- La audiencia ha decidido que, con un 52% de los votos, el concursante que debe seguir ena academia sea...
Roberto estaba a punto de dar el veredicto y desde que había empezado hablar parecía que mi corazón había dejado de funcionar.
El silencio previo al nombre final parecía que está vez era más largo de lo habitual, aunque seguramente sólo fuera mi percepción.
Dos meses después de que el programa sufriera un parón obligatorio debido a una pandemia mundial, habíamos conseguido retomar el concurso.
La cadena había decidido hacer algo parecido a la gala 0, donde los concursantes se presentan al público cantando una canción escogida por los propios concursantes.
En esta ocasión la gala de nuestro regreso consistía en esclarecer que concursante lograba salvarse de la nóminacion. Mientras los demás participantes no estábamos en peligro, esta noche no habría nóminaciones y nuestra única función era interpretar nuestra canción lo mejor posible.
Cada uno de nosotros tuvo que prepararse su canción en casa y solo un día antes de la gala tuvimos la oportunidad de hacer un ensayo general en plató.
La noche anterior, nos hospedaron a todos en el mismo hotel donde nos quedamos antes de entrar a la academia por primera vez. Y aunque todo parecía volver a la normalidad lo cierto es que ya nada era igual.
Desde que Noemi nos avisó del regreso del programa sentía que no había vuelto a respirar con normalidad. Un nudo desagradable consiguió instalarse en mi estómago y desde entonces no podía ser yo misma.
Solo esperaba que Roberto dijera el nombre correcto para que esta noche cuando regresará a la academia aquel mal estar hubiera desaparecido.
- Hugo.
Aquel fue el resultado que Roberto anunció y aquel no era el nombre correcto.
Aunque hace tan solo dos meses hubiera dado la vida porque el presentador solo dijera su nombre una y otra vez salvandole de la nóminacion, ahora, como ya había dicho, todo era diferente.
Poco o nada quedaba ya de nuestra amistad, aunque ambos nos empeñaramos en aparentar que todo seguía igual.
Lo cierto era que en estos dos meses Hugo y yo solo habíamos hablado un par de veces, una de ellas fue en un directo suyo en Instagram y la otra la noche anterior, cuando quiso saber mi opinión sobre la canción que había escogido para defender su nominacion y le dije que me parecía una buena idea que esta vez hubiera optado por cantar algo flamenquito.
Y fue la decisión correcta. Esta noche Hugo se había lúcido y si solo teníamos en cuenta el nivel musical era él el que merecía quedarse.
Yo estaba feliz por él y no pude evitar abrazarlo levemente, junto a mis compañeros, cuando después de la ovación del público, Roberto le indicó que se uniera a nosotros.
Siempre habría una parte de mí que se alegraría de que Hugo siguiera cumpliendo su sueño, pero había otra parte. La parte egoísta que era consciente de que todo hubiera sido más fácil si hoy él hubiera vuelto a su casa.
- ¿Estás bien? - preguntó tras sentarse a mi lado aprovechando que el programa acababa de poner un video recopilatorio de los mejores momentos de Gérard. - Cualquiera diría que querías que se quedara Gérard antes que tú hermano pequeño. - agregó dando un leve apretón a mi pierna, mientras sonreía como si todo estuviera bien.
Y aquel era el verdadero problema. El echo de que para Hugo nada había cambiado y para mí nada era lo mismo.
Nuestra amistad era perfecta, hasta que como una idiota me enamoré de él y tuve que joderlo todo.
