System Of A Down

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Estaba todavía nerviosa ¿Quién mierda es Lucciana? Era todo lo que pasaba por mi cabeza, pero no podía darme el lujo de preocuparme por eso.

Tenía cosas más importantes que Felix y los celos... Mi amigo Jay Marnell me invitó a un hospital abandonado como una fiesta de su cumpleaños, y, como somos dos raros, acordamos reunirnos en su casa para organizar nuestras cosas para ir. ¿Por qué un hospital abandonado y no una disco? Porque somos algo así como excursionistas de la ciudad, nos gusta todo lo oscuro, misterioso y secreto.(Que cliché, lo sé). Esa era una de nuestras drogas. Investigar por la ciudad los lugares más espantosos que hubiera. Nos encantaba no ser como los demás. No ser alguien más del montón.

Salí de casa, tenía algo con lo que me pudiera mover fácilmente: un suéter de Batman, unos jeans ajustados y rotos, mis converse amarillos y una mochila para poner todo lo que necesitaría, hasta ahora tenía un abrigo y alcohol con algodones ahí. No era mucho y, considerando que era invierno, me llevé el abrigo. Tenía que apresurarme. Jay no era alguien muy paciente. Y menos si era impuntual. No podía dejarlo solo en un hospital abandonado. "¡MIERDA! ¡La linterna!" pensé mientras abría la puerta de la casa. Corrí a la mesa de la cocina, tomé la linterna y las baterías extra para los dos. Ya estaba preparada. Mejor me iba.

***

Llamé a la puerta y me quedé esperando que Jay saliera. Claro, semidesnudo. También tenía abdominales marcados. "¿Qué hago viéndolos? Yo estoy con Felix Piale. No con Jay, ¡Demonios! ¿Por qué tenías que ser tan hermoso Jay?" pensaba mientras veía su torso desnudo.

-¡Ay, querida! ¡No avisaste que vendrías temprano!- dijo Jay, de una manera femenina haciendo gestos con las manos, bromeando.

-¡Ay amor, sabes que siempre soy puntual contigo!- reímos los dos y me invitó a pasar. Mientras él se vestía apropiadamente, me dejó usar su PS4, y era la gloria: Destiny, GTA V, CoD AW, maravillas. Me puse a viciar justo la encendí.

*Treinta minutos después. 5 minutos para medianoche*

-¿Nos vamos, Jenna?- me dijo Jay, un poco preocupado al ver mi vicio extremo.

-Ah, ehmm, cl-claro- tartamudee mientras guardaba la partida y apagaba la consola.

-¡Apúrate, hermosa!- me gritaba Jay y lo miré fijamente.

Nos subimos a su auto y nos dirijíamos a Mainsfield Memorial. Al llegar al lugar lo primero que cruzó por mi mente fue "Mierda, estamos jodidos, debe haber unos quinientos vagabundos, más las almas en el limbo" estaba cansada, pero emocionada. Me gustaba la idea de entrar y ver el hospital, pero verlo, verlo era tortura.

Paredes cubiertas de viñedos, sucias; las de los baños tenían algo parecido al óxido. Las ventanas, ¡Dios mío las putas ventanas! Las del tercer piso, todas y cada una estaban rotas. Todas. Luego, las que no estaban rotas, estaban negras. Las cerraduras oxidadas y los bordes polvosos. Me puse el Walkie-Talkie en la cintura y le dí las baterías de la linterna.

Entramos. Nos separamos.

Estaba todo muy oscuro, la linterna alumbraba máximo unos 4 o 3 metros de mí. Y si no fuera por esa linterna, no vería ni mi nariz.

American IdiotWhere stories live. Discover now