Capítulo 47

110K 6K 1.9K
                                    

Me desperté con mucho calor y sentí como alguien respiraba en mi cuello. Miré hacia mi lado y encontré a Diego profundamente durmiendo. Su brazo reposaba sobre mi estómago. Solté un suspiro y los recuerdos de lo que pasó hace unas horas rápidamente vinieron a mi mente. Diego, sobre mí entrando una y otra vez, negué con la cabeza, había cometido una locura.

Pero tampoco me arrepentía porque estaba enamorada, pero tenía miedo de la reacción de Diego cuando le dijera que tenía que irse porque no se me olvida de que Nicolás estaba vigilando a Diego y tengo terror. Sé que estoy siendo cobarde en estos momentos, pero no puedo por ahora y tengo miedo de que al despertar Diego de verdad me odie y que después no quiera saber nada más de mí.

Solté un gruñido y me tapé la cara con la mano, tenía ganas de llorar, de gritar y de golpear a Nicolás una y otra vez, faltaba poco para acabar con esto, pero Diego aún no estaba preparado al igual que Alejandra ni yo misma estaba preparada para lo que se venía. Diego se removió un poco y su pierna se puso algo cariñosa. Sentí como crecía algo ahí abajo. Hora de despertar al bello durmiente.

—Diego... —, murmuré tratando de moverme.

—Mmm...no quiero—susurro. Escondiendo su cabeza en mi pecho.

—Despierta, por favor—digo moviendo su hombro.

Levantó su cabeza y me miró confundido. Miré un punto detrás de él, no quería romper su corazón porque lo que pasó anoche fue algo especial para nosotros, ambos pudimos sentir lo mucho que aún nos queremos y eso duele, me quema el corazón.

—Buenos días—dice con una sonrisa que poco a poco se borra a ver mi cara.

—Tienes que irte—susurró. Sigo mirando un punto fijo detrás de Diego. Aprieta su mandíbula y se separa lentamente de mí.

—Te arrepientes, ¿verdad Anastasia? —Lo miro y luce impotente; aprieta aún más su mandíbula y su expresión es feroz. Trago duro y me siento en la orilla de mi cama.

—No me arrepiento—digo con sinceridad—, pero—antes de que termine de hablar, él me interrumpe.

—¡Pero! ¿qué? —Alzó la voz. Me quedé quieta mirando porque apretó sus manos con fuerza.

—Die...go—, susurre.

—Anastasia ¿Qué es lo que te pasa? Huyes de mí como si fuera una jodida plaga. Porque me haces esto no te das cuenta de que me lastimas. ¡Maldita sea! —Grito y poniéndose los pantalones.

⋙ ¿Qué mierda te he hecho yo? ¿Por qué eres tan cruel conmigo? ¿Por qué juegas así conmigo? —Se tiró el pelo y caminó hacia donde estaba yo —. Contéstame, Anastasia.

Mis ojos se empañaron y apenas podía verlo. Me duele tener que hacer esto y no quiero, no quiero romper su corazón porque me duele lastimarlo porque me duele a mi aun cuando el dolor que le causó es por mi culpa, ya estaba cansada de tener que ocultar la verdad, me cansé de esto... Niego con la cabeza.

—Diego, cálmate por favor, yo tengo al... —Comencé a tartamudear, que solo hizo que se enojara aún más porque soltó un gruñido y una lágrima, recorrió su mejilla y se limpió rápidamente.

—Cállate Anastasia, solo cállate cómo puedes usarme así. Te quería a pesar de tus secretos y tu pasado te quería, joder —él soltó una risa seca—. Siempre te vi como la indicada, pero ahora te miro y...No lo eres, solo eres una más que pasa por mi cama.

Di un paso hacia atrás y me abracé a mí misma, porque eso me dolió.

—Eres cruel, Anastasia y siento pena por mí mismo por tener estos sentimientos hacia ti que no te mereces en absoluto. Te di mi corazón, joder qué imbécil soy. ¿Sabes algo? Cuando te fuiste por estos tres meses en el fondo de mi corazón sabía que volverías conmigo, pero ahora que te miro—me observó detenidamente y no me gustó para nada en la forma que me miro—. Me pregunto si esos dos meses que estuvimos juntos fueron reales o solo fue espejismo.

Hermosa RendiciónWhere stories live. Discover now