Capítulo 29

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Finalmente Minghao aceptó, pero se negó a ir en mi auto así que tuvimos que ir en el suyo. Llegamos a una heladería que los niños eligieron ya que tenía una enorme área de juegos.
Tenían cerca de veinte sabores, los cuales Hao tuvo que mencionar al menos tres veces para que Minseok y Minjoo pudieran decidir, en especial Minjoo quien aún no sabía leer del todo bien.

—¡Fresa!— dijo Minjoo, quien estaba en brazos de su hermano.

—¡Vainilla!— se unió Minseok.

—Me hicieron repetir los sabores ¡tres veces! Para elegir lo mismo de siempre— les reclamó en juego y ambos rieron, al igual que la cajera quien con una enorme y por supuesto estúpida sonrisa no dejaba de mirar a Minghao.

—Chocolate— dije de mala gana. Como era de esperarse no me dejo pagar y no precisamente por caballerosidad, si no por su actitud de 'No necesito nada de ti'.

—Yo los había invitado— le dije molesto, sentándome en uno de los cómodos y llamativos sillones del colorido lugar. No me respondió nada, solo recargo sus codos en sus rodillas y cubrió su rostro. — ¿Porque me habías dicho que te 'comenzaba' a agradar si no era cierto? — tomé la cuchara para tomar un poco de helado y llevarlo a mi boca.

—Yo no mentí— dijo volteando hacia mí —Me agradaba el JunHui de ese día.

—¿El JunHui de ese día?— pregunté entre risas.

—Si— se recargó en el sillón y puso su brazo en el respaldo de este, quedando su brazo casi a la misma distancia que mi hombro. —Despreocupado, sin maquillaje, sin todos esos accesorios de sobra— rió.

—Es lo mismo, Minghao— le dije riendo —Con abrigo, boina, en pantalón, en short, con maquillaje o no, soy el mismo.

—Claro que no— dijo serio —Nunca eres el mismo. — Aseguró—Eres uno en el campus, eres otro en tu casa, eres otro conmigo, eres otro con Soonyoung, eres otro con Jia Yi, eres otro con mis hermanos...— tenía razón. — ¿Y sabes qué es lo malo?

—¿Qué?— contesté intimidado.

—Que nadie sabe cuál es el verdadero— un silencio nos inundó, solamente entre nosotros ya que todo alrededor nuestro seguía su común ritmo, personas platicaban, niños corrían de un lado a otro.

—Entonces ya tenemos algo en común...— dirigí mi mirada hacia él, quien sólo volteó y me miró esperando una explicación. —También en el campus eres otro, en tu casa otro, conmigo otro... incluso ayer eras otro— regresé mi mirada al helado que comenzaba a derretirse.

—No es...

—No digas nada— lo interrumpí, no le estaba pidiendo explicaciones. — ¿Quieres?— le dije, rompiendo el silencio que se había formado nuevamente solo entre nosotros.

—Odio el chocolate—dijo negando con la cabeza.

—¡Eres un mentiroso!— le dije riendo —Casi acababas tu solo con un pastel de chocolate y ahora lo odias— se unió a mis risas, no podía negar que no era otro.

—Solo comí un poco— dijo frunciendo el ceño.

—¿Un poco? Si, claro— dije sarcásticamente, tomé un poco de helado con la cuchara una vez más y la acerqué a él —Vamos, sólo un poco— me puse de rodillas sobre el sillón para acercarme solo un poco más.

—No— se negó nuevamente.

—Se derretirá y caerá en tu ropa— canturreé.

—Que no— dijo riendo al mismo tiempo que me abrazaba por la cintura haciéndome quedar nuevamente sentado, solo que nuestra distancia se había convertido a prácticamente nada. Levanté nuevamente la blanca cucharilla y la acerqué a él, quien finalmente abrió la boca. Sonreí victorioso y esta vez yo tomé su mejilla con mi mano libre, no necesité guiarlo y mucho menos acercarme, él se dirijo hacia mis labios.

Subió su mano hacia mi cuello, evitando que me separara pero era algo que ni de broma haría.

—Tu mano está fría— dijo riendo entre besos, era lógico después de haber sostenido el vaso con nieve por más de quince minutos. Le sonreí y volví a unir nuestros labios, solo que tomé su mano que estaba en mi cuello y la baje para entrelazar nuestros dedos y que la temperatura de esta se regulara. Una vez más se alejó de mis labios y su mirada se enfocó en nuestras manos entrelazadas, levantó una de sus cejas.

—Ya no está fría— fue lo único que logré decir y negó con la cabeza riendo.

Por un desconocido motivo giré mi rostro y me encontré con nadie más y nadie menos que Hoshi y Jihoon, quienes nos miraban más que sorprendidos. Jihoon reaccionó y sacudió un poco su cabeza, para después voltear a ver a Soonyoung, quien seguía con los ojos como platos.

Había ganado la apuesta.

Me, Myself and I [Junhao]Where stories live. Discover now