Pero se vieron interrumpidos por el sonido del timbre. Alguien llegó en el momento menos idóneo.

Blossom suspiró algo frustrada. Acababan de llegar a su nueva casa hace menos de una hora y ya había alguien que se había enterado. Y encima cortando su momento de golpe.

Dexter se disculpó con ella con una mirada avergonzada y ella negó con la cabeza.

—No te preocupes, ya tendremos otro momento más tarde. —Ella le restó importancia, sonriendo con picardía y Dexter le devolvió la sonrisa. —Anda, ve a abrir. Mientras yo aprovecho y me meto a duchar, ya estoy algo sudada. —rio con pillería y enseguida se adentró en el baño de la habitación.

Así pues, Dexter se puso rápidamente la camiseta y corrió a abrir la puerta cuando escuchó que tocaban al timbre nuevamente. Abrió, sin esperar para nada quién había ido de visita.

—Ah... Brick, que sorpresa ¿Qué haces aquí? — preguntó, aunque se sintió algo estúpido ante la respuesta tan obvia con la que le contestó.

—He venido a visitarte hermanito, pasaba por aquí y vi tu coche aparcado en la salida. —dijo Brick desinteresado, entrando en la casa sin antes haber sido si quiera invitado a pasar. Se tiró sobre el sofá, mientras observaba alrededor con una mueca aburrida. —Vaya sitio mas feo has elegido ¿no? Todo blanco y soso.

Dexter que miraba algo sorprendido como su hermano se metía como si estuviera en su propia casa, suspiró con resignación cerrando la puerta tras de si y se sentó en el sofá justo en frente de él.

—No digas eso, esto lo elegí porque sé que a Blossom le gusta este tipo de decoración.

—Ah ya, Blossom...

Se quedaron en un silencio algo incomodo para el chico de lentes, mientras su hermano seguía observando desinteresado la casa.

—Uhm... ¿Quieres tomar...? —su celular comenzó a sonar, al ver la pantalla se levantó rápidamente y se disculpó con Brick con una seña, mientras se metía dentro de la cocina.

Brick ni siquiera le prestó atención, su mente estaba en otro lado ¿Dónde estaba la chica de ojos rosas? Se levantó desganado y se movió por el salón tocando algunas cosas, se topó con un cuadro de mesa de la pareja y su hijo, donde a su parecer, se veían estúpidos sonriendo así. La cerró y la dejó recostada boca abajo sobre el mueble. Siguió examinando la casa, que se le hacía enana comparada con la mansión en la que vivía con Princesa. Estaba consciente de que era un mantenido, pero eso no le podía importar menos. Recorrió el pasillo, ojeando el par de habitaciones que había todavía vacías.

¿Dónde se ha metido esa maldita pelirroja?

Al final del corto pasillo había otra habitación y sin pensarlo, abrió la puerta que estaba entornada lentamente y se asomó, primero la cabeza y al ver que no había nadie, solo el niño en la cuna, se metió entrometido. Le llamó la atención el sonido de una ducha y de una voz melodiosa cantando sin timidez. Nada más voltear vio la habitación de donde salía esa dulce voz, también estaba medio abierta, así que sin dudarlo se asomó en ella y casi se queda sin aliento. Sus pulsaciones se aceleraron, cada vez más rápido cuando el cuerpo que se encontraba tras las cortinas se movía tan solo un poco. Su mente se nubló en cuanto el cuerpo de la chica se dejó asomar para tomar el champú. Tuvo la necesidad de entrar y no iba ni a cuestionárselo.

—¡Brick, ya he terminado! ¿Dónde te has metido? — la voz de Dexter lo llamaba desde la sala.

Parpadeó un par de veces y se mordió el labio cuestionándose lo que había estado a punto de hacer. Cerró la puerta sin hacer ruido, no sin antes regalarse un poco más la vista con el cuerpo de Blossom.

Rojo cual pecado (Blossick)Where stories live. Discover now