki… —soltó con excesivo nerviosismo en apenas un susurro.

¡Ah! Katsuki-sensei ¦Katsudeku¦ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora