Silencio

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   Se escuchan pasos acercándose, no se podía ver nada en la oscuridad que estaba inmersa alrededor, era tan densa que parecía palpable, los pasos se escuchaban cada vez más cerca, Dylan observaba en cada dirección del bosque, no entendía en que había estado pensando cuando aceptó venir al encuentro con esta persona misteriosa, sabía lo arriesgado que era, pero aún así sentía una gran necesidad por descubrir lo que había detrás de ese instituto, necesitaba saber qué es lo que ocultaban en ese lugar, habían pasado muchas cosas extrañas desde que había llegado a aquel sitio como nuevo estudiante.

   Después de que había conseguido la beca para este instituto educativo, eran hechos tras hechos sin precedentes, aun asi había sido una de las mejores cosas que le habían pasado, siempre lo había deseado, el sólo pensar en que estaría en el Linch Harrow, el instituto más prestigioso del país, que solamente aceptaban a las familias más poderosas. Conseguir la beca era una de las cosas más difíciles, sólo cada cinco años se tenía posibilidad de competir por ella.

  Dylan sabía lo rriesgoso que era la situación en la que estaba, pero su gran necesidad saber el gran misterio que se cernía en el instituto le jugaba en contra. De pronto se escuchó las pisadas más cerca, una rama rompiéndose, rápidamente volteó a mirar atrás, luego se quedó observando la silueta del hombre que se encontraba parado frente a él, estaba muy expectante, no podía ver su rostro a pesar de la luz de la luna, la capucha mantenía su cara a oscuras, el hombre estaba parado cerca de un árbol que parecía ser el más grande a la vista.

-Bueno, aquí estoy – Dylan observaba atentamente al hombre – dijiste que tenías información para darme.

   El hombre no respondió.

   Dylan se había dado cuenta de lo estúpido que había sido el haber venido sin pensar en un plan por si algo salía mal, y ahora mismo tenía el presentimiento de que algo no andaba bien, empezó a retroceder lentamente, manteniendo siempre la mirada en el hombre, el misterioso individuo ni se inmutaba.

  Tras un silencio sofocante y con el único sonido del viento moviendo las hojas, el misterioso hombre empezó a moverse, fue acercándose al chico.

-¿Qué crees que haces? – el sonido de una voz tan suave, dulce y a la vez atemorizante, le erizó la piel a tal punto que lo dejó inmóvil, estaba detrás de él, sentía la presencia de la otra persona, ¿cómo había podido acercarse tanto sin haber hecho un mínimo de ruido?, las hojas secas en la tierra eran imposibles de evitar, pero rápidamente cayó en cuenta, al parecer el chico había estado tan inmerso en la presencia del hombre frente a él, que ignoro totalmente los ruidos a su alrededor, incluso a la mujer que estaba detrás de él, sentía que la mujer lo observaba, el chico quedó en trance por un momento, hasta que pudo reaccionar nuevamente.

- ¿Quiénes son ustedes? – su voz empezaba a salir temblorosa – ¿qué quieren de mí?

   La mujer empezó a acercarse más, pasando cerca de él hasta quedar al lado del hombre que seguía observándolo, a diferencia del hombre la mujer no llevaba nada que cubriera su rostro, la luz de la luna se proyectaba sobre ella, era hermosa, sus ojos azules eran muy cautivadoras, pero su mirada era fría, su piel era blanca como la nieve y su cabello tan oscuro contrastaban tan bien con su hermosa figura, de pronto Dylan sintió la extraña sensación de que ya la había visto en algún lugar, pero no podía recordar donde.

- Dylan, ¿qué crees que estás haciendo? – preguntó la mujer con un tono más frío y mirándolo fijamente, ¿cómo es que sabía su nombre?, quien era está mujer – ¿por qué buscas información del instituto?, ¿qué es lo que quieres conseguir con eso?

- ¿Quién es usted? – preguntó Dylan, el hombre seguía sin moverse, era impresionante lo inmóvil que estaba.

-Digamos que podría ser una amiga - el hombre dando un paso al frente se queda inmóvil nuevamente - o podría ser la última persona que veas.

- ¿Qué quieren de mí? - Dylan intentaba pensar en alguna forma de librarse de la situación en la que estaba, mientras que también buscaba ganar tiempo - no he hecho nada malo.

- ¿Crees que hurgar en el pasado de la institución no sea malo? - la mujer estaba con una expresión cada vez más sombría – sabes, se te está dando una oportunidad única en Harrow, creo que no te das cuenta de lo afortunado que eres, y en vez de aprovechar esta oportunidad, llegas y esto es lo que haces, te estas metiendo en cosas que no deberías jovencito.

   La mujer sonrió, dulce y tenebrosa.

   El frío de la noche empezaba a arremeter contra él, sentía como sus piernas empezaban a temblar, los pies le dolían, le había dejado secuelas el caminar tanto.

   La mujer empezó a caminar alrededor del hombre, manteniendo una de sus manos en sus hombros.

-Señora si quiere algo, dígalo - era la primera vez desde que se habían encontrado que recuperaba la seguridad, ya no le temblaba la voz - Harrow esconde algo, y estoy dispuesto a descubrirlo, y no me importa si usted intenta amenazarme.

  La mujer empezó a sonreír nuevamente, la tez pálida de aquella persona bajo la luz de la luna hacía resaltar sus ojos de un color azul profundo, era realmente hermosa tanto que parecía ser letal, y esa sonrisa tan dulce, era difícil no quedar encantado, pero la mirada fría y penetrante lo hacía sentir inquieto.

-Con que así serán las cosas - la mujer se queda nuevamente al lado del hombre, quien mantenía fija su mirada en el chico - es una lástima, te veías muy prometedor.

   La mujer voltea a mirar al hombre, el cual voltea igualmente hacia ella, la mujer le asiente con la cabeza en una orden.

   El hombre voltea y se dirige hacia él, rápidamente Dylan retrocede y empieza a correr, había observado bien los lugares por los que había pasado, de tal forma que no olvidaría el camino de vuelta al instituto. Corría sin mirar atrás, tenía que llegar a Harrow lo antes posible, pero se escuchaban el crujido de las hojas detrás de él, cada vez acercándose más, la tierra estaba húmeda y eso dificultaba mucho el correr, se resbalaba, el lodo estaba impregnado en sus tenis, de pronto escuchó el sonido a un lado suyo, lo estaba alcanzando, ¿quién rayos es este tipo? Se preguntó Dylan.

Llegó a una curva donde había una vieja cabaña abandonada, recordaba que había venido por el camino de la izquierda, apresurándose se dirigió hacia ahí, tomando un caminito, que al parecer los anteriores dueños de la cabaña lo usaban para dirigirse hacia la carretera. Siguió corriendo a pesar de que ya se estaba cansando, miraba de reojo por si el sujeto aún lo estaba siguiendo, no veía nada. Llego a la carretera y rápidamente se dirigió hacia el auto que había sacado del garaje del instituto, esa mañana había tomado la llave de la oficina del director sin que esté se diera cuenta, y ahora estaba aquí en medio de la carretera y a varios kilómetros de Harrow. Tenía que darse prisa, el sujeto aparecería en cualquier momento, Dylan sacó las llaves para abrir la puerta del auto, pero justo en ese momento antes de entrar al auto, un sonido, como el de huesos rompiéndose, lo empezó a dejar sin sentido, el oído empezó a sumarle, la cabeza se le empezó a dar vueltas, un dolor se arremolinó detrás de su cabeza el cual iba en aumento cada vez más, le llego el mareo, la vista se le empezó a nublar, y la sangre cálida empezó a resbalarse por su nuca, seguido de un silencio frío, el chico se desplomó en el suelo asfaltado, y una oscuridad tenue lo cubrió por completo.

HuellasWhere stories live. Discover now