1. "Un sentimiento familiar*

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Los hermanos San Juan caminaron por las calles del pueblo, hasta llegar a los límites de este, dónde se podía ver una gran hacienda, Leo no recordaba haberla visto jamás...
Mientras el sol comenzaba a calentar todo a su lado, el menor de los San Juan observaba la hacienda, la entrada se vía demasiado bien, tenía flores en la barda que rodeaba el terreno y en la entrada veía una puerta de madera.

---¡Chisguete! ¡Apresúrate! ---Exclamó Nando volteando a ver a su hermano  el mencionado dejo de ver la fuente  para apresurar el paso. Llegaron a la gran puerta que tenía detalles preciosos, aunque no podía reconocer que representaban. El mayor de los hermanos tocó la puerta y segundos después, abrió un hombre de raza negra. ---Buenos, venimos a dejar el pan que encargaron.

El hombre que era más alto y más robusto que los jóvenes, asintió, abriendo la puerta para dejarlos pasar, les indico a dónde debían dejar las canastas del pan.
Leo exclamó suavemente, la casa era mucho más grande que la casona de la calle de la Nahuala, además de que se veía más colorida que la misma.
Dieron vuelta a la derecha para dirigirse al patio de atrás.
Observando una enredadera por dónde estaba la pared y del lado contrario noto las matas de maguey.

No podía reconocer nada de ese lugar, estaba seguro que a pesar de los años que estuvo fuera de Puebla reconocería dicho lugar.
Trato de seguir a Nando lo más cerca para no perderse, su hermano parecía estar mejor ubicado en ese lugar. Al llegar detrás de la casa, una gran mesa de madera los recibía, no había mucha gente, solo una persona que parecía estar dormida. Tal ves un borracho pensó Leo.

---Buenos días, hemos traído el pan que encargaron. ---Anuncio Nando dejando la cesta en la mesa, Leo le imitó en aquello último. Muestras Leo seguía observando la hacienda, "el borracho" levantó el rostro, dejando ver un adulto joven.

---Fernando San Juan, ya se te extrañaba ver. ---Leo volteo cuando oyó el nombre de su hermano, la voz había sido algo risueña pero algo grave. Nando llevo sus manos a la cadera.

---Manuel, pues el desaparecido eras tú. ---Leo a pesar de estar algo oculto por la figura de su hermano logro ver cómo la persona que él nombró se levantaba.

Vestía un camisa blanca con las mangas remangadas hasta los codos, un chaleco negro, pantalón de algodón igual negro y un cinturón de tela rojo (como el que lleva Leo). Su piel era morena y logro ver cómo daba una pequeña sonrisa al mayor de los San Juan. No podía verle bien la cara porque está a a contraluz.

---¿Acaso me extrañaste? ---Dijo Manuel mientras seguía acercándose, noto como su hermano hecha a el cuerpo algo hacia atrás y reís nervioso.

---Pero que cosas dices... ---Nando había dado un paso atrás, dejando al descubierto al menor. Pero era algo notorio la incomodidad del chico del pañuelo.

---¿Y tú quien eres? Nunca te había visto. ---El castaño lo miro una ves más, logrando por fin notar su rostro, tenía el cabello oscuro y sus ojos eran de un curioso color bronce, bastante llamativos a decir verdad.

---Es mi hermano menor, Leo. Él como tú estuvo fuera de Puebla un tiempo. ---Hablo el mayor mientras tomaba de los hombros a su hermano.

---Disculpe, Leo San Juan. Encantado de conocerlo. ---Se presento el menor finalmente mientras extendía la mano. Manuel volvió a sonreír y tomo la mano del menor de los San Juan.

---Manuel López. El gusto es todo mío. ---Su tono de voz cambio un poco, seguía siendo grave, pero había un toque de suavidad en ella. Después de estrecha las manos, se separaron. ---Entonces estuviste fuera de Puebla. ¿También fuiste a Europa?

---Uh... No, la verdad es que seguí aquí en el país. ---Contestó con normalidad Leo, podía sentir como su hermano apretaba ligeramente sus hombros, eso le extraño totalmente. Antes de poder continuar con la conversación, el ambiente se sintió pesado de un momento a otro.

Se sentía como una tensión que crecía cada ves más, como si algo se acercará. Leo lo sentía familiar. Noto como Manuel se ponía sombrío y su hermano lo sujetaba con algo más de fuerza. ¿Qué estaba pasando?
En la entrada de la casa, se abrió la puerta de madera, dejando ver una figura bastante alta y algo robusta.

----No te había dicho que te quería alejado de los hombres. ---Una voz bastante gruesa salió de la figura, Leo y su hermano se estremecieron por ello.

---Ellos llegaron cuando yo estaba aquí, no tengo la culpa. ---La voz de Manuel se oyó molesta. La gran figura salió del umbral de la puerta, dejando ver a un hombre adulto.
Genial pelo oscuro, pero cuando estaba en el sol parecían algo rojizo. Su piel era morena. No se le podían ver bien los ojos, era alto, robusto. Su figura imponía respeto y miedo a la ves.

---Vete de aquí. No quiero que me culpen que vuelves raritos a los chicos del pueblo. ---Leo parpadeo, volteando a ver un poco a Manuel, el cual frunció en entrecejo y antes de retirarse solo dijo un: "Si, padre". ¿Ese hombre era su padre? No sé parecían en nada, eso pensó el castaño cuando lo vio meterse en la casa. ---Disculpe las molestias, me tardaron en avisar que habían llegado.

---N-no se preocupe señor López. ---Dijo Nando algo tartamudo. El mayor extendió su mano y entrego algunas monedas al mayor de los San Juan. ---S-si, mañana vendré por las canastas no se preocupe.

---Dile a tú hermano que ver a alguien por mucho tiempo es descortés. ---Leo bajo la mirada avergonzado. Se la había pasado viendo a la imponente figura del padre de Manuel. Pero tú o que le anotarla un poco al ver la mano del mayor. ---José López. Un gusto.

---Leonardo San Juan, disculpe la mirada indiscreta. ---Se disculpo y cuando tomo la mano del mayor sintió una punzada en la mano izquierda.

Más no sé quejo abiertamente. Después de despedirse. Ambos hermanos se retiraron del lugar por donde llegaron.
Mientras caminaban por el camino a la salida de la hacienda.
Leo logro ver a Manuel recargado en la ventana, solo el menor lo veía, pues el contrario parecía absorto en su mundo.

---Nando. ---Llamó Leo al salir de los límites de la hacienda, el de la pañoleta lo miro. ---¿No notaste algo extraño cuando llegó el padre de Manuel?

---Su padre siempre a dado miedo Leo. Es el dueño de varías tierras, y un negociante muy bueno. ---Nando suspiro y se llevó las manos detrás de la nuca. Leo miro su mano izquierda, se veía normal, luego miro la hacienda.

Tal ves todo había sido su imaginación.


----Ohayo Pérez

El retorno "Charro Negro x Leo San Juan"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora