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Al día siguiente, a primera hora, Tae fue corriendo a la montaña. Quería pedir disculpas a Jin por su actitud del día anterior. Quizás su manera de salir había enfadado al pequeño unicornio.

En una gran canasta llevó el almuerzo. Unas deliciosas hamburguesas, jugo de durazno y por supuesto no podían faltar los Mochis. Ese día, Jimin y Jungkook no pudieron acompañarlo, porque tenían actividades con sus respectivos clubs.

Al llegar, vio como todos los días a Jinnie sentado sobre un crisantemo.

-¡¡Jinnie!!!- corrió a darle encuentro. A sus ojos, Jinnie se veía más radiante que nunca. Esos ojos lavanda parecían brillar más aún, y la sonrisa que le estaba brindando le hizo sentir una punzada en el corazón, asustándolo, pues este había vuelto a latir desesperado como el día anterior.

-Hola Tannie – Jin respondió al saludo, sintiéndose ansioso por contarle que su casita también había cambiado de color y de tamaño, ahora era idéntica a la flor que tenía Taehyung.

-Traje el almuerzo – logró decir el adolescente, aun sintiéndose tímido levantando la canasta.

Jinnie se puso a dar vueltas de la emoción. La comida humana que Tae le daba era deliciosa. Amaba poder comer hasta decir basta, claro que también guardaba un poco para su amigo Hobi, porque ese Kitsune, aunque aún no quería aceptar a Tae, también amaba la comida que llevaba.

Deseaba con el alma algún día poder presentarlos como era debido.

La mañana pasó rápidamente. Jin le había enseñado que ahora podía hacer florecer a los pequeños capullos. También le enseñó que no sólo podía hablar con las flores, sino también con los árboles y los diferentes animales del lugar.

Tae estaba embelesado. Siempre le había gustado la naturaleza, en especial la de ese bosque. Todo era tan especial y hermoso. Gracias a que su abuelito acababa de darle una cámara instantánea, podía capturar todo lo que le gustaba de ese lugar para tenerlo como recuerdo.

En especial deseaba con todo su corazón una foto de su bello unicornio. Esperó el momento indicado para estrenar su cámara con una foto de él.

Jin estaba volviendo de la copa de un gran árbol con una sonrisa, cuando vio que Tae tenía un extraño artefacto en el cuello.

-¿Qué es eso Tannie? – preguntó señalando a su cuello.

-Es una cámara fotográfica – respondió y el unicornio aún lo veía con cara de no entender nada – está cámara se usa para sacar fotografías. Espera, te enseño – acomodó la cámara en su rostro y enfocó al hermoso unicornio que estaba adorablemente intrigado.

Sacó la fotografía, esperó unos minutos y la foto salió de la cámara. La sacudió y en unos minutos se pudo ver la imagen.

-Mira, eres tú- le mostró la fotografía. Un hermoso retrato de Jin con su rostro intrigado y de fondo el bosque de árboles de durazno.

-¡Wooo, ése soy yo! – el pequeño gritó emocionado – ¿cómo es eso posible? – preguntó tocándose el rostro – aunque mis cachetes no son tan gordos – dijo haciendo un puchero.

-Aww, tus cachetes son hermosos, parecen dos gomitas de azúcar- respondió Tae intentando tocarlos. Jin se sintió apenado de inmediato por el halago y se tapó su carita que ahora estaba toda roja.

Tae lo miraba embobado. Ahora sentía más ganas de abrazarlo, se veía tan adorable. Su corazón empezó a acelerarse otra vez y se dio cuenta de que sólo le pasaba cuando veía a Jin. En ese momento entendió que eso que sentía en su corazón no era alguna enfermedad, sino era algo más fuerte que aún no sabía cómo llamarlo, pero lo hacía sentir feliz. Su corazón se sentía cálido. Así que deseó más que nada en el mundo permanecer por siempre al lado del pequeño que le provocaba tanta dicha.

En ese momento no pudo aguantar las ganas de sacarle otra foto para capturar esa tierna expresión. El sonido de la cámara hizo que Jin se sobresaltara y saliera de sus propios pensamientos.

-¡Me asustaste! – le dijo puchereando – ya no más por hoy, deja de sacarme esas cosas.

-Fotos, se llaman fotos – aclaró Tae.

-Eso- dijo el unicornio aún con un puchero y cruzando las manitas sobre su pecho.

-Está bien, no te enojes, sólo lo haré cuando tú quieras ¿sí? – suplicó con ojitos de cachorro.

-Sí, está bien – inmediatamente cambió su rostro a una gran sonrisa – Quería contarte algo – volvió a ponerse tímido. Tae miraba expectante como pidiendo que continuara – Ayer, después de que te fuiste, volví a mi casita – tomó aire y continuó- Ésta cambió y ahora es como tu flor.

-¿En serio?- la alegría no se hizo esperar en el rostro de Tae

-¡Sí! Es grandioso ¿no crees? Porque ahora sí tenemos la misma flor.

-¿Tú crees que cambió porque la mía lo hizo?- preguntó pensando con una mano en su mentón.

-Yo creo que fue porque también tengo el mismo deseo que tú – confesó el pequeño con las orejas rojas – también quiero estar a tu lado, Tannie.

Taehyung se sonrojó al instante. Su corazón se sentía alegre, más alegre que nunca.

-Entonces sigamos juntos, Jinnie – respondió con una gran sonrisa.

Jin asintió y flotó hasta su lado para subir a su hombro y descansar en su cuello. Ambos quedaron en esa posición bajo el árbol de durazno que los acogía, quedando dormidos inmediatamente mientras sonreían.


Namjoon a lo lejos había estado viendo la escena, sintiéndose furioso de pronto. Pero sabía que en poco tiempo ese chico iba a dejar de molestar a su pequeño.

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Holis acá les traigo otro capítulo 🥰

Quisiera la foto que sacó Tae 🤧

La pregunta del día.
¿Tienen una cámara instantánea? Yo quisiera una 🥺

Gracias por el amor que le dan a mi historia! Está por llegar a las 400 vistas y eso me tiene muy emocionada 😍🥰

Las amo mucho 😘 se me cuidan 🥰💜🦄


Mi pequeño UnicornioWhere stories live. Discover now