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Escuchaba como me llamaba, como me necesitaba, mi único impulso fue abrir los ojos y sólo verla a ella, sin saber que pasaba alrededor.

Me ayudaba a llegar a la cera, pero ella estaba llena de sangre, rápidamente recobre fuerzas y la lleve a la cera, la senté, fui a inclinarme para revisar su rostro, pero vómito antes de que terminara de inclinarme, llenando me los pies de un líquido rojo.

Mi corazón se llenó de culpa, además del dolor que sentía en ese momento, tenía que verla a ella sufrir. Cayo sobre la cera, sana de volver a ser chocada, volví a mi lugar, ya había acabado lo que tenía que hacer aquí, antes de cerrar los ojos la mire por última vez, el dolor de mi estómago no me dejaba respirar, y mi último aliento se fue, al ver una figura femenina acercarse a ella para brindarle ayuda.

Hasta El Último Aliento (Josh Hutcherson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora