Capítulo 32

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Michael se levantó del sofá ese domingo en la mañana cuando escuchó bien temprano el timbre de su casa, sabía que esa no era Camila porque de ser ella la niña hubiese tocado el timbre incontables veces hasta que le abrieran la puerta, así que extrañado se levantó dejando las noticias a un lado y se dirigió hacia la puerta. Se asomó por la ventana y se llevó la impresión de su vida al observar a Alejandro con su típico traje de cura esperando a que le abrieran, ¿a caso le había pasado algo a Camila? ¿Que hacía Alejandro ahí? El abrió la puerta rápidamente.

—¡Alejandro! ¿Que te trae por aquí? ¿Está bien Mila? —Le preguntó un poco exaltado.

Algo en el pecho de Alejandro se apretó, parecía que Mike se llevaba con su hija mucho mejor que el mismo.

—Buenos días comisario. Y sii, Camila está bien. Está dormida. —El le contestó y fue ahí donde Mike frunció el ceño.

¿Entonces a que había venido?

—Oh, okay. Entonces, ¿qué lo trae por aquí? —Le preguntó extrañado, pues Alejandro nunca visitaba y desde que habían comenzado a suceder las cosas entre sus hijas se había perdido el contacto casi por completo. El mexicano apretó sus labios y cerrando sus ojos suavemente tomó una respiración profunda.

—Michael, yo–  Vine a hablar contigo, esto es algo que yo jamás en diecinueve años me imaginé que haría, pero henos aquí. —Respiró nuevamente y Michael sabía que no era nada bueno e intuía que a lo mejor era por sus hijas—Michael yo vine a pedirte que por favor hablaras con Lauren porque no quiero que pase más tiempo con Camila.

—¿Qué? —Michael preguntó confundido y un calor en su cabeza se comenzó a instaurar.

—Mike yo no tengo nada en contra de ti ni de tu hija, pero no soy tonto, yo sé muy bien que entre Lauren y Camila pasa algo más allá de mi entendimiento, yo se que lo que hay entre ellas es más que una amistad y yo no quiero eso para mi hija. Ella no me ha dicho nada al respecto, pero yo lo siento, porque ella no es la misma que era antes de conocer a Lauren. Ante los ojos de Dios eso no está bien y... yo no quiero que mi hija vaya por el camino contrario a los mandamientos. —El mexicano le dijo antes de respirar fallidamente—Sé que Camila ha sido más feliz que nunca desde que conoció a tu hija y eso lo agradezco, porque ella siempre había vivido en una burbuja y a lo mejor ella era lo que necesitaba para entender un poco más el mundo allá fuera, pero ya esto salió de mis manos Michael.

—Alejandro–

—No, espera. Mira, Camila es una mujercita, es una chica madura, tiene el mundo a sus pies, un hombre que la quiere y quiere pasar el resto de su vida con ella porque eso fue lo que me dijo, es la única heredera a todo lo que tengo y quiero que haga las cosas bien. Estoy asustado de que sea tu hija quien tenga estos sentimientos por ella y no permita a Camila hacer las cosas como son. —Terminó soltando el aire que llevaba guardado en su pecho. Esta vez fue Michael quien tomó la bocanada de aire.

—Mira, Alejandro. Entiendo las cosas que me dices, entiendo tu punto de vista, pero yo no lo comparto. —Admitió formando una línea recta con sus labios—Lauren y Camila tienen esta conexión que para mi fue tan apasionante desde el primer momento en que la vi. El como se miran, como se tocan como si la otra fuera tan delicada que pudiera romperse, la comprensión y el apoyo, la seguridad que le trasmite la presencia de la otra. —Michael respiró—Alejandro, no te puedo decir si mi hija o la tuya van a ir al infierno porque no lo se, pero sabes, si van al infierno por quererse me atrevería a decir que Dios es un injusto, un idiota, un malvado y un inservible porque no entra en mi cabeza una razón por las cuales enviaría a dos ángeles al infierno solo por amarse.

—Michael tú no lo entendería yo llevo toda mi vida en la iglesia, yo–

—No Alejandro, tú sabes que no llevas razón y que es indefendible. Yo no soy como tú, no le digo a mi hija con quien debe salir o a quien debe amar, mi hija es más feliz de lo que nunca ha sido en veinte años y no voy a quitárselo, no le voy a quitar a Camila y si Camila quiere seguir viniendo a casa a escondidas, si quiere seguir compartiendo con Lauren y conmigo siempre será Bienvenida, siempre la recibiré y la trataré como una hija más porque quien ame a mi hija de la forma en la que ella lo hace para mi tiene el mundo ganado. —El finalizó firmemente y los ojos de Alejandro se cristalizaron.

Heavenly Desire (camren)Where stories live. Discover now