34.- Expiación

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Seis disparos rompieron el silencio de la noche en Tierra Caliente

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Seis disparos rompieron el silencio de la noche en Tierra Caliente... en la casa de los Montenegro que se ubica a las afueras del pueblo, Andrés Duarte puso fin a la vida de Bruno, el hombre que lo engañó y manipuló para hacerle daño a personas inocentes.

Con el rostro bañado en llanto y las manos temblorosas, el pelioscuro veía a sus pies el cuerpo del perverso hombre bañado en sangre.

Gabriel, Juan, Damián, Ángel, Rafael y Jonás observaban atónitos a Andrés... ninguno de ellos esperaba que el pelioscuro apareciera y terminara con la pesadilla que estaban viviendo.

Después de unos minutos, Andrés reaccionó y arrojó la pistola al suelo... se dirigió hacia Gabriel para quitarle la mordaza de la boca y liberarlo de sus ataduras.

Mirando a los ojos del castaño, el pelioscuro le dijo: tú tenías razón en todo lo que me dijiste... siempre me hablaste con la verdad... perdóname por no creer en ti...

Gabriel respondió con una pregunta: Andrés ¿tú sabías que Bruno atacó a Tadeo y asesinó a Esther?

Agachando el rostro, Andrés contestó: sabía lo de Tadeo, pero no lo de Esther, aunque no me sorprende... puedes estar tranquilo porque Bruno ya pagó por sus crímenes, ahora me toca a mí...

El pelioscuro se dirigió a la salida y Gabriel le dijo: espera, ¿a dónde irás?

Andrés: a entregarme a la policía y confesar todo lo que hice... yo también tengo que pagar...

Antes de salir, el pelioscuro vio a todos los presentes y les dijo: yo sé que quizás nunca puedan disculpar lo que les hice, pero a pesar de todo les pido perdón... perdónenme...

Andrés salió de la casa sin decir más y por un instante, Gabriel quiso correr para alcanzarlo y detenerlo, pero sus pensamientos fueron interrumpidos por Damián que le dijo: Gabriel, ayúdanos a quitarnos las esposas...

Gabriel: ah, sí claro...

Gabriel liberó a Juan, que lo primero que hizo fue decir: mi hija, quiero ver a mi pequeña...

Gabriel: debe estar en una de las habitaciones de arriba... ve por ella...

Juan subió corriendo las escaleras y abrió la puerta del cuarto donde se encontraba Saraí... la niña aún dormía por el sedante.

Juan: hijita despierta... abre tus ojos mi amor...

La pequeña despertó poco a poco y dijo: mamá ¿dónde estoy?

Los Montenegro (Tierra de Pasiones 2)Kde žijí příběhy. Začni objevovat