26. Carterista

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—Me gustaría seguir viendo sus aburridos rostros, pero me iré al agua —habla Vanessa con simpatía después de un rato, y se levanta seguida de Camila.

Yulia también se despide y se marchan juntas, dejándome con Andrea. No digo nada, y mi mirada se mantiene en el grupo hasta que ella me habla.

—¿Pasa algo entre tu y Liam? —pregunta sin tapujos apenas quedamos solas.

—¿Qué? —Frunzo en ceño, descolocada, y giro a verla—. ¿Por qué me preguntas eso? Nos odiamos los dos, eso es lo que pasa.

—No, no es eso. Ni siquiera creo que sea como lo dices. Mira... no sé, Arya, es que las cosas entre ustedes son extrañas, y creo que sabes que él te mira... diferente.

Suelto una risa nasal.

¿Qué es lo que está diciéndome?

—¿Diferente? ¿Cómo es mirar diferente?

—No sé, lindo, como si quisiera algo de ti. Anoche durante su canción, él no paraba de mirarte y... —Se encoge de hombros—. No sé, es que me parece raro.

—No sé qué es lo que estás pensando, per... —No termino, porque un toque en mi hombro me interrumpe y giro la cabeza a mi izquierda, viendo la pelota que ahora se encuentra a un lado en el suelo tras golpearme.

—Lo siento, Arya. —Resoplo al oír la voz de Liam. Lo observo con hastío. Siempre está en todo, fastidiando cual mosca, sin embargo, todo el tiempo luce interesante al mismo nivel que se muestra imbécil. Lleva un bañador azul rey, el cabello totalmente mojado y destilando agua que cae en una corriente ligera sobre su torso desnudo, que se cubre de pequeñas gotas. El idiota se ve sexy en esta imagen, y ahora me ha dejado sin habla—. Disculpa, de verdad. No he sido yo y...

—No importa, Bonetti, no me ha golpeado fuerte
—Le resto importancia para que se vaya. Tampoco miento al decirle que no me dolió.

Despego la mirada de su cuerpo, porque no planeo verme tan tonta en la mañana. Él asiente con la mirada cargada de culpa, me muestra una pequeña sonrisa incómoda que no le devuelvo y se marcha entre trotes con la pelota en manos.

Y me cuesta admitirlo, pero no le despego la mirada de encima.

—Eres muy dura con él —habla mi amiga, quien hasta ahora solo observaba.

—Él me ha fastidiado por años, ¿por qué ahora yo soy la mala?

—Lo sé, lo sé, pero me parece que él está intentando llevarse bien contigo y tú no te esfuerzas ni un poco.

—¿Será porque no me importa llevarme bien con él? —ataco seria, volteando a mirarla—. No me interesa hacerlo, y tampoco me importa si él quiere que ahora sea diferente. No soy injusta por eso y lamento que no pienses igual, pero no cambiaré de opinión.

Andrea medita mis palabras, y afortunadamente no insiste en el tema. En su lugar, me invita al agua. Acepto, porque a diferencia de la playa, los ríos me parecen bastante limpios y frescos, y no soy capaz de negarme a algo como esto.

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Canela ©Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora