Capítulo 4

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Ya terminado la comida, debato la idea de si pedir un aperitivo más, como un postre, aunque estos no me gusten del todo, no soy fanático de las cosas dulces, pero con tal de tener cierta oportunidad, me aventaré a ello, así que al visualizar a Astrid, buscando el momento que pose sus ojos a esta dirección, alzo un poco la mano para llamarla, lo cual en cuestión de segundos ya se encuentra aquí.

- ¿En qué puedo ayudarle? – con una fina seriedad que ya parece ser que la caracteriza, me pregunta amablemente.

- Quisiera probar un postre por favor – y para tratar de contagiarla, le sonrío quedamente.

- Por supuesto – me muestra nuevamente el menú exactamente en ese apartado – tenemos todos estos, siendo el pay de zarzamora como platillo especial – a pesar de que no estoy interesado en esto, ya que realmente no seré yo quien escoja, observo el contenido.

- Todo se ve tentador – menciono con tono pensante – realmente no sabría qué elegir. Veamos – pauso unos segundos para luego mirarla - ¿has probado lo que hay aquí? – al parecer no esperaba una pregunta así ya que la he tomado por sorpresa.

- Hum... si... - contesta algo vacilante.

- ¿Cuáles?

- Pues... - hace una breve pausa – todos... - casi en forma de murmullo menciona, ya que parece ser que le da algo de pena expresar, lo que parece ser, su agrado por los postres.

- ¿En serio? – con sorpresa pero a la vez divertido exclamo para evitar que se apene por ello – entonces te gustan los dulces – mi oración más bien sonó a afirmación que a pregunta, esperando no hacerla avergonzar.

- Podría decirse que si... - con una pequeña sonrisa tímida de lado responde.

- Perfecto, entonces me gustaría pedirte tu opinión – nuevamente se sorprende, lo que me da a presentir que los clientes no suelen ser así...

- Claro...

- En base a lo que has probado ¿cuál es el mejor? – coloca una mano en su barbilla a forma de pensar el cuestionamiento.

- Realmente todos son buenos, sin embargo el pastel de chocolate es realmente delicioso –ante lo dicho, en sus ojos se denota un brillo en particular acompañada de una linda sonrisa sincera de lado, que me es regalado gracias al recuerdo de un postre ¿irónico, no?

- Siendo así, seguiré tu consejo. Me gustaría probarlo por favor – del mismo modo, le devuelvo la sonrisa a modo de complicidad.

- Claro que sí, ¿gusta algo de beber para acompañar?

- Para serte sincero estoy indeciso en tomar un té, la pregunta es ¿cuál? – nuevamente ojeo el menú con la lista de bebidas y sin quitarle la vista, vuelvo a pedirle su opinión - ¿tú que dices?, ¿un té Ceylan o un English breakfast?

- Bueno... como es chocolate, sugeriría el Ceylan.

- Que sea así entonces – animado por su ayuda, le devuelvo el menú.

- En seguida se lo traigo.

Desde mi lugar la miro irse hasta que se pierde por los pasillos que van directo a la cocina, acción que hago de manera inconsciente desde que la he conocido.

Si mal no caigo en cuenta, estoy a solo una semana de regresar a clases a la Universidad, dando paso a mi segundo año en la carrera; prácticamente a la mitad, al ser cuatro años para concluir. Lo cual significa que habrán alumnos, ALUMNAS, de nuevo ingreso. Sonrío ante la idea, digamos que me gusta deleitarme con... nuevas vistas.

Dos mundos, un amorOù les histoires vivent. Découvrez maintenant