Capítulo 37

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Intenté levantarme, pero mis piernas parecían no responderme. La pastilla que me habían obligado a tragarme Tanner y Carmen debía ser muy fuerte. Mi visión se estaba poniendo borrosa,pero hice todo lo posible para concentrarme y llamar a mi acosador.

No me atendió.

No iba a rendirme, no cuando no sabía lo que podría estarle haciendo a mi mejor amigo. Volví a llamarlo, pero siguió sin atenderme. En el cuarto llamado, cuando ya estaba por cortar y llamar a mi madre para que viniera a buscarme, me atendió.

—¿Dónde está Mark?— Pregunté desesperada.

—Prometiste que te alejarías de él. Rompiste tu promesa.

—Lo sé, y lo siento, realmente lo siento, pero por favor, ¡no le hagas nada!.— Supliqué.

—Te di una orden, y como siempre, la desobedeciste. Ahora ya es demasiado tarde.

—¡No!— Grité.— Juro que nunca volveré a hacerlo, pero por favor...

Cortó antes de que pudiera terminar de hablar.

Volví a llamarlo, pero sabía que no iba a responder.

Dios mio. Mark. En este momento, podría estarle haciendo cualquier cosa, si es que no lo había hecho ya. No podría perdonarme si algo le sucediera, pero mi EstupidoAcosador parecía tener un odio especial por mi mejor amigo. Tan solo esperaba que no... No. Mi acosador no era un asesino, y estoy segura de que no le haría nada porque sabia que eso me destruiría completamente.

Aún así, se me vino a la mente lo que había pasado con Joe cuando abusó de mí, o el papá de Mirla, que antes de ser asesinado por Blaze había sido golpeado casi hasta la muerte por él, y hasta se me vino la imagen del perro de Tanner,muerto en su jardín.

Mark no iba a terminar bien. Estaba en peligro, y yo ni siquiera podía hacer que mis malditas piernas reaccionaran para levantarme.

Sabía que era muy probable que me quedara muy poco tiempo de lucidez, por lo que tenía que hacer algo rápido.

Todo esto pasaba por haber roto mi promesa. Si tan solo le hubiera hecho caso y me hubiese quedado en mi casa, Mark estaría bien.

Siempre arruinaba todo, era mi culpa. Que mis padres se estuvieran separando, que Mirla estuviera muerta, que Blaze estuviera en la cárcel. Si, el acosador tenía parte de la culpa. Pero las malas decisiones las había tomado yo.

De pronto, supe lo que tenía que hacer.

Si el problema era yo, si todo era mi culpa, entonces, la única manera de terminar con todo esto, era.... eliminandome.

Por lo que, volví a llamar a mi EstupidoAcosador, y cuando no me atendió, le hablé a su buzón de voz:

—No puedo seguir con esto.— Musité.— Mi vida está arruinada, y si te llevas a Mark, ya no habrá nada por lo que valga la pena vivir. — Mark era la persona más buena, más amable y cariñosa que había conocido en mi vida. Desde el momento en que nos conocimos se había ganado una parte de mi corazón. Y no iba a dejar que nadie le hiciera daño. — Te prometí que si volvías a lastimar a alguien que yo quisiera, me mataría. Esta vez, cumpliré con mi promesa.

Corté el teléfono. Era muy probable que para cuando escuchara mi mensaje ya le hubiera hecho daño a mi mejor amigo, pero al menos yo ya no estaría para verlo.

El peso de todo lo que había pasado en estas semanas finalmente me estaba afectando. Joe abusando de mi, Mirla muerta, Blaze en la cárcel, mi papá yéndose de su casa, Mark besando a Kate. Mark desapareciendo. Mark. Mark. Mark.

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