Capítulo 11. Papá

3.7K 168 10
                                    

- ¿Qué clases te tocaban hoy? -aunque lo sabía perfectamente ya que solo hacía un par de días había estado haciendo los carteles de las clases, quise romper el silencio y empezar una conversación en aquel ya monótono y habitual almuerzo.

- Todo niños -refunfuñó Mimi

- ¿Que te pasa con los niños? -pregunté curiosa- ¿No te gustan?

- Hay algunos muy pesados -me respondió escuetamente- Además -continuó- apenas puedo innovar y hacer pasos difíciles, es un nivel muy básico.

- Claro -respondí dandole la razón a Mimi.

- Me gusta más dar clases a gente de nuestra edad.

- ¿Y no lo haces?

- Alguna vez -bebió un sorbo de agua- menos de lo que me gustaría -añadió.

- ¿A que hora empieza la clase?

- A las 4 y media.

- Pues son en punto -le avisé.

- Joder! Y todavía tengo que prepararme.

- No te preocupes! Ya arreglo yo la cocina -le dije para que se calmase- pero ey! -le dije viendo sus intenciones de levantarse- Termínate tu plato.


🖤🖤🖤


- ¡Otra vez igual! ¡Vaya mierda de programa! -dijo Mimi rindiéndose ante la tecnología una vez más.

- ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? -pregunté apresurada mientras me acercaba dónde Mimi tenía el iPad.

- Esta mierda no se conecta -dijo Mimi de muy mala gana.

- A ver, dejame ver... -cogí el iPad y comprové las credenciales para entrar al programa- Falta un 0, espero que sea eso... -dije mientras lo añadía al código- Sí, exacto, ¡ya está!

- ¡Si es que soy tonta! -exclamó Mimi

- Ahora cuando quieras empezar dale al micro y a la cámara y empezará a emitir -le expliqué- Yo me voy a terminar con los platos.

- Gracias Ana! -dijo Mimi bastante agobiada mientras cogía el iPad de nuevo y lo recolocaba- Tres, dos, uno Hola? Hola?

- Hola! -se escuchó una voz al otro lado del aparato que no logré identificar.

- ¡Buenas tardes chicos y chicas! ¿Estamos todos? Siii Pues vamos a empezar con el tema de hoy. Yo lo pongo y os enseño el baile y luego hacemos los pasos poco a poco. Como siempre.

Empezó a sonar la música, que no supe cuál era, pero estaba muy segura que era de lo último que había salido y, de no estar cerradas, sonaría en todas las discotecas. Terminé de secar los platos y guardarlos y decidí coger mi cuaderno y mi móvil, y sin hacer mucho ruido, meterme en la habitación. Estaba algo cansada, por lo que opté para dejar el trabajo para otro momento y decidí llamar a mi padre, ya que hacía días que no hablaba con él.

- ¿Papi?

- ¡Hola mi niña! ¿Cómo están? ¿Todo bien?

- Eso ustedes, aquí todo perfecto. ¿Está toda la familia bien?

- Sí mi niña, te echo mucho de menos, y pensar que nos íbamos a ver la próxima semana después de 4 meses...

- Ya papá, yo también tenía muchas ganas -des de que vivía en Madrid solo había viajado a Tenerife 1 vez, por Navidad. Y, aunque volví allí después de medio año, Agoney, mi hermano y mis padres me habían venido a visitar en verano y en otoño. Ahora, ya hacía 4 meses que no los veía a ninguno de ellos, regresé a Madrid el 30 de enero, porque el día 2 ya trabajaba y quería celebrar nochevieja con mis amigos de Madrid, entre ellos Mimi. Y no me arrepentí, y aunque en muchas ocasiones extrañé mi tierra y mi gente, ahora me daba cuenta de la realidad de vivir a tantos kilómetros de los tuyos- Pero ya nos veremos, seguro que muy pronto!

- Claro que si mi niña! Y tu amiga, ¿cómo está Mimi? -mi padre, al igual que yo, tenía mucho cariño por Mimi. Él y yo teníamos una relación muy estrecha y nos lo contábamos absolutamente todo, o por lo menos hasta aquel momento, así que desde que conocí a Mimi le hable de ella y de nuestros planes, al igual que le hablaba del resto de mis amigos en la capital, y cuando vino a verme por primera vez a Madrid quiso conocerla y se llevaron de perlas. Mi padre sabía que ahora estábamos viviendo juntas, y como no, le pareció una idea estupenda des del primer momento.

- Bien, ahora está trabajando, está haciendo una clase on-line.

- ¡Anda! ¡Que bien! ¡Mira como se apaña la muchacha! ¿Y tu? 

- Aquí ando, en la habitación, descansando, para no molestarla.

- Así me gusta, que descanses, ¡por que te lo mereces! Hace días que no me cuentas nada, ya sabes, de tu nuevo amigo, ¿cómo se llamaba?

- Mmmm -sí, a veces me arrepentía de hablar de absolutamente de todo con mi padre porque ocurrían cosas como estas. Él me preguntaba que había hecho, y yo le decía que había ido a cenar con un amigo y él hacía su propia interpretación de los hecho- no papá, eso ya fue, ni siquiera llegamos a salir... y no, no somos amigos -añadí- No sé nada de él, y mira mejor -zanjé.

- Bueno mi niña, lo que tu creas mejor para ti, yo siempre te apoyaré, ya lo sabes.

- Claro papá.

- Me da igual si tienes novio o no tienes o, mira lo que te digo, como si tienes novia, yo siempre te querré y te apoyaré en todo. Tu lo sabes ¿verdad mi niña?

- Sí papi, ¿porque dices eso?

- Nada mi niña, que te echo mucho de menos y no quiero que te olvides de mi.

- Claro papi, cómo me voy a olvidar de ti con lo que yo te quiero.

- Yo más mi niña, ¡chao!

- ¡Chao!

Las palabras de mi padre me dejaron algo confundida, a pesar de que yo nunca había cuestionado mi sexualidad hasta hace apenas unas semanas, en mi casq nunca hubo problemas o malos comentarios hacía los que no eran heteros, es más, mi mejor amigo de la infancia, Agoney, era gay, y en mi casa todos lo adoraban. Por un momento, pensé que había estado hablando demasiado de Mimi, y mi padre, que me conocía a la perfección, habría pensado que me llamaba un poco más que la atención; también penséen  que Agoney se hubiese ido de lengua con mi padre, pero descarté esa opción enseguida; solo me quedaba la opción más tonta pero más probable, que mi padre hubiese visto un documental o leído una noticia sobre educar en la diversidad y hubiese decidido ponerlo en práctica, algo nada extraño en él.


Lunes 23 de marzo - Día 10 de confinamiento


Atrapadas en Madrid | ‪WARMIOnde histórias criam vida. Descubra agora