Día 1. Sobreviviendo a la realidad.

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-Lana por favor, dame una segunda oportunidad- dijo con los ojos llorosos.

-¡Que NO!- dije gritando- Ya te di una oportunidad, que tu sabes que no te merecías, y me volviste a hacer esto, yo te amaba ¿sabes?, pero como siempre tu cagádola, ya no te mereces ni que respire cerca de ti, de ahora en adelante haz como si yo estuviera muerta, que tu para mí ya lo estas- me solté de su agarre y me fui, no lo podía creer, ¿Cómo es capaz de pedirme otra oportunidad sabiendo lo que hizo?

Fueron pasando las horas muy lento y yo no era capaz de prestar atención ni un segundo a lo que el profesor decía, solo me quedaba en blanco.

-Señorita Harrison- dijo el profesor llamando mi atención.

-Si dígame.

-Si no le interesa la case se puede retirar, no se preocupe que yo le hago un pase para que vaya a la sala de castigos- dijo mientras arrancaba una hojita de color azul- tenga.

Me levante de mi asiento, tome mi mochila, camine hasta donde se encontraba el profesor, me entrego el pase azul y me salí del salón, ni siquiera fui a la sala de castigos, solo camine hasta llegar al final del campo de mi colegio, donde habían unas gradas y me senté en ellas, mejor dicho, me acosté.

-Lana.

-Vete de aquí.

-Lana no me hagas esto- me senté y vi a Annie parada al frente de mi.- déjame explicarte.

-¿Explicarme qué? ¿Qué te acostabas con mi novio?, ¿Qué nunca te importo nuestra amistad?.

-No, déjame explicarte lo que pasó.

-No entiendes que no quiero que me hables, ni tu ni Bruno, no los quiero cerca, y mejor vete, antes de que te ahorque aquí mismo.

Annie me observo por unos segundos, luego se dio la vuelta y se fue. Yo me quede ahí, acostada, viendo hacia el cielo, sin pensar, solo ahí.

-Hey Lana, ¿no quieres contarle a tu amigo que te paso?- dijo mi mejor amigo, Sebastián, mientras se acostaba a mi lado.

-Lo hizo otra vez.

-¿Qué cosa?- se me quedo viendo.

-Me engaño- dije a punto de llorar.

-¡Que hizo que!- Dijo y en un segundo ya estaba de pie- ¿Cómo pudo hacerte esto? Sabiendo que tu lo amas, es que es un idiota, yo te lo dije, pero no me hiciste caso, ¿ahora entiendes por que le debes hacer caso a tu mejor amigo?- se calló por unos segundos y luego dijo- un momento, ¿con quién te engaño?

-Eso es lo peor de todo, con Annie.

No dijo nada, solo se quedo con la boca abierta que casi le llegaba al piso, estaba totalmente impactado, se dejo caer al suelo y me abrazo con todas sus fuerzas, yo solo lloré y lloré. Así pase el resto del día, lo único que hacía era hablar con Sebas, durante el almuerzo vi a Bruno, durante todo el almuerzo se me quedo viendo desde la mesa de al frente, yo lo ignoraba completamente, para que le doliera. Luego del almuerzo me fui a casa, había quedado con Sebastián para que fuera a mi casa luego de clases, no podía estar sola, y de paso mis padres estarían de viaje, así que estaría completamente sola.

-¿Aló?- dijo mi mama del otro lado del teléfono.

-Hola mami, ¿Cómo estás?-dije a punto de llorar, lo sé, soy muy dramática, pero es que no se siente nada lindo lo que me hicieron.

-Hola hija ¿Qué tienes?- dijo con voz preocupada.

-Termine con Bruno.

-¿Por qué hija?

-Prefiero no hablar de eso mamá, ¿ya están en el aeropuerto?

-Sí, dentro de cuarenta y cinco minutos despegamos.

-Ok, ¿Le puedo decir a Sebastián para que se queda a dormir? Es que no quiero estar sola.

-Bueno, pero te portas bien.

-Claro mamá.

-Bueno, te quiero, chao.

-Yo igual, adiós.

Subí a mi cuarto, me cambie la ropa y tome mi ipod, baje y conecte el ipod al reproductor de música y la puse a todo volumen, fui a la cocina y me hice una ensalada cesar, cuando termine de comer sonó el timbre, le baje a la música y fui a abrir, era Sebastián.

-Hola, menos mal que llegaste, ya me estaba aburriendo.

-¿Por qué no me guardaste ensalada? Te odio, y de paso la cesar, mi favorita- lo único que hice fue sonreír, el era demasiado cómico, todo lo que decía me daba risa.

-Llegaste muy tarde, cinco minutos antes y comías.

-No lo puedo creer- dijo haciéndose el ofendido y poniendo la mano en el pecho.

-Ay ya, jajaja, deja el drama y dime que trajiste en esas bolsas.

-Ah no, usted no me dio ensalada yo no le doy de lo que traje.

-En la nevera hay mas ensalada ¿ahora si me puedes decir que trajiste?

-Bueno-puso las bolsas en la mesa y sacó todo lo que había dentro de ellas, trajo unas películas, maíz para hacer cotufas y...

-Oh por dios- dije mientras tomaba las gomitas-ves, por esto es que te amo.

-Que te puedo decir.

-¡Que creído!

Pusimos una de las películas y comenzamos a verla, cuando se acabo la película ya era de noche y decidimos ordenar una pizza, nos dijeron que si llegaba después de media hora la pizza seria gratis, cundo llego habían pasado treinta y cinco minutos, así que la pizza salió totalmente gratis, nos la comimos y nos fuimos a dormir ya que al día siguiente había clases.

I'm not the only oneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora