Capítulo 11

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El venir con Astrid a la conferencia era la principal razón por el cual ahora me encuentro con ella, sin embargo, el día que esta cita quedó acordada, su amiga Alondra se acercó en secreto para recomendarme que después del evento, me sugería llevarla al parque de diversiones ya que aunque no lo diga abiertamente, ha querido ir desde hace algo de tiempo.

Y ha llegado la hora de preguntarle esperando acepte. Debo sonar natural para que parezca una casualidad.

- Astrid – nos detenemos y me mira esperando lo que voy a decirle.

- ¡Ah, eso ha sido divertido! Definitivamente tenemos que regresar a la feria – ambos nos asustamos por la exaltación de una chica que está pasando con otra cerca de nosotros – es increíble que te ganaras ese bonito peluche.

- Desde que lo vi pensé: tiene que ser mío, aunque mis intentos fueron muchos – la chica lleva en sus manos un curioso conejo blanco vestido de Alicia en el país de las maravillas.

Sin querer ambos nos distrajimos en aquella plática ajena, notando como mi linda acompañante observa con atención lo que una de las señoritas ha ganado.

- ¿Has ido ya al parque de diversiones? Dicen que ha cambiado mucho – al preguntarle da un respingo.

- Yo... bueno, tiene algo de rato que no voy a ese lugar – por la manera en que lo dijo, alerta que no es algo de lo quisiera hablar a profundidad.

- Somos dos – le sonrío de lado alzando los hombros - ¿no te gustaría ir? – me mira con asombro – claro, si es que gustas – en su rostro plasma de estarlo pensando antes de darme una respuesta.

- De acuerdo - ¡Sí! – pero -¿pero? – deja que yo te invite, como agradecimiento.

- Te lo agradezco, pero no quiero ser una molestia – ella niega con la cabeza.

- Si hablamos de molestia creo que soy el... la más indicada en decir eso – ante su error en el uso de "género" en su oración, lo cambia rápidamente, dejándome en desconcierto – ya has hecho mucho por mí – refiriéndose al libro.

- Lo digo en serio, no es ninguna molestia – trato de persuadirla al no parecerme correcto dejarle invitarme.

- ¿Temes que dañe tu sentido de "hombre" al dejarte invitar por una chica? – esto lo dice en tono de broma tomándome en curva por su cambio repentino de cordialidad, el cual parece ser que ella misma se dio cuenta – discúlpame, como pude decirte eso – hace una pequeña inclinación a modo de disculpa, creo que el trabajo le ha causado esta curiosidad – creo que es mejor que me vaya.

- No, espera – la toco del hombro antes de que se fuera – no te disculpes, si no te molesta, o quizás suene apresurado, pero me gustaría que seamos amigos, así que las bromas entre nosotros está bien. Digamos que mi personalidad es similar – al verla dudosa, decido preguntarle - ¿qué opinas?

- De acuerdo – me otorga una pequeña sonrisa – entonces, Sebastian – ah... mi nombre suena tan bien saliendo de sus labios - ¿dejarás que te invite? Ya que somos amigos, eso no dañaría tu rango varonil – admito que tiene unos comentarios interesantes.

- Y será todo un placer, Astrid – hago una pequeña reverencia – pero solo para aclarar, no era por mi daño varonil, solo quería ser...

- ¿Caballeroso? – se adelante a lo que justo quería decir.

- Tal vez... entonces ¿nos vamos?

- Claro, ¿cómo podremos ir?

- Traje coche y está muy cerca.

Empezamos a caminar hasta llegar al vehículo, y aplicando la palabra que empleó con anterioridad, le abro la puerta para que pueda entrar cerrándola para dar la vuelta y poder subir.

Dos mundos, un amorWhere stories live. Discover now