Pensamientos De Malfoy

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Las horas pasaban, y la piel de ambos cuerpos que en ese momento se encontraban haciendo el amor desesperadamente, cada vez ardía mas ante cada roce...

Los gemidos inundaban la habitación, las caricias eran el lenguaje de ambos cuerpos que se estremecían entre ellos.

"¿Cómo no quererte?"

Eso era lo único que él se preguntaba en cada momento en que la miraba a sus ojos color chocolate...

Sabía que se había llevado a un extremo muy arriesgado aquella relación...

Sabía que en cuanto acabasen de entregarse el uno al otro, el debería comentarle más sobre sus gustos y prácticas sexuales.

¿Pero y si por ello la perdía?

¿Y si ella no le daba una oportunidad de conocer distintos placeres que el mismo quería mostrarle?

Ese era su miedo...

Que ella se fuera.

Que se fuera sin mirar atrás...

Como cada estación del año, se iba para dar paso a una nueva...

Pero el solo la quería a ella, y temía perderla...

Después de ella dudaba en que otra que pudiera ocupar un pequeño espacio del lugar que ella lleno por completo...

"Draco..."

Su nombre sonaba maravilloso en aquellos labios que le abrían el apetito.

El pequeño cuerpo de Hermione termino descansando a su lado en aquella cama donde horas antes habían hecho el amor...

Era la primera en mucho tiempo en el que el gran Draco Malfoy había hecho el amor y no follando.

Se levantó con delicadeza, no quería despertarla.

Salió completamente desnudo al balcón, apoyándose en la barandilla.

¿Qué era el amor para Draco Malfoy?

En una resumida palabra: Dolor.

Pocas veces se enamoró aquel hombre, y de esas pocas veces siempre salió herido...

¿Por qué esta vez sería diferente?

El amor para él era algo efímero, carente de valor e importancia, pues cuando uno mismo le daba tanta importancia algo sabía que las posibilidades de salir herido eran mayores.

El gran Draco Malfoy se enamoró dos veces en toda su vida.

Una de ellas fue su madre.

Una mujer llena de alegría, amor y comprensión.

Para los ojos de Draco su madre era la mujer perfecta, aun recordaba como cuidaba las rosas del jardín de aquella mansión donde vivían.

Cuando él la buscaba siempre la encontraba allí, cuidando de las rosas, mientras que su padre se pasaba la vida en su despacho y en alguna que otra reunión con posiblemente un empresario que terminara siendo una esbelta mujer de largas piernas...

Aun así su madre nunca los abandono, ella sabía muy bien que su esposo no le era fiel, pero para ella los hombres iban y venían, solo había que sería para toda la vida y ese era su hijo...

Para la desgracia de Draco, la vida quiso que su madre se fuera cuando el solo tenía 12 años...

Una de las tantas veces que aquel niño iba a buscar a su madre al jardín noto algo inusual, su madre nunca dejaba la cesta donde colocaba las flores cortadas volcada en el suelo, el fuerte viento hacia que las rosas que estaban en ella se fueran alejando...

Sus pasos fueron haciendo que se adentrara en aquel jardín, donde encontró a su madre, yacía en el suelo, inmóvil y fría como el mármol, sus piel era realmente pálida y sus labios que naturalmente eran de un tono rosado acababan por ser morados y fríos, mientras un fino camino de aquel liquido carmesí resbalaba por el suelo de piedra, el cual brotaba de la parte trasera de la cabeza, el pequeño solo pudo agitar a su madre una y otra vez, llamándola esperando una sola respuesta por su parte...

La cual, nunca llego.

Para su desgracia, aparte de su madre morir, quedo totalmente a cargo de su padre, el cual no era especialmente cariñoso con él.

Él fue el causante de que pensara que el amor era algo que se acababa, que siempre había un final...

¿Pero porque su padre se veía tan bien y su madre acabo cometiendo aquella locura?

¿Por qué él estaba bien y su madre acabo muerta?

La segunda mujer de la que se enamoro fue una preciosa castaña de ojos verdes, sexy, atrevida, llena de vida...

Astoria Greengrass, una diosa de extremada belleza pero de frio corazón, codiciosa, egoísta y cautivadora...

Nuestro hombre no tardo en caer rendido a sus pies, juzgo a Astoria por su hermosa portada, sin dar ni siquiera un vistazo al interior.

Por fuera, una mujer buena, cariñosa, que se entregaba en cada uno de los juegos que Draco le proponía...

Por dentro, egoísta, frívola, llena de veneno...

Veneno que no dudo en inyectarle poco a poco a Draco, con ella lo tenía todo y sin ella no tenía nada, eso es lo que le hizo pensar...

5 años siendo la mujer consentida de él, mientras ella hacia que su Daddy estuviera realmente feliz y centrado solo en ella, dejando de lado su empresa sus amigos...

Buscando la oportunidad perfecta para dejarle solo, y hacer que las empresas Malfoy llegaran a su fin y casi lo consigue.

Por suerte o por desgracia, el padre de Astoria termino muriendo de una larga y dolorosa enfermedad...

Aquello hizo que Draco volviera a resurgir las empresas Malfoy, pues se dio cuenta de que si el padre de Astoria no hubiera muerto, este se hubiera hecho con el control de su empresa, comprándola por poco dinero y siendo el director de ellas...

Agito su cabeza con molestia, no quería recordar todo aquello...

-Daddy...- llamo una voz femenina desde la puerta del balcón- ¿Qué haces aquí...?- pregunto la castaña mientras frotaba sus ojos.

Draco se giró, deleitándose con aquella vista que la chica le ofrecía...

Completamente desnuda, su cabello suelto y revuelto.

-Pensar- contesto el hombre mientras se apoyaba con su cadera en la barandilla- ¿Y tú que haces despierta...?

Hermione camino hacia Draco, colocando sus manos en el pecho de él.

-Me desperté y no estabas en la cama...- susurro- ¿No puedes dormir?

El rubio negó mientras la abrazaba por la cintura.

-No, no puedo...- confeso- Nos queda un día para volver Hermione, debes descansar, mañana saldremos todo el día- explicaba para luego besarla.

La joven asintió.

-Pero debes venir conmigo...- susurro- Odio no despertarme contigo cuando estamos juntos- lo miraba con una sonrisa.

Draco sonreía besando la frente de Hermione.

-Iré enseguida- comento haciendo que se girara, darle una nalgada y apretarla con firmeza- Me encantas...- susurro besando la cabeza de la joven- Ve a la cama, es una orden preciosa.

-Si daddy- afirmo la castaña caminando hacia dentro de la habitación.

El rubio miraba cada movimiento, esa chica lo iba a matar un día...

Miro de nuevo hacia las vistas que ese lugar le proporcionaba, quedándose pensativo, Hermione era mucho más que aquella fría mujer que en su momento lo enamoro, y ahora tenía miedo de enamorarse de nuevo, de sufrir de nuevo...

Pero ya era tarde para arrepentirse, sabía que el amor era efímero, y que aquello no duraría para siempre...

Porque nada dura para siempre...

Yes, DaddyWhere stories live. Discover now