COLD BLOOD

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ATENCIÓN

Durante este capítulo ingresará un personaje mío, por si se preguntan quién rayos es, también habrá una escena de self-cutting. Además, me apegaré de vez en cuando más a la mitología pura que al cómic. Gracias, amores.

Nadó una hora extra aquella noche por su incompetencia, no podía creer lo cerca que estuvo de conocerla finalmente pero una estúpida multitud se interpuso entre ellos. Era un sentimiento de pesadez en el pecho y palabras atoradas en la garganta que luchaban por salir, afortunadamente ya era un experto tragándolas así que con toda su voluntad intentó olvidar lo ocurrido y no molestarse en encontrar a todos esos mortales sin nombre para encargarse él mismo de sus muertes lentas. No le molestaba ver la costa de su mundo llena de mortales muertos caminando sin nada que hacer, después de todo casi nunca bajaba ahí y era un Dios, nadie podía cuestionar su reinado en el mundo que le pertenecía.

"No, ya no eres ese tipo de persona" se repitió mientras salía de la piscina semidesnudo, cogiendo una toalla para cubrir su cuerpo empapado "soy una buena persona ahora, igual a todas las demás. No soy un asesino a sangre fría, nunca volveré a asesinar por placer".

Cerbero esperaba acostado en una de las sillas playeras del salón con piscina de su amo, rezongando de vez en cuando en su búsqueda de atención. El pobre perro no conocía a nadie mejor que él y sintió pena, Hades se sentía tan poca cosa entonces. Minthe ni siquiera intentó llamarlo para darle una explicación la cual no valdría de todos modos pero le haría sentir un poco menos miserable. Lo mataba pensar que ella pudiera estar con alguien ya que nunca hablaron de exclusividad y también lo mataba saber que la Chica Rosa apenas se hubiera dignado a mirado antes de largarse sin más. 

Se sentía tan cruel como un animal con el corazón ennegrecido en el exterior, pudriéndose gracias al ambiente peligroso y las vueltas que da la vida, cortado, resquebrajado. Se volvía cada vez más invisible. 

Podría haber dejado abandonado el automóvil e ir tras ella, la preciosa diosa de piel rosa. Ahora recordaba ese detalle, veía los ojos llenos de pena cuando unas gotas doradas saltaron directo a su camisa blanca bien planchada, ella había mordido sus mejillas por dentro y él sólo la miró embelesado al ser la criatura más exquisita que en sus milenios había visto. Podría llamarle amor a primera vista, pero no consiguió siquiera su nombre, simplemente escuchó los tacones alejándose a de él tras pedir una disculpa con una voz suavecita, y eso no ayudaba en su autoestima.

¿Tanto temor infundía? ¿O era una sensación indescriptible peor que el temor? ¿Terror, como un espíritu sobre ti mientras duermes o un acechador nocturno en tu habitación? 

Él tenía otras sensaciones, no sólo deseo sexual como el que sentía por la ninfa de río de hacerla suya en cada rincón, no. Había algo más. No se comparaba a lo que sentía por Minthe en ninguno de los aspectos, era algo más puro y menos sensual tal vez. Sin embargo necesitaba a Minthe, le mostraba preocupación de vez en cuando, lo celaba en exceso cuando una mujer se acercaba y entre sus brazos podía refugiarse, esconder la cabeza entre sus pechos cuando no podía dormir mientras ella estaba deshecha entre las sábanas. Sí, tenía insomnio desde su temprana niñez pero no le gustaba hablar de ese tema tan personal, aunque para Hades últimamente todo era bastante personal. Era algo que no compartiría ni con sus hermanos, ni con la Chica de Rosa, simplemente yacería en lo profundo del pozo que era su alma.

Y bien, ¿a quién llamaría en esa ocasión para molestar con su simple existencia? Pensó nuevamente en su amante pero quería tener un poco de amor propio y por último llamarla al día siguiente o hablarle en la oficina para hablar sin moros en la costa ni tapujos. Pensó en ir a casa de Zeus pero vería sí o sí a Hera y en esos momentos la detestaba al igual que a todos los demás. Ella había estado en el inicio de su vida cuidando de las heridas hechas por su padre, se habían besado e incluso habían mantenido relaciones sexuales un par de veces durante el matrimonio que tenía con su hermano - no es como que a Zeus le importara de todas formas -, ella a veces le acariciaba la pierna bajo la mesa en reuniones familiares. Hera no era una mujer miserable como él sino de carácter fuerte, suponía que le gustaba el juego del gato y el ratón donde él como ratón iba directo a la trampa sin demasiada voluntad por salvar su existencia. Hades estaba tan vacío a veces que cedía ante la más mínima muestra de amor por parte de alguien.

Once upon a time in London [Perséfone x Hades]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora