07; Jeon Jungkook

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BUSÁN, 04:17 P.M.

-¡Jungkook-ssi!- Es lo único que logro escuchar antes de sentir el impacto de mi cuerpo contra el suelo. Bueno, sumémosle a eso el tener un peso extra encima de mí.

Con esfuerzo y mucha fuerza de voluntad, aparto el cuerpo que esta sobre mí, incorporándome del mismo modo en el suelo para comprobar que, efectivamente, ese OVNI –u objeto volador no identificado- en realidad es Lisa. Una Lisa muy feliz, a decir verdad

-Jungkookie, no te vas a creer que he hecho.

Miro con ahora un poco de curiosidad como se levanta y sale corriendo –o volando- hacia los vestuarios. En fin, así es ella en realidad: una loca de remate. Veo como vuelve de la misma manera, exceptuando el hecho de que viene agitando unos sobres blancos por los aires.

Intento enfocar la vista, pero no consigo distinguir de qué se trata. Me castigo mentalmente por no haber traído mis gafas o, como mínimo, mis lentes de contacto al entrenamiento.

-¿Qué es eso?- Pregunto cuando está lo suficiente cerca de mí como para poder escucharme. Aunque por lo visto, el hacerme caso no está en sus planes, pues ignora completamente mi pregunta y se sienta en el suelo como un indio, ofreciéndome uno de los dos sobres.

-Esto, amigo mío, es una entrada al concierto de V.- Con una de sus manos hace el signo de la paz, dejándome aturdido. Incluso da un pequeño saltito en el suelo. –Y tú, como buen amigo que eres, vas a venir conmigo.

Le miro incrédulo desde el suelo, pues se ha levantado y hacomenzado a bailar a lo loco de la emoción. Casi se cae por estar moviéndose tan bruscamente, por lo que para y me ofrece una mano para levantarme. La acepto y me incorporo mientras sacudo mi trasero para limpiar la suciedad del suelo que se había quedado pegado al pantalón.

-¿Cuánto te ha costado?- Le miro dudoso mientras abro el sobre, encontrando dentro un papelito que, por los dibujitos, deduzco que es la entrada. Fuerzo la vista para ver los detalles, y me sorprendo al leer que los asientos se sitúan en la zona privada, es decir, justo en frente del escenario. Y, por si fuera poco, mis ojos se abren aún más al ver el excesivo precio de la entrada. -¿Acaso has vendido un riñón y yo no me he enterado?

-Oh vamos, tampoco hay que exagerar.- Dice entre risas y dando palmadas al aire, restándole importancia. Claro, porque gastarse más de cuatrocientos mil wones de un día para otro es como ir a comprar el pan.

Caminamos hasta el banco más cercano a la entrada de la pista para sentarnos y comenzar a ponernos la equipación. Al fin y al cabo, no puedo saltarme ninguna clase a estas alturas.

-Las compró papá anoche. Ya sabes que eres como un hijo más para él, por lo que no intentes pagarle la entrada.- Continua explicando mientras se termina de atar los cordones del patín. De repente pone una mueca de desagrado, incluso pareciendo que quiere llorar. –Es una pena que no pudiera comprarnos el Meet and Greet. Se agotaron todas en segundos.

Pausemos un momento. Por si aún no lo había explicado, LaLisa Manoban es la hijastra de uno de los empresarios más admirado de Corea del Sur, teniendo su sede en la capital, Seúl. Por su parte, Lisa no ha querido vivir una vida con tantos lujos como la que le podría brindar su padre, por lo que en cuanto pudo decidir dónde quería vivir no dudo ni un segundo en escoger ir a Busán para vivir una vida común y corriente con su abuela. Claro está, exceptuando cuando se encapricha en algo que conlleve mucho dinero de por medio.

Su padrastro, Marco P. Brüschweiler, la cuidó desde que apenas era un bebé, por lo que suele referirse a él como papá. Por si fuera poco, conozco a Lisa desde parvulario y de igual forma a su familia, por lo que siempre soy bien recibido en la familia Manoban. Una vez me propusieron casarme con ella, pues les parecía el mejor yerno que podían llegar a tener, pero me negué en rotundo al verla solo como mi mejor amiga.

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