17. La tenebrosa serpiente

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Al fin se detuvo a unas pocas yardas de ellos y simplemente se quedó ahí de pie en medio de la congelada carretera, frente a ellos Estaba de pie contemplando una casa que habría sido completamente invisible para ella, si no fuera una bruja.

Ella alzó una mano enguantada e hizo señas. Annie tragó.

-¿No se supone que no puede vernos? -susurró. La mujer les hizo señas otra vez, más vigorosamente.

Finalmente Harry habló, haciendo que Annie se
quedase sin aliento y saltara.

-¿Eres Bathilda?

La figura torpe asintió con la cabeza e hizo señas otra vez. Annie y Harry se miraron, para después asentir. Dieron un paso hacia la mujer y, de inmediato, ella cambió de dirección y cojeó regresando por donde había venido. Guiándoles junto a varias casas, se giró hacia una verja. La siguieron por el camino delantero a través de un jardín casi tan crecido como el que acababan de dejar. Ella tanteó un momento con una llave en la puerta principal, luego la abrió y retrocedió un paso atrás para dejarles pasar. Olía mal, o quizá fuera la casa. Annie tenia un mal presentimiento.

Cerró la puerta tras de ellos,
sus nudillos eran azules y moteados contra la pintura desconchada, entonces se volvió y estudió con atención la cara de Harry.

El olor a vejez, a polvo, a ropas sin lavar y comida rancia se intensificó cuando se desenrolló el chal negro comido por las polillas, revelando una cabeza canosa a través de la cual se veía claramente el cuero cabelludo.

-¿Bathilda? -repitió Harry. Asintió con la cabeza otra vez. Annie se apretó más contra Harry.

Bathilda pasó junto a ellos arrastrando los pies, echando a un lado a Annie como si no la hubiera visto, y desapareciendo en lo que parecía una sala de estar.

-Harry.. -susurró Annie bastante asustada.

-Está bien -le susurró él dándole un apretón a su mano.

-¡Ven! -le llamó Bathilda desde la habitación de al lado. Harry se acercó y besó sus labios para después separarse.

-Vuelvo en unos momentos -le susurró. Annie tragó y asintió, observando como Harry desaparecía tras el pasillo. Annie miró a su alrededor sintiéndose mal. El olor sólo empeoraba todo. Ejecutó un lumos y comenzó a recorrer el pequeño espacio. Todo estaba lleno de polvo, y de verdad no creía que alguien viviera ahí. Observó con curiosidad un libro. Lo tomó. "Vida y mentiras de Albus Dumbledore" escrito por Rita Skeeter. Annie lo guardó. Se iba a dar la vuelta para observar unas fotografías, cuando escuchó un golpe sordo que la hizo sobresaltar. Annie corrió escaleras arriba, tropezándose con algunas mientras los golpes se escuchaban más.

Llegó a la habitación y dejo escapar un grito cuando observó a una enorme serpiente atacando a Harry.

-¡Diffindo! -exclamó. La serpiente le siseó y siguió con su ataque. Annie se lanzó y mencionaba cada hechizo que recordaba tratando de no herir a Harry. La serpiente la golpeaba repetidamente, sacándole el aire.

Escuchó el grito de Harry.

-¡Él viene, Annie!

Mientras gritaba la serpiente se alzó, siseando salvajemente. Todo era caos. Hizo pedazos los estantes la pared, y la porcelana china astillada voló en todas direcciones mientras Harry saltaba sobre la cama y agarraba la oscura forma que sabia que era Annie. Ella gritó de dolor cuando tiró de ella a través de la cama. La serpiente se irguió otra vez, pero Harry sabía que algo peor que la serpiente estaba en camino, que quizás ya estuviera ante la verja, su cabeza se iba a partir por el dolor de la cicatriz.

Annie y las Reliquias de la MuerteNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ