d i e c i n u e v e

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Las horas se escapaban con los suspiros y los enredos que José trataba de poner en palabras.

—Amo Inglaterra con todo lo que soy, no quiero abandonar la Realeza, pero ojalá fuera tan fácil como en las películas. Ojalá fuese tan solo bailes, trajes elegantes y coronas— Yo asentía, pero mi cabeza estaba en otro lado.

Había llegado un momento en el que había dejado de procesar sus palabras porque ya todo se volvía demasiado.

"Desearía poder regresar el tiempo y decirte antes lo que está pasando, para así no enamorarme de ti y no sufrir tu partida"

Si hubiese sabido todo lo que me esperaba al venir a Londres, aunque duela, lo hubiera pensado dos veces: No podría asegurar que esa breve pero plena felicidad que había experimentado hasta hace pocos días compensaba el dolor que estaba sintiendo en ese momento.

—Mira...— Hablé por primera vez luego de aquellas millones de palabras que salieron de su boca en las casi tres horas que habían transcurrido. —Por la forma en la que hablas, estás comprometido con esto, y si de verdad es lo que quieres hacer, entonces ya sabes cual es tu lugar en esto— Él asentía con su mirada, pero en ella pude ver que no sabía a donde quería llegar con mis palabras. —Pero aunque hayas dicho que tu matrimonio estaba arreglado no era lo más importante, lo es para mi, y si no quieres luchar por buscar otra manera de involucrar mi vida con la tuya, lamento decirte que este tiene que ser nuestro final— Finalicé con toda la valentía que había reunido, pero llena de angustia.
—Nunca dije que no quería luchar por eso, pero no es tan fácil como crees, tu no lo entiendes...— Respondió negando con su cabeza.
—No, tienes razón, no lo entiendo, yo no pertenezco allí, nunca voy a pertenecer, ese no es mi lugar— Hice una pausa. —Estoy segura de que ella podrá tomar mi lugar a tu lado.
—Pero no quiero que sea ella quien esté a mi lado, quiero que seas tu, Pilar.
—No quiero hacer esto más difícil de lo que ya es. Por favor— Suplique con un sollozo queriendo escapar.

Caminé hacia la puerta y la abrí. Miré hacia atrás y él supo que debía quedarse allí.

Bajé las escaleras sin tener noción del tiempo y escuché voces que me sacaron del trance.

Mire la hora en mi reloj y este marcaba las seis en punto. Los minutos habían pasado volando, y en ese momento, en el medio de las escaleras, podría decir que me di cuenta de lo que estaba pasando. No se si sería el cansancio provocado por no haber dormido o lo difícil que era la situación, pero una parte de mi seguía esperanzada con que todo sea un sueño y la mañana siguiente me despertaría en Buenos Aires viviendo la vida que nunca debería haber abandonado.

Sequé mis lágrimas y camine los últimos escalones para encontrarme con mis padres.

—Hija— Dijo mi padre sorprendido de verme despierta.
—Buen día— Froté mis ojos para disimular la hinchazón con cansancio.

La primera noticia de la mañana anunciaba las clases, y todas las demás actividades, suspendidas por el temporal que azotaba toda la ciudad por los caminos que estaban cerrados y la poca intención de mejora por parte del clima.

Me di cuenta de que no habría manera posible de lograr que el príncipe que se escondía en mi habitación pudiese irse sin ser descubierto, así que tuve que recurrir a la verdad. O a una versión mejorada de ella.

—El príncipe está arriba— Fueron las primeras palabras que dije y obtuve una sonrisa burlona por parte de mi madre, totalmente convencida de que estaba bromeado, y una cara desconcertada de mi padre que me conocía increíblemente bien como para saber que mi actitud demostraba honestidad. —Estaba caminando en la noche y vio que la nevada era muy fuerte, estaba más cerca de acá que del Palacio así que le dije que venga, no creo que quieran que Inglaterra se quede sin príncipe, ¿No es así?— Bromeé nerviosa esperando la reacción que tendrían ante mi pequeña deformación de los hechos .
—Y...— Interrumpí velozmente a mi padre.
—No pasa ni va a pasar nada entre nosotros, ni siquiera somos tan buenos amigos— Espeté con un gusto agridulce provocado por mis palabras.
—Invítalo a bajar, no puede quedarse en tu habitación para siempre— Dijo mi madre, casi ignorando todo lo que dije y con una actitud muy relajada.

Estaba segura de que me iban a hacer hablar de todo cuando él se vaya.

Amagué a subir otra vez, pero mi padre se levantó para acompañarme.

—Pili, ¿Estas bien?— Habló preocupado en un tono bajo apenas llegamos al primer piso, para que mi madre no escuche.
—Voy a estar bien, te lo prometo, pa.

Me di vuelta para abrir la puerta de mi habitación y sequé las pocas lágrimas que habían brotado de mis ojos cuando escuché a mi padre bajar los escalones otra vez.

—Purre— Dije para que saliera del baño, en donde estaba escondido debido a las instrucciones que le había dado un par de horas atrás, y al escucharme se asomó por la puerta. —Mis padres saben que estás aquí— Su expresión pasó de atenta a asustada en un microsegundo. —No podía mentirles, solo quieren saber si quieres desayunar.
—Si, claro— Dijo, casi sin palabras.
—Está bien, vamos— Caminamos en dirección a la cocina, pero antes de bajar lo detuve. —Ahora olvídate de lo qué pasó ahí adentro hasta que abran los caminos otra vez, y después de que salgas de aquí, olvídate de mi. Así será más fácil para los dos.

Di media vuelta y bajé las escaleras, dejándolo atónito, estrujando mi corazón a cada paso y convenciéndolo de que esto era lo correcto.


Volví ;)
Casi que lloro escribiéndolo 🥲

Perdón por abandonar Royal por unos meses, pero acuérdense de que siempre voy a volver, no importa cuanto tiempo pase <3333

ROYAL; ριℓυяяєOnde histórias criam vida. Descubra agora