CAPÍTULO VII

2.9K 304 12
                                    

Nos separamos al instante, como dos niños que habían sido atrapados haciendo una travesura.

—Aaaah, ya veo. Lo siento, lo siento. Ya me voy.

—No Nam, no tienes que irte. Ven —lo invité a sentarse, sentándome nuevamente en el sofá.

Sentí la mirada de Seokjin fija en mi. Me di vuelta y cruzamos miradas. Él estaba serio. Le resté importancia y le di la espalda.

—Cuéntame cómo fue su debut. El otro día estuve escuchando algunas canciones suyas y me gustaron mucho —le afirmé a Namjoon.

Nam estaba por hablar cuando sentí algo frío en mi espalda.

—Pero qué-

Volví a ser interrumpida por un chorro de agua en mi cara.

Jin había comenzado una guerra de agua dentro de la casa. Nos lanzó a Nam y a mí una pistola de agua a cada uno y comenzó la guerra.

De repente éramos como diez personas con pistolas de agua dentro de la sala de estar, disparándonos como si nuestra vida dependiera de ello.

Jin no paraba de dispararme a mí y yo no me quedaba atrás. Era muy divertido verlo gritando y riendo todo empapado.

—¡Morirás! —le grité metida en mi personaje.

—¡Jamashfkfkrkgi! —le disparé en la boca cuando la abrió para hablar y la llené de agua.

Había llegado un punto en el que ya no podía estar de pie por lo gracioso que era. Así que me senté detrás de un sofá para refugiarme un momento y poder reírme. Jin se sentó a mi lado y también reía como loco. Nos mirábamos y nos reíamos más.
En un momento él dejó de reír y yo también lo hice. Nos quedamos ahí  quietos. Sólo mirándonos. Estábamos agitados.

Mi corazón dolía un poco, pero no era por algo malo. Ese sentimiento era diferente.

En ese instante, Namjoon me agarró, me levantó para ir afuera y jugar un poco entre nosotros. Jin nos siguió y comenzó a dispararnos a ambos.

Me escondí detrás de una pared por unos segundos y me asomé para ver si podía salir. No había nadie, así que salí confiada en que los iba a poder atacar por detrás. Gran error, ellos ya me estaban esperando del otro lado de la pared y me emboscaron.

Traté de defenderme pero no podía parar de reír.
Creo que nunca me había divertido tanto.

El juego terminó con más de sesenta personas empapadas con toallas en el cuerpo, el maquillaje corrido y el pelo hecho agua.

Me senté en el piso y me abracé porque tenía mucho frío.

—Ten —me pusieron en los hombros un buzo color negro.

—Oh, no es necesario. Ya me voy a secar.

—No seas terca. Tómalo y agradece —me dijo Jin alejándose. Creo haber visto que sus orejas estaban rojas. Quizás le dio vergüenza.

—Está bien, ¡gracias!

Eran casi las cuatro la mañana cuando In-Jae se acordó que había ido conmigo a la fiesta.

—¡Sunita! ¿dónde estabas? Mírame, no sé qué parezco —me dijo señalandome su ropa mojada.

—Pareces un murciélago mojado. Creo que he perdido un poco de respeto por tí.

—Si serás... —me abrazó por el costado y me despeinó—. ¿Y ése buzo?

—Ayy. Me lo prestó Jin.

AwakeWhere stories live. Discover now