Capítulo XII

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Despertó encontrándose en una habitación de hospital en la que parecía estar casi aislada. Su rostro estaba cubierto por una mascarilla y a su lado, sentada en silencio mientras revisaba sus signos vitales se encontraba Tsunade. La mujer volvió su mirada color miel a su discípula al oírla emitir un leve siseo y preguntó si estaba ejerciendo demasiada presión en su brazo. Sakura se aclaró la garganta y negó suavemente, respondiendo apenas en un susurro que el pecho le molestaba al respirar. No sentía sin embargo que le faltase el aire sino que en realidad le provocaba una sensación incómoda inhalar. La Quinta Hokage apoyó su mano sobre el pecho cubierto por una sencilla camiseta delgada color blanco sin mangas y le pidió que lo intentara nuevamente mientras comenzaba a aplicar de manera gradual su Chakra. Al percatarse de que la molestia empeoraba más que ceder la mujer apartó su mano y afirmó más que preguntar que temía que había sufrido alguna especie de lesión ósea que le dificultaba la respiración. Haruno asintió, recordando en ese instante que efectivamente había tenido un choque bastante fuerte en su último entrenamiento. Sin embargo, no había mencionado una palabra al respecto a su familia. Ni siquiera a Shizune. Cuando acabó de relatar aquello a Tsunade, la rubia frunció ambas cejas reclamándole más que solo advirtiéndole que debió haber informado a alguien al respecto considerando que se encontraba en un estado de salud delicado aun a pesar de sus esfuerzos y los de Naruto. La pelirosa asintió seriamente mas no se disculpó sino que en cambio le recordó que era un ninja de Konoha. Era plenamente consciente de las situaciones a las que se expondría ya fuera en su trabajo como durante un simple entrenamiento con un grupo de Jōnin. Dejó escapar un par de jadeos y luego tosió dentro de la máscara. Sangre. Tsunade entonces la retiró al percatarse de que la tos no sólo se hacía cada vez más intensa (y reseca) sino que de hecho parecía estar ahogándose en su sangre. Tomó un paño empapado más que humedecido y cubrió con él su rostro hasta que aquel ataque repentino comenzó a ceder paulatina y dolorosamente.

- Lo... lo lamento... Tsunade-sama...-. Se tomó el pecho apretando los ojos y murmuró -Duele... demasiado aun... Tengo la impresión de que... esto no haya sido solo un golpe...

- Algo definitivamente debe estar roto...

Dijo Itachi Uchiha llamando la atención de la Hokage. La mirada color miel de la mujer se disparó literalmente hacia los ojos negros del hermano de Sasuke exigiendo una respuesta o una explicación tan solo con ese gesto. Uchiha suspiró pesadamente y respondió que al parecer un grupo de aspirantes a Jōnin creyó prudente desafiar a sus tutores simplemente bajo la -acertada- presunción de que solo uno de ellos (Haruno) posee actualmente ese rango. Sin embargo a pesar de que efectivamente estaban en lo cierto respecto de ello habían ignorado categóricamente un detalle no menor.

- Al parecer sin embargo obviaron el hecho de que se trataba de dos usuarios extremadamente habilidosos de Genjutsu... Tsunade-sama; por favor no se atreva a utilizar nuevamente su ninjutsu médico. Yo mismo resolveré esto aunque deba llevar a ese par de ineptos ante el Hokage...

La frustración era tan evidente en sus facciones, su postura y su voz que ninguna de las dos mujeres se atrevió a decir una palabra por varios segundos. Hasta que finalmente Sakura abrió sus jades como si acabara de recordar algo y preguntó si había ya recibido atención en su brazo y ojo derecho o si necesitaba de Shizune para ello. Solo en ese instante Tsunade notó que Itachi tenía su ojo derecho completamente cerrado y con una pequeña herida apenas por debajo de su ceja mientras que su brazo derecho permanecía tenso a un costado como si estuviera adormecido. El Uchiha sacudió la cabeza y explicó que, de hecho, Shizune no permitió siquiera que la llevara a la sala de emergencias sin antes examinarlo. Tenía una ligera molestia aun en su ojo y por ello lo mantenía cerrado. Respecto de su brazo, la discípula de Tsunade le había aplicado un calmante y era probable que no recuperara la movilidad normal al menos por un día más. A pesar de su propio malestar y debilidad, su cuñada no pudo evitar la sonrisa que se dibujó en su rostro.

Forever At Your SideWhere stories live. Discover now