Capítulo 2.

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—¿Cómo te fue en tu primer día de regreso a clases cariño? —Pregunte a mi pequeño mientras termino la cena, estaba haciendo su tarea en el comedor mientras espera a que esté listo todo. Sanemi dijo que vendría en una hora pero ya se ha tardado mucho.

—Me fue bien mamá gracias, la profesora dice que crecí mucho y que también me volví más inteligente.

—Así es —afirme con una sonrisa colocando tres platos en la mesa, justo a tiempo ya que el timbre sonó al momento—. Lávate las manos cariño y prepárate para cenar.

—Okey mami —bajo de su silla no sin antes cerrar sus cuadernos, los tome para que hubiera más espacio dejándolos cerca del librero cerca de la entrada, abrí la puerta encontrándome con mi mejor amigo al que su novia acaba de echar del departamento.

—Te vez terrible —dije con una cara serena dejándolo pasar.

—¿Tu crees? —Pregunto con mala cara y la voz quebradiza, cerré la puerta y pude escuchar los pasos rápidos de mi pelirrojo para acá.

—¡Sanemi jii-san! —se abalanzó a sus brazos con alegría.

—Hola Shiro, estás más grande y pesado que la última vez.

—Llevare esto arriba. Pueden comenzar a cenar si gustan, ya está todo servido. —Recibí un asentimiento de su parte y fue con Shiro a la cocina.

Subí las escaleras hasta el cuarto de huéspedes, recién llegando a casa Sanemi me dijo si se podía quedar hasta nuevo aviso ya que recién tuvo una discusión con su mujer. No me dio más detalles por teléfono pero le dije que si ya que termino por echarlo del departamento que compartían.

—Te quedó exquisito —hablo con un brillo en sus ojos saboreando la comida.

—He mejorado, hace mucho que no comemos juntos —me senté a comer junto con ellos.

—Mi mamá es la mejor cocinera del mundo —hablo Shiro feliz, lleva varios bocados de arroz a su boca.

—Muchas gracias hijo —sonreí, la cena transcurrió entre risas y normalidad. Shiro nos contó que extrañaba mucho a sus amigos, que había una niña nueva de cabello amarillo con puntas rojas que era súper tímida pero que también se veía triste.

Sanemi le hizo alguna que otra broma antes de que terminara por quedarse dormido en sus brazos.

—Gracias —dije tomando el té que recién prepare para los dos, me estaba ayudando a fregar los platos. Ahora que mi hijo se durmió podemos hablar con tranquilidad.

—Sabes que me gusta ayudarte —dijo con su típico tono de voz carrasposo. Terminó de fregar y se giro para mirarme.

Sus ojos están apagados, su garganta traga duro y sus manos aprietan fuerte el marco de la encimera haciendo sus músculos tensarze.

—Sanemi... —No termine de hablar cuando sus brazos me estaban rodeando, sus lágrimas mojaban mi hombro. Baje mi vista un poco logrando ver una cajita marrón algo sobresaliente de su bolsillo ya sé porque le afectó tanto la ruptura—. Todo estará bien, todo estará bien... —Susurre acariciando su cabello y espalda.

Pasada la noche se fue a dormir después de que tomara una ducha, yo estoy en el pequeño estudio que tengo aquí en casa terminando de revisar las asignaciones próximas que voy a dar en cada clase y los métodos de como implementarlos. Terminé algo tarde pero hizo que me durmiera más rápido, a veces del insomnio no puedo dormir bien y las pesadillas recurrentes hacen que duerma menos.

(...)

—Adiós mamá. —Shiro beso mi mejilla y me dio un abrazo antes de irse por la puerta. La profesora me despidió con una sonrisa y yo me subí al auto manejando hasta llegar al colegio.

Senpai •Kyojuro RengokuxReader• [Libro 1]Where stories live. Discover now