Capítulo 19

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Cuando llegan las navidades a la villa de los Danvers, todo se torna más simplero, por no decir, lúgubre.
Y todos los días eran iguales, ni uno más alegre que el anterior.
Y todo tenía razón de ser así.

Jeremiah Danvers dormía plácidamente en su cama y para la mañana de la Navidad, sus oídos no escucbana lamentos y sollozos de dos pequeñas criaturas . Sus ojos no vieron el resplandor de la luz del nuevo día, ni los rostros afligidos de sus chicas favoritas.

A partir de esa fecha, no habrían decoraciones alusivas a la festividad. Tampoco, las figuras de Papá Noel y su Señora adornando la mesa de salón, o que se planificara una gran cena con su pavo y varias guarniciones para acompañar.

No. La Navidad en el caserón de los Danvers no habría cabida para nada alegre y colorido.
Salvo si, los arreglos florales y las tarjetas de pésame que aún después de seis años, tenían presencia sobre una fotografía memorial del difunto esposo, padre, y hombre de familia.

Por esos días, era de esperarse en que la mañana de Navidad, Eliza, sus hijas gemelas, incluso Alex y hasta amistades y empleados que trabajaban en la propiedad se reunieran en el panteón, mostraran sus respetos y llorar al pie de su tumba.

La única forma en que se podían respetar las costumbres de la familia, era rechazar aquellas campañas festivas de la época.
Pero ahora, en punto del sexto año de duelo, el rumbo de vida de los Danvers, cambiaría notablemente.

Casi cuatro meses después de que la villa veraniega de los Luthor quedaba sin sus habitantes, los mismos dueños retornabam en el campo para las festividades de fin de año.
Un tiempo más que adelantado al verano y para sorpresa de los mismos Danvers, fueron Alex y Eliza quienes cabalgaban con sus caballos por sus terrenos, y ambas veían llegar el automóvil de los Luthor ascender a la carretera privada que les llevaría a su villa de vacaciones.

Y al decir que los Danvers notaron la presencia de los Luthor, también Lara, la hija de Eliza, quien desde el ático podía ver la distancia de la casa y el automóvil aparcar en sus jardines.
Mientras que Kara, felizmente e ignorando todo, paseaba en los jardines, a revisar sus plantaciones.

Volviendo al tema de los Luthor, los miembros de la familia bajaban de su vehículo y comenzaban a desempaquetar algunas cajas y cestas que cargaban en el capó del mismo.

- Lillian, Lionel. ¡Qué gusto el volver a saludarles! - decía Eliza notablemente emocionada.
El primero en recibir a las mujeres Danvers fuera Lex, el joven ya se veía más gallardo que otras veces y además, su desarrollo varonil se hacía más notar.
Poco después, Alex y Eliza se enteraban de boca del joven, de que el día de Navidad ellos realizarán una fiesta y obviamente, sus vecinos y amigos serían invitados a tal celebración.

Para Eliza, la noticia no le causó gracia, aceptó encantada la invitación.
Pero la reacción de su hija Lara, fue una sorpresa mayor:

- Apenas los Luthor llegan a la villa, y todo es una revolución en esta familia. -
Palabras serias si, pero dichas por una niña.
- Pues yo no asistiré a una fiesta con esa gente mamá. Ni aunque me obligues ni aunque me imploren por lo mismo.

- Ay por favor Lara, no te hagas de rogar - comentó Alex - si tú misma eras la que lloraba a mares cuando los Luthor dejaron su casa y volvieron a la ciudad y deseabas volver a verles. No sé por qué reaccionas así.

- Osea que, ¿eres tonta Alex? Estás segura de que yo era la tonta que lloraba por ellos?

Y ese cuestión era de dudar porque en realidad no era Lara la que entró en una especie de depresión al final del verano.
La del problema, fue Kara.

Triunfos RobadosWhere stories live. Discover now