22. ¿Nos llevamos bien?

En başından başla
                                    

Le resto importancia a la rareza del chico y ahora me dispongo a sacar mi libro de Harry Potter y el cáliz de fuego de la mochila para continuar mi lectura en el capítulo tres, luego me coloco los auriculares para perderme en mi mundo y lo consigo por un rato, pero mis sospechas de que este viaje no saldrá bien se confirman minutos después cuando el diablo hace su aparición.

Liam se encuentra de pie a mi costado, me observa inexpresivo y yo me mantengo a la espera de que me explique su horrible presencia aquí, pero al ver que no dice nada, vuelvo mi vista al libro.

—No quiero sentarme aquí —habla finalmente.

Lo miro anodina.

—Eres libre de buscarte otro lugar. Ni siquiera deberías estar aquí, no eres mi compañero —puntualizo, viendo que ladea la cabeza y me ve con diversión.

Él no puede dejar pasar la oportunidad para molestarme.

—¿Quién dice que no?

—Debiste irte en el otro transporte. ¿O es que acaso te cambiaste el apellido?

—Por ti me cambio hasta la nacionalidad —responde con naturalidad. Formo una mueca y regreso mi vista al frente para no ponerle más atención, ocultándome en un muy mal sitio de su existencia. De inmediato noto cómo el asiento se hunde porque él se ha ubicado a mi lado—. No estás de muy buen humor hoy, ¿cierto?

—¿Qué te importa?

—No, ya veo que no —rebate soleroso—. Estás igual de amargada que siempre.

No digo nada, porque no pienso ceder en este viaje. Veo de soslayo que coloca sus manos detrás de su cabeza y se apoya en el espaldar de su asiento, yo me mantengo en silencio.

Minutos más tarde el motor del bus es encendido y nos ponemos en marcha después de que han ingresado todos los estudiantes y docentes al transporte. Liam tararea una canción y yo aumento el volumen de la música para concentrarme, pero nuevamente soy interrumpida por leves toques que da en mi hombro.

—¿Me lo prestas? —pregunta con voz grácil, cuando me quito el auricular de la oreja derecha para oírlo.

Giro a verlo con el ceño fruncido.

¿Está siendo gentil, o yo estoy siendo excesivamente tonta?

—¿Qué cosa?

—El libro.

—No —respondo con obviedad.

—¿Por qué no?

—Porque es mío, porque estoy leyendo y porque no me da la gana.

—Bien. Pero podemos leer juntos —sugiere.

—¡Qué increíble idea! —exclamo sarcástica, notando de nuevo que él sonríe.

¿Acaso no le molesta que le hable mal?

—Sí. Entonces, ¿qué dices? —insiste, como si en lugar de molestarle mi rechazo le llenara de satisfacción.

No me importa.

Asiento con la cabeza, antes de negar con palabras.

—No.

—Hey, pioj... -empieza con suavidad, pero Mariana lo interrumpe cuando se acerca con una bolsa en manos, sonriendo como siempre.

—Hola, chicos. Veo que sí conseguiste lugar, Liam, y me alegra ver que ustedes se llevan bien.

Toso falsamente ante sus sandeces.

Claro, nos muy llevamos bien.

—¿Estás enferma, Arya? —pregunta la joven mujer.

Canela ©Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin