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Timothy y William Black están de espaldas a mi, con sus cabezas en alto como si fueran los reyes del mundo. Ninguno de ellos se movía, simplemente contemplaban sus dominios con la mirada de grandeza tan característica de ellos. El tiempo parece que se hubiera detenido para ellos dos. Ambos están en unos trajes de alta costura, totalmente elegantes, tan serenos y tan enigmáticos. Sus miradas son penetrantes, evalúan absolutamente todo con un detalle totalmente exacto, sus rasgos son finos pero varoniles como si fueran algún dios de la belleza, ambos dueños de una sonrisa pícara y encantadora, retadora y dominante, justo la sonrisa que están dando a mostrar este mismo instante. Con caminar lento y precisión exacta adelanto unos cuantos pasos para llegar a estar un poco más cerca de los Black, ellos siguen como en un principio, inmutables, dominantes, picaros, todo lo que se podría desear de un hombre. Escucho como la puerta se abre con lentitud, casi pidiendo permiso con palabras mudas, aquel hombre vestido elegante con un traje de tres piezas, con el chaleco negro abotonado a la perfección, me da por pensar que es un tipo de mayordomo de los Black.

-¿Me permite su abrigo, señorita? - me dice con voz modulada y tan pacifica, con un semblante serio se acerca a mi.

Asiento con la cabeza. Lentamente me quito el abrigo, como si hacer eso se convirtiera en un espectáculo, claro que es una forma para llamar la atención de los Black, que al parecer esta funcionando perfectamente, el abrigo baja lentamente por mis hombros hasta que finalmente me lo quito. El mayordomo sigue esperando con la mano alzada, se lo entrego y él se va a un lado de la puerta para mantenerse callado y recto inmutable. Dirijo la atención a los Black. Justo en ese momento voltean lentamente, hasta quedar cara a cara conmigo, ambos desbordantes de una belleza varonil digna de admirar. Timothy y William Black, me observan, no, me evalúan, pareciera que me comieran con la mirada, como si devoraran cada pensamiento mio con un solo pestañeo, como si trataran de dominarme. Pero al mismo tiempo lucen tan serenos como si en verdad solo fueran dos inocentes personas, ignorantes del mal que pasa en el mundo, nada más alejado de la verdad.

-Puedes retirarte Albert - dice Timothy Black.

-Con permiso señores - hace una reverencia a los hermanos - señorita - y esta vez la reverencia es para mí.

William es el primero en adelantarse en dar unos cuantos pasos hacia mi, Timothy lo sigue. Ambos con paso elegante comienzan a moverse alrededor mio, como si fueran dos depredadores asechando y jugando con los nervios de su víctima, yo los miro sin pronunciar cosa alguna. con la cabeza en alto y la mirada firme con la vista al frente, ellos siguen dando vueltas al rededor mio. Pero eso solo sura un poco, tal vez solo dos o tres vueltas. Ambos se paran frente a mi y sus miradas me recorren por completo, la sonrisa de un Black se agranda y la del otro se ladea. Se dirigen a la gran mesa de cristal, aquella tiene cinco sillones a cada lado y dos sillas a los extremos, la oficina es inmensa, rodeado de los lujos más modernos y extravagante pero claro,sin perder la elegancia y la esencia de los Black. Timothy se sienta en un extremo y su hermano, como era de esperarse, se sienta en el otro extremos. William extiende una mano en señal de que me siente. Yo me acerco lentamente hasta la mitad de la mesa y me siento en una de las sillas, en la espera de lo que me pueden decir los hermanos Black, o bueno, mis antiguos "socios".

-Antes de comenzar debo sincerarme y decirle que se ve muy atractiva hoy. Pero siendo usted era de esperarse, ciertamente.

-Siempre tan halagador, Mr, Black. Pero siendo usted era de esperarse, ciertamente. - le digo sarcástica, una casi inexistente sonrisa de orgullo se posa en mis labios, sabía que esto pasaría. 

Ambos se miran y luego me miran a mi, sonríen al mismo tiempo. Timothy Black pone las manos en la mesa y las junta en forma de puño, su hermano, en cambio, pone los codos sobre la mesa y junta las manos en forma de rezar, luego forma puño semi abierto y deja que sus labios se posen casi cerca sus manos. Los dos están atentos a cada movimiento que hago, mi respiración es pausada pero al verlos pareciera que quisiera acelerarse un poco, por suerte, ya que si fuera otra mujer la que estuviera en mi lugar in lugar a dudas se le olvidaría como respirar., supongo que es el efecto que causan los Black. Albert, el mayordomo, entra con un maletín negro, vale aclarar que parece muy caro, y conociendo a sus dueños, no dudo que lo sea. Comienza a caminar con paso lento hacia donde esta Timothy y le entrega el maletín color negro con brillo, Black lo recibe y le dice a Albert que puede retirarse.

Somebody to die for © (Sherlock bbc fan fic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora