Capítulo 1

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Era un día cómo cualquier otro en la ciudad de denver, colorado, con su característico clima frío y ventoso, el sonido de los autos de quienes se dirigían a sus destinos, y esos enormes edificios que se notaban a simple vista. Nada fuera de lo común según el hombre de cabello azabache, quien observaba todo desde la ventana de su apartamento, su nombre era craig tucker, un veterinario de veintiséis años con una vida monótona y sencilla, lo cual era perfecto para el, siempre había preferido la tranquilidad antes que nada. Desde niño siempre le tuvo un gran cariño a los animales,  especialmente a los cobayos, había tenido varios durante su niñez y hasta el día de hoy conservaba uno con el, una pequeña cobaya de dos años llamada stripe.

Hasta cierto punto su vida era justo cómo había querido. Sin embargo, en la parte amorosa no había tenido tanta suerte, y no es que creyera que era estrictamente necesario tener una pareja para sentirse pleno, le gustaba tener su espacio, estar concentrado en su trabajo y todo eso, pero aún así, de vez en cuando también tenía sus necesidades, cómo tener a quien abrazar y poder pasarla bien.

Pero tampoco quería compromisos, si algo le molestaba a craig tucker era comprometerse seriamente y estar atado a una persona, pues aún no se sentía lo suficiente preparado para asumir ciertas responsabilidades.

Un fuerte viento se colo por la ventana y craig la cerro de inmediato, esa tarde había frío demás y no estaba tan abrigado cómo para soportarlo. Se dirigió hasta la sala y tomó asiento en el sofá, sobre la mesa de centro se encontraba un computador portátil e inclinándose un poco lo sujeto, colocándolo sobre su regazo y observando seriamente la pantalla. Pocos segundos después comenzó a sonar su teléfono, el cual estaba sobre la mesa. Craig suspiro cansado y cerrando su computadora lo tomo, al ver quién era hizo una expresión extrañada y contestó.

—¿Marsh?

—Si, soy yo Stan, seguramente no esperabas mi llamada hoy en tu día libre, pero en serio necesito tu Ayuda — hablo de manera casi rápida.

—¿Que paso?

—Se trata del perro de wendy, de un momento enfermo y no quiere jugar, ¿puedes venir?

—... ¿En donde están?

—En el parque, ¿puedes venir o no?

—Si, está bien, estaré allá en veinte minutos.

—Gracias, te debo una.

—Me debes muchas...

—Estamos cerca de la fuente, acá te esperamos — dijo este para después colgar.

Craig se levantó del sofá y se fue directo a la habitación para cambiarse. Llevando su mochila de emergencia en la espalda, este salió rápido del apartamento y camino hasta el parque, el cual no quedaba muy lejos de su apartamento, además de que había mucho tráfico esa tarde y eso sólo lo demoraría. Al llegar se encontró con Stan, este se veía preocupado.

—Vaya eres rápido, gracias por venir.

—¿En donde está el perro de tu novia? — preguntó mirándolo.

—Están por allá, vamos.

Stan camino deprisa hasta la fuente, cerca estaba Wendy sentada en el césped y con el perro en su regazo, está también se veía preocupada.

—¡Ah, craig! — soltó la pelinegra al verlo. Craig sólo se agacho y observo al perro, el cual de veía bastante desanimado — no se que tiene, cuando llegamos estaba muy feliz y corría por todos lados, pero luego comenzó a chillar y no quiso levantarse más — le explico.

—... Permiteme al cachorro — dijo craig y Wendy se lo paso con cuidado, en eso el azabache lo empezó a revisar, midiendo su respiración y palpando delicadamente cada parte de su cuerpo. En eso el perro chillo y craig miró con más detalle esa zona en especifico.

Un novio para papá Donde viven las historias. Descúbrelo ahora