⟦08⟧

32 7 2
                                    

Kim NamJoon recién llegaba a su casa.

Había abierto la puerta de su hogar y lo encontró vacío.

Le extrañó, pues su madre siempre estaba correteando de aquí para allá, o en la cocina, o simplemente arreglando el jardín.

-¿Hola?

No hubo respuesta.

-Tal vez esté en el mercado-se encogió de hombros.

Haciéndole caso a sus cansados pies, optó por lanzarse en el sofá de la sala.

No supo cuánto tiempo exactamente había estado sentado allí, envuelto en los brazos de Morfeo, pero fue el sonido de la puerta y un estruendo de algo caer al suelo lo que lo sacó de su pequeña siesta.

Cuando abrió sus ojos y hubo aclarado bien su vista, divisó la figura de su madre, quien estaba estática en su lugar y las bolsas que al parecer llevaba, estaban en el suelo.

-¡Madre!-cual chiquillo eufórico, el muchacho se levantó de su asiento y corrió al encuentro con su madre.

-¡Oh!¡Por la diosa Ari!¡Has vuelto, mi NamJoonie!-exclamaba la señora, abrazando con fuerza a su adorado hijo.

.。.:*✧✧*:.。.

-¿SunMi se casó?-se sorprendió.

-Sí, pero desgraciadamente el conde HoSeok falleció hace dos años-asintió su madre-. Desde que los cristales se apagaron casi por completo, la extraña enfermedad que desde niño tenía el muchacho, lo fue consumiendo un poco más rápido de lo normal.

A pesar de los celos, NamJoon no pudo eludir aquel sentimiento de compasión y lástima generado al escuchar el relato de su madre.

Porque apenas habían pasado un par de horas desde su llegada y su madre ya lo estaba actualizando acerca de todo lo ocurrido.

-SunMi estuvo mucho tiempo triste, pero ha aprendido a lidiar con ello. De hecho, ha comenzado a pintar-sonrió la señora.

-Vaya. Recuerdo cuando tuvimos esa conversación. Éramos unos niños-rió NamJoon.

-A ella le va bastante bien. De hecho, vengo de hacer las compras con ella-agregó la señora-. Ahora, necesito que me cuentes de tí-animó, palmeando el hombro ajeno.

-Hemos logrado abrir un hueco en la muralla que cubre la entrada de la cueva-notificó con alegría, la cual contagió a su madre, quien soltó un pequeño chillido-. Pero no hemos logrado hacer más que eso en seis míseros años-bufó cansado-. Nuestro regreso se debe, en parte, a que necesitábamos un descanso, y a que debemos notificar a la corona para saber qué es lo que haremos con ese hueco.

La señora asentía a todo lo que su hijo decía, comprendiendo a la perfección la situación.

-Entonces, Joonie...va siendo hora de que te tomes una relajante ducha y vayas a dormir-ordenó, palmeando los brazos de su hijo en un intento por levantarlo de su asiento-¡Por Ari!¡Cómo pesas!

NamJoon rió.

-He crecido, madre-sonrió, besando la mejilla ajena-. Pero, ahora me gustaría ir a visitar a SunMi.

-¡No, no, no! Nada de eso. La pequeña Sun debe andar cocinando y tú debes dormir ¡Han sido seis años desde la última vez que descansaste en paz!

Al muchacho no le quedó más remedio que aceptar, porque sabía que su madre tenía razón.

Aquellos seis años habían sido duros, e incluso, ya estaba pensando en dejar la campaña de exploradores, pues se sentía mucho más útil haciendo aquello que mejor se le daba: estudiar, los cristales, más específicamente, para así convertirse en hechicero.

Pero bueno, esas serían aventuras para otro día porque su cuerpo lo llamaba al descanso.

.。.:*✧✧*:.。.

Adentrada la tarde del siguiente día, NamJoon decidió dar un paseo por su pueblo, o al menos por la pequeña parte en la que había crecido.

Había tenido la suerte de nacer y desarrollarse en el área cerca de aquella gran y hermosa cascada que desde un inicio siempre estuvo allí, y claro, esa pequeña porción de pueblo era una de las más cercanas al castillo real.

Sin dudas, una localidad privilegiada.

-Kwon...-sacudió su cabeza para corregirse a sí mismo- Jung SunMi.

Ante la mención de su primer apellido y su nombre luego de casada, la aludida volteó su cabeza.

Sus ojos se ampliaron con plenitud y su boca formó una perfecta "o".

-¡Joonie!¡Haz vuelto, Joonie!-y sin más que dichas palabras, se lanzó a los brazos de su eterno amigo y enamorado.

Ciertamente, estando abrazados fuertemente, en la orilla de tal preciosura de catarata y con el canto de los cristales levemente iluminados, se formaba un romántico ambiente, casi perfecto.

Pero no era momento para romance.

Ella era viuda, y además, él había acabado de llegar.

Como mínimo, debían ponerse al día primero.

.。.:*✧✧*:.。.

-Realmente lamento lo de tu esposo, Sunie-murmuró cabizbajo, jugando con una piedrecilla que tenía en sus manos.

-HoSeok fue alguien especial para mí-sonrió con nostalgia-. Luego de que te fuiste, me lo presentaron y te confieso que me sentí promiscua cuando comencé a sentir algo más que atracción por él también-rió-. Los amaba a ambos, tanto a tí, como a él, pero bueno...ya sabemos qué fue lo que ocurrió-NamJoon asintió, dándole pase libre para que terminara su monólogo-. Hobi era alguien sumamente alegre y vivaz, pero al parecer la diosa Ari creyó que lo mejor para él sería morir-sonrió de lado-. Pero fuera de lo mucho que lo extraño y obviando todos los recuerdos, tanto buenos como malos que tengo a su lado, estoy bien, y, como prometimos hace años atrás, estoy haciendo mi mayor esfuerzo para entrar al palacio. Bueno, más bien hacer que los reyes confíen en mí.

-Cuéntame más de eso. Allá en la campaña no se escuchan ni los rumores, ni las noticias, así que estoy un poco desactualizado-rascó su nuca y SunMi rió.

-Los reyes adoptaron quince niños y los otros tres que quedaron en el orfanato, al ser bebés, se quedaron con la dueña del lugar, pero son apadrinados por ellos. Ese gesto fue muy lindo y generoso de su parte, y desde ese día los cristales comenzaron a brillar un poco más, como vez-señaló dichos vidrios, los cuales rodeaban el pequeñísimo riachuelo donde tenían sus pies metidos y a cuyas orillas estaban sentados.

-Eso está bien. Realmente...venía siendo hora de que esos dos fueran felices-suspiró el chico.

-No estés tan seguro de eso, Nam-negó con la cabeza-. Sé que los reyes no son felices...y ahí es donde debo entrar yo...Se suponía que para el tiempo que vengo siendo de la corte, ya deberían confiar en mí. Pero supongo que la confianza que les doy no ha sido suficiente.

Todo fue silencio hasta que ambos jóvenes alzaron la cabeza e hicieron coincidir sus miradas.

-¿Te unes a mi plan, Joonie?-sonrió traviesa.

-Ya sabes la respuesta, Sunie-le guiñó un ojo.

✧*:.。.ϲяγѕταℓѕ.。.:*✧|ᴷ.ᴺ.ᴶ| ~ |ᴶ.ᴶ.ᴷ| #𝟏✓Where stories live. Discover now