Capítulo 5

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Por un segundo, todo se congeló. Entonces, comencé a gritar.

—¡AYUDA! ¡POR FAVOR AYUDA!

Mis padres vinieron corriendo, alarmados por mis gritos.

—Que pasa, cari....—Mi madre se detuvo al ver la escena ante ella: Yo con Carmen entre mis brazos y mi ropa manchada por su sangre. Al detenerse mi padre se chocó con ella.—Oh Tom, ¡ve a llamar una ambulancia! .— Él rápidamente fue a buscar el teléfono.— Bien, esto es lo que haremos: Tú la agarrarás por los hombros, yo por los pies, y con cuidado la depositaremos en el sillón. ¿Está bien?.—Asentí y obedecí. Llevar a Carmen hasta el sillón fue fácil, era muy delgada.

Si la situación hubiera sido a la inversa, se habrían necesitado más de dos personas para levantarme.   

Sacudí la cabeza para deshacerme de ese tipo de pensamientos. En lo único que debía concentrarme ahora era en conseguirle ayuda a Carmen, quien aún no despertaba. Mis padres intentaron limpiarle la sangre del rostro con una toalla húmeda, y ella ligeramente se había sacudido.

Pobre Carmen. No se merecía esto. No entendía como existía alguien capaz de hacer daño de ese modo.

La ambulancia llegó enseguida, y también la policía. Esta última quiso interrogarme. Quienes querían hacerlo eran una pareja, un hombre y una mujer. Ambos se sentaron en el sofá e hicieron que me sentara en una silla frente a ellos.

La mujer tenía un anotador en las manos, pero fue el hombre quien habló.

—Buenas noches, soy el oficial Carl, y ella es la agente Lucy.—Se presentó y señalo a la mujer de unos cuarenta años que estaba a su lado. — Solo queremos hacerte unas preguntas y vamos a pedirte que contestes con sinceridad, ya que queremos descubrir quien le hizo esto a la chica.

—Está bien.— Contesté.

—Bueno, ¿Cuál es tu nombre? —Comenzó el oficial.

—Marie Thom...—Antes de que pudiera terminar, mi celular comenzó a sonar. Era el tono que tenían las personas desconocidas. Ya sabía quién era. Decidí no contestar.—Thompson.— Continué luego de rechazar la llamada.

—Y, ¿de dónde conocías a Carmen?

—Va a mi escuela, la conocí hace unos días. — Ni siquiera había tenido oportunidad de conocerla bien. Aunque era la novia de Tanner había sido amable conmigo. Solo esperaba que se recuperara pronto.
—¿Tienes alguna idea de quien podría haber hecho esto?.— Preguntó Carl. Mi teléfono comenzó a sonar otra vez.— Adelante, atiende.

Negué con la cabeza y rechacé la llamada nuevamente.

—No, está bien, no volverá a llamar.— Pero entonces, volvió a sonar. 

—Esa persona parece muy desesperada en hablar contigo, atiende, podría ser una emergencia.—Insistió. Sabía que si no atendía iba a seguir llamando, por lo que no tuve más opción que responder.
—¿Hola?.— Musité con voz temblorosa.
—Si les hablas de mi, esta vez será alguien más cercano el que sufrirá.—Otra vez esa horrible voz distorsionada. Oí su respiración una vez más, y corto.
Los policías debieron notar mi exaltación, porque la agente Lucy preguntó:
—¿Está todo bien?
—Si... solo era.. Una amiga.—Tartamudeé. Podía ver en sus ojos que no me creían.
—¿Segura? .—Asentí con la cabeza.— Continuemos entonces.
—Bien, no has contestado la anterior pregunta.—Retomó el oficial Carl.—¿Quien pudo haber hecho esto?
—No lo sé.— Mentí. Si solo supiera...— Realmente la conozco hace muy poco.
—Y ¿cómo sabia la dirección de tu casa?—Interrogo. Oh, la persona que le hizo esto parece saber donde vivo y que hago en cada momento del día.
—Quizá se la preguntó a alguno de mis amigos. No lo sé.
Pude ver por su ceño fruncido que este interrogatorio no estaba llegando a ningún lado.
—Mira, Marie, no te conozco, pero se detectar un mentiroso. No sé qué es lo que te impide hablar, pero esto no está llegando a ningún lado.—Sacó algo de su bolsillo, era una tarjeta.—Te dejaré mi tarjeta. Si sabes algo, o si decides hablar, comunícate al número escrito allí. ¿Está bien?.—Asentí y me entregó la tarjeta.— Esto podría volver a repetirse si no encontramos al culpable.—Miró a su compañera y luego otra vez a mi. —Bueno, iremos hasta el hospital a esperar que Carmen despierte.— Anunció y ambos se levantaron. Carl extendió su mano hacia mí y se la estreche, con Lucy fue lo mismo.— No dudes en hablar con nosotros, podemos ayudarte.

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