Capítulo Cinco

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Solo había tres cosas de las que estaba completamente segura, ¿esa no era frase de algún libro?, pensó entre sueños, ¡diablos no importaba!, la cabeza le iba a reventar.

La primera cosa de la que estaba segura era que a pesar de acabarse de despertar aún seguía borracha. La segunda, era que estaba completamente desnuda. Y para rematar, una mano tenía tomado posesivamente su pecho derecho.

Ahora sí, la había cagado. Y a lo grande.

Ni siquiera sabía cómo había llegado a esa posición, se había dormido o al menos recordaba haberse quedado jetona en una muy diferente.

¡La cabeza le iba a reventar! y tenía ganas de vomitar.

Trató de moverse pero la mano apretó más su seno derecho.

¡Mierda!

¿Ahora cómo iba a salir de eso?

Abrió de golpe sus ojos al sentir esa mano posesiva acariciar perezosamente su pecho y parte de su estomago. Mierda... Mierda... Mierda... ¿eso que acariciaba su pezón era el Pulgar Mágico de Juliana?

¡Ay Valentina!

Ahora sí, la había jodido.

Todo la culpa la tenía el mezcal y Juliana por coquearle, y ella por caliente, y... y....

¡Estaba jodida!

¿Ahora que iba a hacer?

No se arrepentía, por supuesto que no, quien mejor que Juliana para...¿para qué?, ¿para desvirgarla? ¿Desflorarla?

¡Ay, la había cagado!

¿Qué iba a hacer?

Juliana la quería, estaba segura de eso, pero la quería como su mejor amiga, no como la madre de sus hijos, ¡por Dios!, de amiga a amante había un largo camino, y ese camino lo habían resumido en tres botellas de mezcal. ¡Estúpida!, se dijo, si tanto le preocupaba, ¿por qué no se levantaba, se vestía y se iba de ahí?

La respuesta era muy simple. Porque se sentía correcto estar entre sus brazos, desnuda y caliente. Esa era la maldita razón.

Wey, ni si quiera sabia si era gay.

¿Y eso importaba?

Pues la neta, no. Pero...¿Qué le iba a decir?

Juliana, estoy enamorada de ti, así que por eso mandé al diablo nuestra amistad. Ya sabes que siempre hago un montón de pendejadas. Anoche fue la mejor experiencia de mi vida, que... que... maldición... que no me importan las etiquetas, que soy tu mejor amiga... ¿pero para mí eso ya no es suficiente?

¡Dios! ¡No la quería perder por una estupidez!

Y qué pasaría si... si Juliana confundía su amistad, con amigas con derecho o con una simple experimentación... ¿Y si le pedía que siguieran como amigas pero teniendo sexo regularmente?, ella no se iba a negar, a quien engañaba, pero no quería solo eso, quería a Juliana, su mejor amiga, el amor de su vida y quería que la quisiera, que la amara; no como su mejor amiga, si no como la mujer que Valentina podía ser para ella.

Perderían su amistad, por una follada, maravillosa, no había duda, pero follada al fin y al cabo.

¡Perfect timing! As always...

¡Estaba jodida!

Quería seguir durmiendo así con ella y dejarse de preocupar del mundo y de sus sentimientos. Aunque pensándolo bien era mejor si se iba a su departamento, sabía que si ella se despertaba le daría pánico y haría o diría una estupidez y su mejor amiga no se merecía eso de ella. No después de los sucesos de la noche anterior.

Con Sabor a MezcalWhere stories live. Discover now