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Al día siguiente, Tae se había levantado temprano pese a ser domingo, pues estaba demasiado ansioso por volver a la montaña y poder ver a ese lindo unicornio.

Corriendo, bajó las escaleras directamente a la cocina en busca de algo que pueda ser del agrado para su pequeño amigo. Vio en el congelador que aún habían mochis de fresa, con los ojos iluminados de alegría guardó en su pequeña fuente unos pares. No había nadie en el mundo que se negara a ese delicioso manjar, más cuando era verano. Por lo tanto, estaba seguro que le gustarían al pequeño unicornio.

— Mas lento TaeTae puedes atorarte — decía su abuelita, quien le había servido el desayuno — ¿Por qué estás tan apurado, pequeño?

— Debo ver a mi amiguito y entregarle su regalito — dijo con la boca llena de comida — también iremos con Jimin y Kookie

— ¿Hiciste un nuevo amiguito? — preguntó su abuelita con el rostro lleno de felicidad.

— Hmm — asintió al terminar de comer.

— Entonces invítalo a casa para que tu abuelita pueda conocerlo, ¿sí? — pidió de forma cariñosa acomodando unos cabellos rebeldes de la frente del pequeño.

— ¡Sí abuelita! — respondió con energía — Terminé, gracias… me voy … ¡vuelvo más tarde! — se despidió corriendo rumbo a la casa de Jimin para pasar luego por Jungkook y volver a la montaña.

Una vez todos reunidos, subieron la montaña, jugando como siempre, saltando, riendo; hasta que llegaron al gran arco. Jimin y Jungkook se quedaron tiesos antes de subir por esas gradas, viendo como Tae subía y llamaba al supuesto ser.

— Seokjin ya llegué~ — anunció juguetonamente — ¡Traje el regalo que te prometí!~ — continuó llamando al unicornio

SeokJin había escuchado el primer llamado apareciendo de inmediato en una pequeña flor, pero cuando vio que había más personas, sintió miedo, optando por esconderse.

Pero, al escuchar tanta insistencia y el tono de tristeza en la voz de Tae, sintió que debía ser valiente. Además, si ellos acompañaban a ese lindo niño, no debían ser malas personas ¿o sí?

En un movimiento rápido apareció cerca del oído de Tae.

-Hola… estoy acá… no estés triste… sólo que me da miedo esa gente nueva – susurró, escondido cerca de la oreja de Tae.

-¡Seokjin!- dijo feliz por ver otra vez al pequeño unicornio - Ellos no te harán daño, son mis amigos, pero si no quieres que te vean, lo entiendo y les puedo decir que se vayan.

Jimin y Jungkook veían a lo lejos cómo su amigo parecía hablarle a la nada con su cabeza girada a un lado, pareciéndoles gracioso, estallando en risas.

El pequeño unicornio asustado se metió en el cuello de la polera que llevaba Tae, haciéndole cosquillas. 

— ¡Cállense! ¡Ya lo asustaron, tontos! — reclamó inflando los cachetes.

— ¿A quién? Si no vimos nada — Jimin levantaba los hombros y Jungkook asentía.

— Les dije que era pequeño — explicó Tae cruzando sus brazos — está en mi cuello — señaló el lugar.

Pero los contrarios no veían nada, así que poco a poco se fueron acercando hasta que pudieron ver sobresalir un bultito bajo la tela de esa polera, y un pequeño cuernito asomándose por el borde.

Ambos abrieron la boca lo más grande que pudieron, asombrados por lo que veían.

— ¿Ven? ¡Les dije que no mentía! — Tae infló el pecho con orgullo y una sonrisa cuadrada se dibujó en su rostro.

Sus amigos quedaron sin habla, sólo asentían.

— Él me ayudó a encontrar el camino de regreso — explicó feliz —, pero le da miedo la gente nueva.

— ¿Ellos también pueden verme? — preguntó el unicornio en un susurro haciendo que Tae se acercara más para poder escucharlo.

— Sí, al parecer sí pueden verte, pequeño Seokjinnie — respondió mimosamente.

Con esa respuesta sintió más miedo, porque nunca le había pasado que los humanos lo vieran. Así que, se metió más debajo esa polera, sacando risas a Tae por las cosquillas que su colita le hacían.

— No te haremos daño — finalmente Jimin habló saliendo de su shock momentáneo —, no somos niños malos.

— Sí, sí … no somos niños malos — repitió Jungkook acercándose más para poder visibilizar al pequeño ser.

Lentamente, SeokJin sacó la cabecita para ver a los ojos a esos extraños. Los contrarios, asombrados por la belleza de ese pequeño unicornio, sonrieron automáticamente con brillo en sus ojos.

— Yo soy Jimin — se presentó haciendo una señal militar poniéndose firme, gesto que le pareció gracioso al unicornio.

— Y yo soy Jungkook, pero para mis amigos... ¡Soy Kookie! — dijo el otro emocionado, haciendo una pose graciosa con sus manos.

— Yo… soy, SeokJin — finalmente habló, ahora que sentía más confianza.

— Awww — dijeron al unísono — qué vocecita más tierna ~ —  volvieron a decirlo juntos mirándose ambos estallando en risas, reclamando en medio, que el otro le estaba copiando.

Luego de ese momento divertido y presentaciones extrañas, al fin Tae le entregó su regalo, colocando la fuente en el piso, explicándole a Jin qué era eso y que podía comerlo. En ese instante, Jin subió sobre el mochi y empezó a comerlo haciendo reír a todos porque ese pequeño mochi para Jin parecía una montaña.

[Visual: Mochi de fresa]

Todo el día se la pasaron jugando, Jin aún no sé había dejado tocar con los otros, pero nunca se separó de Tae, estando en su cuello todo el día

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Todo el día se la pasaron jugando, Jin aún no sé había dejado tocar con los otros, pero nunca se separó de Tae, estando en su cuello todo el día.

Antes de irse, Tae le prometió que pasaría a verlo todos los días al salir de clases. Jin se quedó feliz por ello mientras los demás regresaron a sus hogares.

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Hola! Volví con un nuevo capítulo 🥰

Alguna vez probaron el mochi de fresa? Es delicioso 😋

Gracias por su apoyo 🥰 me encanta leer sus comentarios 😍

Mi pequeño UnicornioWhere stories live. Discover now