Capítulo 14

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Le presté ropa para que pudiese bajar a la recepción sin excusas, y lo acompañé para verificar que lo de su extravío no fuese mentira.

Conversó con el recepcionista en chino. Después, volvió la vista a mí para decirme que las llaves nuevas llegarían dentro de un par de horas porque el cerrajero no se hallaba en ninguno de los edificios vecinos.

Mientras subíamos de vuelta a mi apartamento, decepcionados, escuché el gruñido de sus tripas y no mucho tiempo después, el de las mías. Lo invité a comer en lo que esperábamos por la copia de las llaves cuya ausencia tanto me molestó. Moon asintió apenas con un ladeo de cabeza, pero el brillo de sus pequeños y oscuros ojos fue muestra suficiente para notar lo agradecido que estaba por mi invitación.

Al no ser muy buen cocinero, le ofrecí todo en mi nevera para que se preparara lo que su talento culinario le permitiera. Una vez hechos dos simples sándwiches, volvimos a las sillas junto a mi escritorio. Comimos en el mayor silencio posible, evitando miradas.

Terminé tan pronto como pude, deseoso de escapar al balcón para fumar y evadir su presencia. En cuanto saqué la cajetilla del cajón, Moon se giró y me tomó por la muñeca.

—Deberías dejar de fumar —sugirió, en tono bajo. Miraba mi mano, no mi rostro.

—Y tú deberías dejar de inyectarte morfina. —Me libré de sus dedos en un brusco movimiento.

Tragó saliva, se encogió en su lugar. El cabello le cubrió la mitad del rostro, cual emo adolescente. Cruzó los brazos y se pasó el pulgar sobre los pinchazos en apenas un roce.

Me llevé un cigarrillo a los labios, hurgué en mi bolsillo para sacar el encendedor y fumar dentro de mi propia casa, cerca de él. No me levanté del escritorio, sino que me quedé sentado frente a mi plato vacío, con el cigarro encendido. El chico elevó la vista para confirmar lo que hacía.

—Apaga eso.

Mi apartamento pronto comenzó a oler al humo que ya estaba tan acostumbrado a respirar y que él detestaba a muerte.

—¿O qué? ¿Vas a llorar de nuevo? —Lo dije por molestar.

Solté el humo en su cara. Moon-jae cerró los ojos y trató de deshacerse del mal olor abanicándose con la mano. Cuando sus párpados volvieron a abrirse, lo recibí con una amplia —pero desafiante— sonrisa.

—¿En serio te creíste todo ese drama? —Alzó ambas cejas—. Olvidas que soy actor, Luke. Lo hice para poder quedarme en tu apartamento y lo conseguí hasta en tu cama.

Algo en mi interior insistió durante la madrugada con que esas lágrimas no podían ser reales tras no leer nada a través de ellas. Ignoré a mi consciencia por seguir a mi tan frágil corazón. Me sentí como un tonto después de escucharle. Apreté el puño por encima de la mesa.

—Me pediste que te abrazara. —El calor se sintió sobre mis mejillas, poco a poco.

Dejó escapar un breve suspiro, miró hacia un costado y después regresó sus ojos para conectarlos con los míos. A través de ellos, noté cierta seguridad, pero también su odio tan característico hacia mí.

—Y si te hubiera pedido tener sexo, también hubieras accedido. —Finalmente vi una curvatura trazarse sobre sus labios, hilarante y cínica—. Porque así eres tú, Luke.

Sentí que me faltaba el aire. No podía seguir viéndole ni un segundo más. Por más que quisiera molestar a Moon-jae, este siempre sabía defenderse y hacerme enojar primero. Di un par de caladas antes de dejar que el cigarro se consumiese a un lado. La ceniza manchó la madera.

No tuve nada que decir ante sus repentinas oraciones... porque tenía razón. Odiaba admitirlo.

—Podrás ser un cretino —Siguió, ansioso de lastimarme otra vez con las palabras—, pero también continúas siendo el tipo más manipulable que conozco.

El balcón vecino [BL-COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora