𝔓𝔯𝔦𝔪𝔞𝔳𝔢𝔯𝔞 𝔈𝔫 𝔗𝔲𝔰 𝔒𝔧𝔬𝔰

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Justo en eso sintió alguien colocándole una flor en sus suaves y frondosos rizos blancos. Un niño un poco mayor que Michel, de ojos violeta y de amable sonrisa. Aziraphale agradeció el gesto y le arrojó pétalos en la cara, haciéndolo reír. Luego de eso, volvió a correr de manera inquieta entre los invitados.

Mientras corría alegremente con su cesta entre los setos, tropezó con alguien, haciéndolo caer.

-Lo siento mucho.- Se disculpó inmediatamente.

Era otro niño, sus ropas eran oscuras y su pequeña gabardina tenía adornos que se asemejaban a las plumas de un cuervo. Su cabello rojo contrastaba con su vestimenta tan oscura y lo tenía a la altura del mentón. Debía ser hijo de uno de los reinos invitados ya que para el Festival del Equinoccio de Primavera era común que los de Caelum vistieran ropa colorida en tonos pastel. Además, tenía unos bellos ojos dorados, como dos pares de ámbar en la luz del sol.

-Fíjate por donde corres.- Espetó este de mal humor.

-De verdad lo siento.- Se disculpó nuevamente y extendió su mano para ayudarlo a levantarse.

El chico de ropas oscuras al principio pensó en declinar la ayuda, pero al fin y al cabo estaba en un reino extranjero y su padre le había dicho estrictamente que se comportara, por lo que no le quedo de otra que aceptar su mano. Se sorprendió de la piel extremadamente suave de aquel niño de ojos azules.

-¿Te gustaría un panecillo? Es lo menos que puedo hacer después de hacerte caer.- Ofreció Aziraphale con una sonrisa.

El niño de cabello rojo no era de degustar cosas dulces, pero algo en su interior le hizo aceptar su ofrecimiento, por lo que solo asintió. Aziraphale busco a su nodriza y le pidió una de las mini tartas para su invitado, por lo que ella accedió de buena gana, le gustaba que su pequeño protegido fuera tan considerado con todos y que ya tuviera un nuevo amigo.

-Toma, esta es de fresas con crema.- Dijo mientras ofrecía el pequeño postre en sus manos.

-¿Tu no comerás?- Pregunto extrañado al ver que solo tenía una tarta.

-Puedo comer mas tarde. Me siento mal por haberte tirado por estar haciendo el tonto corriendo de aquí para allá.- Dijo apenado.

El niño tomo el postre y lo dividió por la mitad.

-¿Que haces?- Pregunto Aziraphale sorprendido al ver que le extendían la mitad.

-No comeré si tu no comes. Yo... te agradezco el gesto.- Dijo algo apenado, como si no supiera mostrar gestos de gratitud. Aziraphale sonrió. 

Acepto su mitad para no incomodar a su nuevo amigo, aunque rara vez no le importaba incomodar a alguien, siempre era de decir o hacer lo que pensaba. Se sentaron cerca de la fuente principal de los jardines del palacio y comieron.

-¿Quieres ir conmigo después a buscar los huevos? Seguro los adultos ya están por terminar de esconderlos.- Preguntó con la boca semi llena.

-¿No se supone debemos competir entre quien los toma primero?- Cuestiono el niño pelirrojo.

-Eso dice mi hermano Gabriel, pero he visto que algunos niños van en equipo y me gustaría ir con alguien, bueno, si no te molesta. Entenderé si los quieres buscar por tu cuenta.- Titubeo, pesando en que aquel niño quería ir solo.

-No, esta bien. Podría ser divertido acompañarte. Me ayudarás a ganarle a mi hermana.- Respondió tranquilo.

Mas pronto que tarde, los niños fueron llamados al centro del jardín por las sirvientas encargadas de cuidarlos, casi todas eran Betas y una que otra Omega. 

Mi Destino  [Ineffable Husbands]Where stories live. Discover now