11. Glenn

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Pedido de: -BETTYLAND

Ann iba caminando esquivando las ramas que se cruzaban por su camino con una sonrisa en el rostro, había ido a pescar y le fue bastante bien.

Desde que se había separado de su antiguo grupo creyó que se quedaría sola para siempre y moriría en la soledad.
Pero tuvo la gran suerte de encontrarse con Ocean Side, realmente la vida le había sonreido aquel día.

Cuando miró hacia el frente, sabiendo que faltaba nada para llegar a casa, paró en seco.

Había gente desconocida, con armas, y lo peor es que veía hombres. Definitivamente no eran de su grupo.

Una silueta masculina estaba a pocos pasos de donde ella estaba por lo que sacó su arma y lo apuntó.
Al parecer el hombre había notado su presencia por lo que cuando giró también la apuntó.

Jadeó al reconocerlo.

Ambos dos, al verse, bajaron sus armas lentamente con sus rostros sorprendidos, analizando lo que tenían en frente.

Ann sintió que su corazón latía con fuerza y que sus manos sudaban.
Después de tanto tiempo, el estaba ahí.

–¿G-Glenn?– preguntó con miedo de que realmente no fuera él y sólo fuese producto de su imaginación u otra persona.

–¿Ann? ¡Ann!– exclamó el coreano ensanchando su sonrisa cada vez más, no había duda que era ella, reconocería ese cabello rojizo en cualquier lado.– ¡Eres tú!

Inmediatamente la rodeó con sus brazos, olvidando todo a su alrededor. Se sentía como un sueño.

–Y-yo... no puedo creerlo.– dijo Ann, al separarse, lo miró más que sorprendida, tocando su cara como si creyese que se iba a desvanecer frente a ella.

–Yo tampoco– Glenn volvió abrazarla con más fuerza aún.

Ambos habían encontrado a su amor que tanto buscaban.

[...]

Días después del reencuentro, Glenn puso al tanto a Ann sobre lo que sucedía, y el porqué él y el grupo estaba allí en Ocean Side.
El reencuentro con los demás fue muy emotivo también, Ann los extrañaba mucho pero siempre creyó que estaban vivos, nunca había perdido esa esperanza desde el momento en que se habían separado.

Ella también le contó a Glenn lo que había pasado mientras estuvo sola y cómo encontró el lugar.

Ambos estaban paseando por Alexandria, Ann quería conocer ese lugar que tanto le habló el coreano, y cuando lo vio, quedó imprecionada.

Ambos estaban conversando en una banca frente a una casa.

El azabache sonreía a todo momento, cada vez que la miraba. Aún seguía algo en shock por haberla vuelto a encontrar pero estaba muy feliz de tenerla consigo.

Sin embargo había algo que le picaba un poco, por decir así.
Estaba enamorado de ella, desde un principio tenía esos sentimientos que ha estado guardando desde hace tiempo, y que además, en el momento en que sus ojos la vieron supo inmediatamente que su corazón seguía perteneciendo a esa chica que le habitaba su mente las veinticuatro horas del día.

Lo ha pensado mucho, no quería seguir dándole vueltas. Vaya a saber que puede pasar el día de mañana, no quiere perder ni un segundo más.

–Oye Ann...

–Necesito decirte algo.– ambos habían hablado al mismo tiempo por lo que comenzaron a reír.– Tú primero.

–No, ve tú, de seguro es más importante.– ella rodó los ojos con una sonrisa.

–Bien, bueno yo...– la chica se acomodó un poco más cerca de él y lo miró a los ojos con un nudo en el estómago por los nervios.– Quería decirte esto desde hace muchísimo tiempo pero jamás me atreví, y ahora que te encontré, no quiero seguir ocultándolo.

–Ann...

–¡No! Sólo déjame terminar– le interrumpió.– Me gustas, Glenn, me gustas mucho y quiero que lo sepas a pesar de que no sea recíproco.

–¿P-por qué crees que no lo es?– preguntó sorprendido aguantando la sonrisa de felicidad.

–Porque lo sé, siempre me trataste como tu hermana, y probablemente ahora estés en algo con alguien. Pasó mucho tiempo y puedo enten...

–Ese alguien serás tú.

Antes de que ella pudiera procesar esas palabras, sus labios ya se habían encontrado con los del coreano.
Cerró sus ojos mientras lo acercaba más a ella rodeandolo con sus brazos.

–Te amo, Ann.– le dijo separándose de ella mientras besaba su mejillas repentinas veces, sacándole risas a la pelirroja.

–También yo, Glenn.

Espero que te haya gustado y que quedara como querías!

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