Capítulo 2: ¡Y ahora son dos!

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Capítulo 2: ¡Y ahora son dos!

¿Dejar que su pequeña hermana fuera sola a la casa de un delincuente como Zero? Antes se arrancaría un brazo y se lo metería por... no, con lo del brazo era suficiente, aunque si fuera el brazo de Zero posiblemente haría que el muchacho se lo tragara para luego verlo morir de esa forma.

Por eso estaba ahí, en una zona muy humilde de la ciudad frente a un hombre con mandil que no dejaba de sonreír mientras los empujaba dentro de la pequeña casa. Kaname sabía que en la zona Norte de la ciudad vivía gente de bajos recursos pero aún no entendía como aquel delincuente había logrado entrar a una escuela tan prestigiosa como a la que iba Yuki.

—¿Galletas? —Ofreció el hombre mayor tendiendo una bandeja con galletas con glaseado

Aceptando una Kaname comenzó a caminar por la pequeña cocina/comedor, había unas cuantas fotos en las paredes y en las que se veía Zero en algunas se veía con el cabello largo y en otras ya con el cabello corto pero con su tatuaje y sus aros.

—¿Cuando se cortó el cabello, Zero? —Preguntó con fingido interés, debía obtener toda la información posible del pequeño delincuente antes que apareciera y ver que podía ocupar en su contra

—Ese no es Zero —Respondió Yuki con una sonrisa divertida mientras sacaba otra galleta de la bandeja

—Es Ichiru —Agregó Cross— Aunque no te culpes por no distinguir, antes del tatuaje se intercambiaban en las pruebas para asegurar que aprobarán con notas iguales

Kaname miro nuevamente la foto, debía ser un mal chiste ¡Gemelos! Sólo eso le faltaba. En aquel momento una pequeña puerta se abrió y de un pequeño baño salieron los dos chicos de cabello color plata solo vestidos con una toallas atadas a su cintura y sus cuerpos con gotas aún corriendo.

—Oh, lo siento Yuki —Se excuso el que debía ser Ichiru por su falta de tatuaje— Volvimos tarde del trabajo, estaremos listos en unos minutos

Yuki solo asintió, tenía la boca llena de galletas además que su cara demostraba claramente que no sería capaz de decir algo inteligente.

—Espero no te aburrieras esperando —Añadió Zero mirando directamente a Kaname— Aunque para alguien de tu edad sería bueno esperar sentado, no tenemos un carro para ir a dejarlos a la casa si te lastimas la espalda

Yuki río ante el comentario y Kaname la imitó, aunque en su mente se imaginaba cómo se sentiría estrangular a ese pequeño delincuente hasta que su piel tomará el mismo color que sus ojos.

Al fin y al cabo ya había otro como él para reemplazarlo.



Del Odio al Amor hay quince pasosWhere stories live. Discover now