THIS IS AIN'T A LOVE STORY

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El vaho escapó de un suspiro mientras corría rumbo a la puerta de cristal que no abría al igual que la otra. Quiso llorar de nuevo, sin embargo algo la detuvo.

— ¿Kore? ¿Diosa de la primavera?

Giró sobre sus talones para encarar a la mujer, ¡era una mujer! Su piel era un poco más clara que la de Hades, de un azul precioso parecido a un zafiro, usaba un traje muy elegante y zapatos de tacón. Su melena corta acentuaba sus ojos felinos amarillentos.

— Mi nombre es Hécate, vine a ver si estabas bien en nombre de mi jefe.

— ¿¡Tu jefe es mi secuestrador!? - gritó furiosa, levantando el extintor - ¿Y tú eres su lacaya?

— Sí, algo así - respondió con una sonrisa sutil.

— ¡Pues están dementes! No van a tenerme contra mi voluntad.

— Estás aquí por tu propia seguridad.

— ¡Esto es un secuestro! Debería llamar a la policía.

Golpeó la puerta de cristal con el extintor, rompiéndola en pedazos con cada golpe, rasguñando sus manos con el cristal roto cada vez que un trozo afilado caía del lado de la calle negra sin direcciones concretas. La mujer gritaba su nombre e intentaba explicar su punto pero eso no la detuvo, cuando el agujero fue lo suficientemente grande quitó las esquirlas con el abrigo y salió pisando el pequeño picadillo. Evitó las multitudes del laberinto, caía lluvia desde el cielo la cual empapaba su cabello largo, ahora le pesaba. Sostuvo el cuchillo dejando su melena atrás donde se transformó en pequeñas margaritas brotando de la grava.

— ¿Izquierda o derecha? - preguntó, llegando a un callejón oscuro el cual cruzó hacia la izquierda llegando a un río de aguas negras como el alquitrán. Se asomó, lucía profundo y no tenía idea de dónde estaba para huir en esa dirección. Dio un paso atrás claramente decepcionada de su imposibilidad para huir, sólo escuchaba pasos cercanos.

— Buenas noches, preciosa.

Kore sostuvo el cuchillo entre ambas manos, viendo a la pandilla de tres. Vestían bien, ropa de oficina con una chapa azul. Retrocedió hasta chocar con una pared de ladrillos rojos, subiendo el cuchillo al nivel de sus ojos.

— No se acerquen o los mataré a todos - gritó con un chillido, le dolían los pies cortados y sus manos, la lluvia era cada vez más helada e iba descalza -. Lo juro.

— Sí, claro.

Un par corrió hacia ella, cogiéndola de un brazo para jalarla contra su cuerpo. Rompió una manga de su abrigo prestado, empujándola contra otra pared que rasguñó sus miembros expuestos. Le dio una mirada a su pierna, ahora sus rodillas sangraban. Jadeó un momento por el golpe en su cabeza, desorientada, pero levantó su mano y de la grava nació un rosal tan grande que cogió a uno de los hombres para envolverlo en sus ramas espinosas.
Gritó sólo un momento mientras se estrechaba el abrazo, sangró por cada poro dejando caer una pequeña lluvia de sangre sobre la calle negra. Ella podía ver cómo la silueta iba empequeñeciendo y las rosas brotaban bellas desde allí.
Alguien le arrebató finalmente el abrigo, rompiendo su sujetador por la fuerza y rasguñando su espalda rosa dejando líneas de sangre fresca, justo donde horas antes habían nacido sus primeras raíces. Dolió como quemarse en el infierno, su herida expuesta a las manos y lluvia gélida le producían daño.

— ¡Déjenme en paz o ustedes dos acabaràn igual que su compañero! - sostuvo el cuchillo, sus ojos carmesí brillaron cuando con todas sus fuerzas enterró el cuchillo en el cuello del segundo hombre, justo bajo el mentón, girándolo en función de las manecillas del reloj y llenándose de sangre cuando la aorta colapsó y el hombre cayó al suelo intentando detener la hemorragia grave que acabó con su vida casi al instante. La mujer vio al tercero quien la estrelló contra el suelo de un puñetazo, lanzando su arma lejos y sentándose sobre su cintura para mantenerla quieta mientras subía su falda húmeda. Kore pataleó, luchando por quitarlo de encima.

Once upon a time in London [Perséfone x Hades]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora