Capítulo X

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Mansión Hokage, dos años después...

- Hokage-sama...

Pronunciaron, al mismo tiempo y mientras se arrodillaban frente a la mujer tras el inmenso escritorio los últimos dos veteranos que aún permanecían al servicio de Konoha. En otras palabras, los últimos dos miembros de la generación anterior a la que pertenecieran los padres de Sarada Uchiha y su ahora consejero, Shikadai Nara. El hombre de curiosos ojos pardo-verdosos (una perfecta mezcla entre los castaños de su padre Shikamaru y su madre Temari) alzo la vista particularmente en dirección del más joven entre los dos 'veteranos'. Itachi Uchiha acababa de ser designado como nuevo Capitán de ANBU -de manera temporal, según su propia decisión- después de que el padre de su mejor amigo Inojin Yamanaka sufriera un severo accidente durante una misión. De hecho, no le tomó demasiada reflexión a Shikadai Nara el darse cuenta de que Itachi Uchiha esperaba, más allá del en apariencia calmo semblante en su rostro deshacerse del shinobi que pudo haber arrebatado no solo las vidas de su superior sino además las de los dos Jōnin a su cargo.

- Itachi-kun...

Llamó entonces el hombre de cabello negro recogido al igual que su padre Shikamaru en una coleta ajustada a media altura. El shinobi de ojos escarlatas alzó la vista al frente y esperó en silencio a que el ahora consejero de su sobrina y Octava Hokage acabara de hablar. Este asintió agradeciendo el gesto del mayor y simplemente informó que Konohamaru y sus antiguos compañeros Moegi y Udon acababan de regresar de los alrededores de la aldea con su reporte. No había pista alguna del paradero tanto del Séptimo Hokage como de su hijo. De hecho, agregó mientras observaba de soslayo a las dos mujeres junto a él -Sarada y Tsunade-, su hermano Sasuke había salido apenas minutos después del regreso de Konohamaru y su equipo a buscarlos. Eso era precisamente para lo que les necesitaba a ambos. No quedaban en la aldea más shinobi disponibles que su padre Shikamaru y Chouji Akimichi además de su madre Temari entre los más experimentados, puesto que Sarada había dispuesto, en una decisión en su opinión sumamente lógica que su madre Sakura, Ino Yamanaka y Hinata Hyuga permanecieran a la espera de los posibles heridos. Dos Jōnin se encontraban ya a cargo de Sai. El tercer miembro del Equipo 7, Mitsuki junto a Chōchō Akimichi, la mejor amiga de la Hokage. Sin mencionar a Shizune, la discípula más antigua de la Quinta Hokage.

- Permítame entonces alistar a alguien fuera de aquí, Shikadai-san... -dijo seriamente Itachi mientras se ponía de pie -Y no permita a nadie abandonar la aldea mientras tanto... Hokage-sama; si corresponde que sacrifique nuevamente mi vida en su nombre lo hare con gusto. Después de todo, nada me unía a Sarutobi mas allá de mi deber como shinobi de Konoha... Usted en cambio es mi familia. Usted, el Séptimo y su hijo...

Se inclinó respetuosamente dándoles la espalda sin permitir cuestionamiento alguno por parte de ninguno de los presentes. Y curiosamente ninguno atinó a reprochar su actitud. Especialmente Tsunade y Kakashi, los mayores allí. Sin embargo, una vez que el mayor de los Uchiha abandonó la sala para dirigirse a la unidad médica en que se encontraba Sai, Sarada finalmente dirigió una mirada inquisitiva al hombre cuyo rostro estaba cubierto por una máscara negra. Kakashi supo sin que la mujer de cabello ébano abriese la boca qué quería preguntarle. Y por qué exactamente a él. Suspiró sacudiendo la cabeza y respondió:

- Él mismo lo dijo. Alguna vez, a sus jóvenes 11 años hasta los 13, fue un miembro de ANBU. Sin importar quién sea el Hokage, para él es su máxima autoridad y así lo sera hasta el fin de sus días... Sin mencionar que, como también lo aclaró perfectamente, tu eres su familia. Entregaría nuevamente su vida mientras que eso asegure que nada ni nadie pueda hacerte daño. Lo ha hecho por Sasuke aun cuando este solo buscaba asesinarlo. Lo hizo por Naruto sin siquiera conocerle...

- Deténgase, Sexto...

Dijo la joven Octava Hokage bajando la vista con su Mangekyō activado y su mirada completamente cristalizada. En ese instante alguien golpeó a la puerta. Como si de una horrenda pesadilla se tratase, cuando Kakashi abrió la puerta debió prácticamente atajar a un inconsciente Boruto Uzumaki mientras que quien lo sostenía no se encontraba en mejores condiciones. Este era nada menos que su maestro Sasuke Uchiha. De hecho, el peliblanco tenía la impresión de que, si el hombre de cabello ébano se mantenía de pie era solo para no alarmar más aun a los presentes. Alzó su único ojo visible con su Mangekyō activo a su antiguo maestro y musitó entre jadeos que había podido encontrar a Boruto, sin embargo desconocía aun el paradero de su mejor amigo y Séptimo Hokage. Su hija Sarada y Tsunade se acercaron rápidamente a ellos y mientras que la mujer de cabello rubio recogido en dos coletas y ojos azules ayudaba a Kakashi a sostener al mayor de los Uchiha, la menor, aun con su propio Mangekyō activado hizo lo propio con su esposo Boruto. Sasuke intentó ponerse de pie hasta que sintió una especie de corriente eléctrica atravesar su espalda obligándolo a inclinarse hacia adelante.

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