𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝 ━━ ♱ Diabolik Lovers ♱ [TERMINADA]

Capítulo O5.

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❝NO VUELVAS A ACERCARTE
A MIS HIJOS❞

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    "Jadeando y sudando, Yui abrió sus ojos de golpe encontrándose así a mitad del jardín de rosas en la mansión Sakamaki unos cuantos años atrás. Estaba justo allí, de pie en mitad del asfalto sintiendo su cuerpo bastante ligero a comparación de lo normal, con su camisón blanco de pijama y sus pies descalzos.

Frente a ella, se encontraba una pequeña figura femenina con vestido negro manga larga, medias altas cubriendo por completo sus piernas, zapatos bien lustrados con un pequeño tacón, guantes blancos, lentes de sol oscuros y una sombrilla. No tuvo que pensarlo dos veces cuando la confundida rubia comparó a aquella pequeña azabache con Alicia Sakamaki. Ella caminaba por el Rosal siguiendo a un pequeño gato negro que a diferencia de ella, este caminaba libremente y alegre bajo el sol.

—Alicia-san... —murmuró la rubia acercándose a la niña. Sin embargo, esta no parecía oírle o verle. Seguido, risas de niños aparecieron por el Rosal, cosa que espantó al pequeño gato que seguía a la sombra de la niña.

—¡Demon! —llamó la pequeña al ver a su mascota alejarse. Entre los muchos caminos del jardín, un grupo de tres niños jugando con una pelota hicieron aparición entre pequeñas risas. La niña observó a los otros tres individuos al igual que Yui, no se trataba de nada más ni nada menos que los pequeños trillizos, eran ellos sin duda, pero alegres.

—¡Ayato, Ayato! —chilló el castaño agitando sus brazos, esperando así que el pelirrojo le pasara la pelota. El pelirrojo no perdió tiempo y con entusiasmo pateó la pelota, sí había algo con lo que no contaran era el hecho de que la pelota hubiese golpeado una de las ventanas de la mansión Sakamaki.

El cristal crujiente y sonoro se oyó por todo el lugar. Los tres hermanos estaban aterrados por saber que aquella ventana rota era de la habitación de su madre. Yui no entendía muy bien porque los niños casi temblaban, cuando Alicia que parecía ser invisible para ellos, solo observaba la ventana rota con curiosidad.

—¿Quien fué? —Inquirió una voz femenina. Yui identificó a la mujer que estaba entrando al Rosal como la silueta que había visto en una torre el día que llegó a la mansión. La cabellera larga y purpurina de Cordelia se agitó al acercarse con enojo a sus hijos.

—Yo fuí —aquella pequeña y aguda voz provino de la niña sujeta a su sombrilla. Los trillizos le miraron con asombro puesto a que ni siquiera habían notado el momento en que esta llegó, y aun más extraño, se había echado la culpa encima. La dama de cabello morado no esperó demasiado para acercarse a la niña con un semblante de enojo.

—Alicia, ¿Que te hace creer que puedes jugar con mis hijos? —aquel tono tan lleno de desprecio hizo que la piel de la rubia se erizara. No obstante, la azabache miniatura simplemente le miró como si de cualquier otro ser humano se tratara.

—No jugué con ellos, Yo jugaba sola.

—¿Te atreves a llevarme la contraria? —con aspereza elevó un poco más su tono de voz.