8. El chico de los susurros

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Lo sabía, que querían usarme para parir sus hijos, esto solo lo confirmaba y, sin embargo, escucharlo tan directamente me hizo temblar ¿cuánto tardaría Zhirayr en venir por mí? Seguramente tendrían que esperar a que pasaran los tres días oficiales de la reunión. ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que mi celo llegara y me violaran? Iban a usarme, iban a pelear por el derecho a aparearse conmigo y yo tendría que abrirme de piernas para el más fuerte, iba a pasarme la vida pariendo hijos que no llegaría a ver, desesperado e inutilizado por sus voces de alfa, en un infierno, una prisión dentro de mí mismo, sin poder parar ni morir. Querían tratarme como un esclavo, es en lo que me habían convertido.

No.

―Mis padres me encontrarán, ellos vendrán por mí ―estaba seguro de ello. Min-Jun me miró como si me creyera increíblemente ingenuo. Pero yo confiaba en ellos, en que no se detendrían hasta encontrarme, así como habían salido a buscar aliados en otros clanes, saldrían a levantar cada piedra de la isla si era necesario para tenerme de vuelta.

―¿Por qué crees que vendrán? Zhirayr los retó y planeó todo esto para decir que te escapaste o que cualquier otro te tomó, que huiste ―me miró con tristeza―, si tu clan no quiere ser acusado de haber roto el desafío su mejor opción es exiliarte de tu clan, para salvar la vida de sus otros miembros.

―Ellos nunca harían eso ―si pudiese gritar lo habría hecho―, mis padres morirían luchando antes de exiliarme, ellos vendrán por mí, me llevarán de vuelta ―soné terco, pero no me importaba, Min-Jun me miraba sin entender, su tristeza se había transformado en confusión ¿tan ciega era su fe en el plan de Zhirayr?

―Pero ¿por qué lo harían? Tienen todo el clan en qué pensar...

―Porque me aman ―frunció sus oscuras cejas.

―¿Por qué?

―¿Por qué, qué?

―¿Por qué te aman tus padres? ―ahora yo arrugué el ceño ¿qué clase de pregunta era esa?

―Porque son mis padres.

―Ya sé que son tus padres, pero ¿por qué te aman? ―parecía de verdad no entenderlo, buscar un motivo.

―Porque soy su hijo ―echó la cabeza para atrás, contrariado, no lo entendía, yo no entendía su confusión. Quería salir de aquí y no pensar en estas cosas horribles, quería distraerme de las horrorosas imágenes de sujetos enormes sin cara que en mi imaginación me atacaban y forzaban. Aun cuando mis padres me rescataran, el miedo y la obsesión de pensar en lo que pudo haber pasado me hundiría en pesadillas.

Y, sin embargo, guardamos silencio, quería pensar en algo más, lo que fuera, para no obsesionarme con lo que se repetía en mi cabeza. Pensé en mis hermanos, en lo culpable que se debía sentir Len, ella no me había querido dejar solo, yo había insistido, prácticamente le había rogado... seguro se sentía tan responsable ahora, y los gemelos... ellos debían estar perdiendo la cabeza, en el colegio ya no les gustaba ver que ningún chico se acercara a mí, hasta a veces sentían celos de mi amiga Riri (porque es alfa), la idea de que alguien me hubiera llevado, que no podían protegerme, seguro estaban enloqueciendo de la preocupación, quería poder encontrarlos, que me encontraran y decirles que todo estaría bien, consolarlos, aun si era yo el que tenía miedo. Suspiré audiblemente y comencé a secarme los brazos, despacio, hasta que me puse a llorar, o todo lo que podía hacer, que era jadear y soltar lágrimas, porque me había permitido hablar, no llorar. Él volvió a mirarme y yo seguí, me quité la camiseta empapada de agua salada, no quería hacerlo pero estaba congelándome, la estrujé sacándole el exceso de agua, la deje a los pies de la cama y comencé a secar mi pecho. Mis papás, seguro dada estaba triste y papá estaba enloquecido de rabia ¿y si le pasaba algo? ¿Y si se cegaba tanto que atacaba a alguien y lo herían? Mis ojos se nublaron.

En mi oasis siempre hay Luna llena (Spin-off. Fauces II)Where stories live. Discover now