De repente siente como alguien tira de su cabello con tanta fuerza que la hace caer al suelo, pegando un pequeño grito.

—¡Zorra, zorra, zorra! ¡TODO ESTO ES TÚ CULPA! ¡POR TÚ CULPA ES QUE MI BRICKY SE VA A MORIR, POR TU CULPA! ¡MALDITA PUTA! — Princesa había perdido los papeles. Le gritaba salpicándole saliva en la cara. Su rostro estaba rojo a más no poder de la ira, los ojos hinchandos y también comenzaban a ponerse rojizos y los puños apretados, observando a Blossom como si fuera un asqueroso criminal. Blossom simplemente se quedó helada aún en él suelo, no podía comprender, todavía intentaba asimilar lo que le decía la joven pecosa. Una de sus hermanas la ayudó a levantarse, Blossom miró hacia abajo, por alguna razón sentía que no podía contradecir a Princesa, muy dentro de ella si sentía que tenía la culpa de todo desde hace mucho, mucho tiempo.

—¿¡Quién te crees para hablarle de esa manera a mi hermana o siquiera a tocarla?! ¡Te voy a partir la cara basura! — Buttercup comenzó a formar bolas de fuego en sus manos, pero Blossom las congeló antes de que Buttercup pudiera lanzarlas a Princesa. La pelinegra la miró algo desubicada, esperando que la dejara quemarla viva, pero Blossom simplemente negó con la cabeza. Buttercup rechinó los dientes con furia y la miró desafiante. —La próxima vez no te vas a salvar, cómo la vuelvas a tocar, te arranco hasta el último diente de tu hermosa y cara dentadura. —amenazó la morena. Princesa subió la mandíbula con soberbia y se llevó a su hija -la pobre miraba toda la escena con los ojos muy abiertos, impresionada por lo que Buttercup podía hacer- de la mano, lejos de ellos, para poder llorar en paz.

Todos suspiraron. Ahora que Princesa no estaba podían estar más tranquilos de que no ocurriera ningún accidente, bien sabían la relación que tenían ambas pelirrojas. Enseguida Buttercup volvió a acercarse a su hermana mayor.

—Y ahora nos vas a decir a que se refería esa basura bañada en oro con eso de que tú tienes la culpa de todo.

—Vamos Butters, déjala...

—Si preciosa, ya sabemos que esa mujer necesita estar encerrada en un manicomio. No hay que hacerle caso. —su novio pasó el brazo por sus hombros y apoyó sus labios en su frente, sonriéndole divertido. Buttercup se cruzó de brazos, no estaba convencida del todo, pero los besos de su novio la hacían calmar. Blossom seguía callada, mirando el blanco piso, sin saber realmente qué pensar.

—Está bien, pero no...

En ese momento el doctor salió de la sala de operaciones, aún con la máscara y guantes puestos, lo que significaba que no había terminado su trabajo. Todos se quedaron en un silencio sepulcral, esperando las palabras del doc.

—Hemos podido sacar ambas balas de su cuerpo, todavía queda curar sus heridas... — a todos se les dibujó una pequeña sonrisa de esperanza, pero enseguida se borró cuando el doctor continuó hablando. —pero ha perdido demasiada sangre, hay que hacerle una transfusión lo antes posible o... podría morir en cuestión de un par de horas. —concluyó llevando ambos brazos detrás de su espalda.

Boomer se desmaya de la impresión, pero fue sujeto por la rubia que fue a socorrerlo al baño. Butch hundió la cabeza en el pecho de su novia y esta lo abrazó con fuerza, conduciéndolo hasta la cantina para que tomara algo que lo tranquilizase. Dexter se dejó caer en una de las sillas y Blossom, bueno, ella no había recuperado el habla todavía, comenzó a sudar frío y sus manos temblaban al igual que sus labios. Esto no podía ser posible.

—¡No puede dejar que muera! —exclamó finalmente acercándose al doctor. —¡Tiene que administrarle la transfusión cuanto antes! ¡DESE PRISA! —esa emoción de tristeza que por un segundo invadió cada extremidad de su cuerpo, fue sustituida por la ansiedad, una ansiedad furiosa. Todo su cuerpo temblaba.

Rojo cual pecado (Blossick)Where stories live. Discover now