El balcón vecino [BL-COMPLETA]

Capítulo 46

Rodé por la cama una y otra vez, cubriéndome el rostro de vergüenza. Maldije entre pataleos y también estrellé la cabeza contra la almohada en más de una ocasión. Era estúpido, sumamente estúpido. Mis ojos apenas podían abrirse por el llanto del día anterior y poca importancia le di a ese malestar gracias a mi tan marcada dependencia.

¿En serio, Luke? ¿"Te amo"? ¿No pudiste decirle que lo querías lejos y que pronto buscarías un nuevo sitio para vivir?

Entre más recordaba aquel reciente acontecimiento, peor me sentía conmigo mismo. No servía para deshacerme de la gente por mi bien, solo cuando ya no la necesitaba y este —por obvias razones— no era el caso. Lo peor es que Moon respondió de una forma que en lo absoluto me esperaba y que había afectado bastante la seguridad de mis decisiones, mi dolor y lo que pensaba de él.

Golpeé el colchón varias veces con el puño sano, me peleé con las cobijas durante un rato para sacar toda la energía que cuatro palabras apenas susurradas me brindaron. Al cansarme, hundí el rostro en la almohada, me cobijé y respiré con agitación. Apreté los párpados para soportar mejor la bofetada de mi propia estupidez.

Tenía que ser realista, no idealista. Moon-jae me había mentido con descaro, no confiaba en mí y no parecía querer solucionar los problemas a los que me arrastraba. Cuatro palabras no podían esconder todo ese daño, mucho menos siendo tan reciente. Y claro, yo también necesitaba empezar a ordenar mis pensamientos de una buena vez por todas, aunque me doliera más que cualquier herida física.

Pero debes hacerlo en serio, Luke.

Concluía cosas realistas porque estaba desesperado, pero mi estado actual poco garantizaba éxito en ello. Si solo pensaba al aire, perdería el tiempo más de lo que llevaba haciéndolo por meses. Me tallé los ojos, dejé escapar un suspiro. No podía arreglar la vida de nadie ni esperar que una relación funcionara si no empezaba por mí y mis defectos.

Sin embargo, poco me duró la motivación cuando recordé y escuché varias veces su "yo también te amo" en mi mente. Como si el sonido de sus palabras proviniera del exterior, me llevé la almohada a la cabeza y me cubrí los oídos con ella. Tenía la esperanza de que cesaran o al menos se tornaran menos insoportables.

—No, Moon-jae. Tú no me amas. —Me hubiera gustado tener el valor para decírselo.

Pensé en voz alta esperando que también me lo creyera. Si admitía con mi propia voz cuál era mi realidad y lo que creía, quizás me sería más fácil asimilarla. Eso y todos sus errores proyectándose como la cinta de alguna película antigua.

—Justo ahora estás en camino a cogerte a otro que te paga mejor que yo. —Pude sentir el ardor en los ojos—. Y tú crees que no lo sé.

Durante la noche me ocupé con trabajo. Contesté un par de llamadas y también confirmé que al día siguiente iría a una sesión fotográfica a diez horas de distancia, en una ciudad en la costa bastante apartada. Era un plan muy fijo desde antes de Navidad y el día para partir finalmente llegó. Estaría fuera hasta el martes, con todos los viáticos pagados y haciendo lo que más me apasionaba.