Capítulo 48

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Las puertas del elevador se abrieron directo en el oscuro pasillo del piso quince, el último en el edificio. Arrastré la maleta, repasando el mensaje de Moon en la pantalla de mi celular. No lo había entendido.

Saqué la llave de mi bolsillo, abrí la puerta de mi apartamento con calma sin encender las luces. Planeaba irme a dormir después de ocupar el baño.

Tiré de la cadena, me lavé las manos y salí rumbo a mi cama en cuanto terminé, todavía con las recientes palabras de Moon-jae rebotándome en la cabeza. Intentaba hallar una interpretación razonable, aunque a medias por causa del agotamiento. Tendría toda la mañana para pensar en algo con sentido, aprovechando su ausencia.

Mi apartamento estaba más helado de lo normal. Maldije en voz baja cuando pensé en lo frías que estarían las sábanas una vez que me metiera debajo. Sin embargo, y justo antes de que diera un salto directo a mi colchón rumbo al sueño perfecto, el sonido de las cortinas agitándose terminó por robarse mi atención. El balcón estaba abierto.

Eso explica el frío.

Junté las cejas, me aproximé lentamente hasta él con los nervios y con todo el cuerpo tiritando. Era muy probable que olvidara de cerrarlo antes de salir a ese trabajo de tres días. Rodé los ojos con enfado.

Moví un poco la cortina para asomar la cabeza y ver en dirección al apartamento vecino en busca de mi novio. Las luces estaban apagadas, las cortinas abiertas de un extremo a otro, permitiéndome apreciar claramente el interior. Había tres siluetas negras de pie recargadas en su ventana, de espaldas a mí.

No se parecían a ninguna persona que yo conociera. La intriga —y tal vez la inevitable preocupación— hizo que me quedara de pie por unos cuantos segundos más, husmeando desde casi todos los ángulos que mi limitada vista permitía. Fruncí el entrecejo, asomé casi toda la cabeza por la ventana esperando ver a Moon entre ellos.

Pero justo antes de que pudiera apreciar con claridad los rostros de aquellos extraños ocupantes, alguien me golpeó con tal fuerza, que caí inconsciente sin poder preguntar siquiera en qué diablos estaba a punto de meterme.

Pero justo antes de que pudiera apreciar con claridad los rostros de aquellos extraños ocupantes, alguien me golpeó con tal fuerza, que caí inconsciente sin poder preguntar siquiera en qué diablos estaba a punto de meterme

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Fue el dolor tras la cabeza lo que me despertó. Apreté los párpados, me quejé apenas en un susurro. El aire estaba más caliente y denso de lo normal, por eso me pesó respirarlo. No podía ver absolutamente nada y las voces al fondo solo se percibían como si estuviesen tras una gruesa puerta o ventana de cristal.

¿Qué ha pasado? Fui recobrando el conocimiento junto a la energía. No podía recordar las cosas con la claridad suficiente; el dolor era cada vez más perceptible e insoportable. Tensé los labios, comencé a respirar con agitación como forma de aguantar los malestares físicos y el miedo a estar ciego y parcialmente sordo.

La superficie sobre la que estaba era plana y fría. Me dolió también el lado izquierdo del cuerpo por la posición en la que estaba recostado sobre lo que muy probablemente era el suelo. Quise confirmarlo moviéndome, pero fue mucho más complicado de lo que esperaba. Tenía las piernas muy juntas, incapaces de separarse como las muñecas a mi espalda.

El balcón vecino [BL-COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora